Yo Campesino / ¿Maldita corrupción?

  • Deuda, polarización, pudrición, incapacidad, complicidad ¿De quién?

Miguel A. Rocha Valencia

 

De plano no hay un ápice de vergüenza en la 4T especialmente cuando se trata de rehuir responsabilidades, reconocer errores o cubrir incapacidades o complicidades de todo lo cual insisten en culpar a un pretérito que la verdad, con todas su fallas y trapacerías fue mejor, sobre todo por la inexistencia del clima de polarización que hoy, causa muchos muertos.

Y es que como sucede en toda organización criminal que se respete, queda confirmado que en la 4T no hay testigos porque todos son cómplices, tan es así que en el cartel del oficialismo no se dejan cabos sueltos y en la empresa criminal, se mueren los que saben demasiado o intentan rajarse.

Lo peor de todo es que quien menos culpa tiene debe lidiar con todo el paquete y enfrentar lo inocultable de la ¡Maldita herencia! No de los neoliberales sino del patriarca de la tribu que le entregó no un bastón de mando sino un cartucho de dinamita.

Porque maldecir deudas idas que resultan de juguete frente a las monstruosas que se construyeron en seis años de transferencias billonarias a Pemex y a la “soberana” para compra de agradecimientos y popularidades no pasa de ser un recurso que ya se volvió gastado, recurrente e increíble incluso para los cuatroteros más obstinados y “agachones”, la retórica ya no llena huecos en el pantano de corrupción y las complicidades criminales revistadas de una impunidad cínica, que se hace pública y burda.

No hay dónde esconder tanta pudrición; años atrás lo dijimos en este espacio: corrupción y deuda escondidos debajo de la alfombra; ahí los acumuló el Peje y hoy es tanta que ya no cabe, salta y salpica a todos los del cártel y mata o suicida a más de uno, como al capitán Abraham Jeremías Pérez, al contraalmirante Fernando Rubén Guerrero o desaparece a otros como al “Capitán sol” Miguel Ángel Solano Ruiz y a algunos mandos los blinda con etiqueta de inocentes, casi casi víctimas ignorantes como al exsecretario de Marina o a un expresidente que decía saber “todo”.

Bueno, hasta de borran grabaciones o “fallan” oportunamente sistemas de videovigilancia “inteligentes” que cuestan cientos de millones de pesos como los de Global Voip y Sepiver S.A cuyo personal fue apercibido de no hacer comentarios en torno a esos “fallos”, en especial del “suicidio” del capitán Jeremías Pérez.

Sin remedio se traslapan los escándalos, unos a otros se cubren, el robo fiscal que alcanza miles de millones de pesos y se reconoce como el mayor acto de corrupción en la historia moderna del país supera en dimensión, hasta hoy el de Adán Augusto López Hernández y sus complicidades con La Barredora y sus implicaciones con el huachicol, donde para colmo se enlazan otros cuatroteros como Mario Delgado y su benefactor “El Rey” Sergio Carmona.

De ahí saltamos al apoyo criminal a campañas políticas locales, estatales y federales, a gobernadores y munícipes, legisladores y esto supera a los casi 20 mil millones de las diversas etapas de atracos en Segalmex y sus ramificaciones en negocios de despensas para campañas y relaciones con Venezuela.

Luego nos brincamos a la maldita deuda neoliberal superada con creces por el despilfarro, corrupción e ineptitud de la 4T que cuadruplicó los montos y transferencias de “apoyo” para levantar a Pemex convertida en un hoyo de pudrición que implica, otra vez a la familia presidencial con casas de Texas, transferencia de recursos y entrega de contratos que “obligan” a perdones fiscales por casi un billón de pesos y transferencias tramposas para cubrir desfalcos, pérdidas e ineficiencias y transferir dinero fiscal a débitos de petróleo para solventar a proveedores e intereses utilizando bonos de Hacienda y fondos de la banca pública.

Maldita deuda. Y en medio de todo, la confrontación con un pasado que fue menos ominoso a la luz de los hechos, ese enfrentamiento que ya genera violencia ante la impotencia que causa la imposición, el fraude y la soberbia, la cerrazón y negación a quienes piensan diferente. Lo vimos al cierre de la Permanente y lo observamos en las calles donde las confrontaciones incluso de ciudadanía u autoridad son cosa de todos los días. Estamos enojados, polarizados.

Pero eso no importa al oficialismo que está en lo suyo especialmente a la hora de justificar fracasos que se atribuyen al maldito pasado donde el crecimiento a pesar de todo siempre estuvo por el dos por ciento y hoy ya sin instituciones que registren los datos creíbles, intentan convencernos de un jauja que sólo existe en la demagogia del discurso palaciego.

Aquellos robaron o dilapidaron pero no llegaron a los niveles de asesinatos ni a los muertos por falta de atención médica de hoy como tampoco a los límites de una deuda que se vuelve inexplicable, histórica e impagable que llegará al final de sexenio a los 25 billones de pesos sin que se refleje en bienestar u obras de inversión pública porque hasta los trenes serán chinos de Zhuzhou, el AIFA-Pachuca donde, además, se encierran grandes dosis de demagogia y corrupción.

Si, maldita deuda.

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