Ebrard golpea primero en una precampaña anticipada que agita a las bases morenistas
Ahora sí se destapó la botella soltando las corcholatas al aire. Los aspirantes a suceder a López Obrador en Morena son de sobra conocidos, pero el presidente ha pisado el acelerador y el nivel electoral ha subido la temperatura meses antes de los plazos oficiales. Otra vez. Marcelo Ebrard, segundo en las encuestas, ha querido ser el primero en salir de esta nueva meta, abandonando su puesto de trabajo actual este lunes. Entró a Palacio Nacional de traje y salió en camiseta de precampaña con mensaje: Sonrían, todo va a estar bien; una declaración: “Yo a Palacio Nacional no vuelvo hasta 2024″; y una primera puya: “Mi plan b es invitar a Claudia Sheinbaum como secretaria de Gobernación”. Ebrard sabe que las semanas que siguen son cruciales para él, el único que puede acortar espacio en la carrera contra la alcaldesa de la capital, primera en los sondeos. El 28 de agosto, cuando empiece a levantarse la encuesta interna de Morena para definir al candidato ganador, las cartas estarán echadas, pero aún hay margen para las sorpresas.
López Obrador tiene la batuta y la agita in crescendo. El partido que lidera libra estos días una carrera contra sí mismo: primero se ha escenificado la unidad, imprescindible para no dar al traste con la ventaja morenista que asfixia a la oposición. El segundo golpe de batuta ha sido la petición expresa del presidente de que todos aquellos que quieran posicionarse en la meta abandonen sus cargos ya, y tercero, el anuncio de una encuesta única en el partido acompañada de otras independientes para cotejar resultados. Ebrard se ha sumado rápido al reclamo de dejar la cancillería y también se ha saltado el mandato de no acudir a los medios de comunicación desafectos con el Gobierno. Antes de presentar su renuncia, habló con el programa matutino de Ciro Gómez Leyva, uno de los periodistas más criticados por el presidente. Ya ha dicho que dialogará con todo aquel que le invite a ello.
La carrera presidencial ha comenzado. En un movimiento de arrastre, Claudia Sheinbaum ha anunciado que deja la alcaldía capitalina este viernes con un acto de rendición de cuentas de fin de mandato en el Monumento a la Revolución, que puede traducirse en un primer mitin electoral o preelectoral. Y el tercero en liza, Adán Augusto López, con un cargo muy vistoso al que sacar mucho partido por todo el país, también se ha aprestado a renunciar el viernes a la Secretaría de Gobernación, que le proporcionaba dos elementos vitales: recorridos por los territorios como segundo en el Gobierno y una imagen de representación del presidente como ninguna. Ricardo Monreal, a quien ya se le ha visto sacando sus cosas del despacho del Senado, también abandona y tampoco le viene muy bien, porque todo su altavoz político dependía de la Cámara alta.
La oposición sigue maniatada en una alianza de partidos que todavía tiene que definir el proceso para designar un candidato y lograr que arraigue. Son varios los que se han postulado, pero el resultado final es muy incierto. Movimiento Ciudadano, la única formación que no ha querido unirse a ese barco, “el Titánic”, lo llamó el coordinador general Dante Delgado, también se ha mostrado pesaroso por los movimientos de Morena, que concentran en este partido todo el movimiento electoral. Acusan a López Obrador de entrometerse ilegalmente en la campaña electoral y a su partido de saltarse los plazos oficiales: “Son cinco meses de ventaja ilegal, es un precedente gravísimo”, ha criticado el coordinador de los naranja en la Cámara de Diputados, Jorge Álvarez Leyva. Movimiento Ciudadano está interponiendo múltiples denuncias ante el Tribunal Electoral y el Instituto Electoral porque entienden que el proceder de Morena incumple la ley que obliga a los partidos a iniciar su precampaña, es decir, los procedimientos internos, la tercera semana de noviembre del año anterior al electoral.
Pero el rodillo morenista sigue girando imparable, concediendo a los candidatos horas cruciales para darse a conocer por tierra, mar y aire en las próximas semanas, previas a la celebración de la encuesta. El 6 de septiembre anunciarán quién ha salido ganador y no habrá réplicas ni contrarréplicas, así lo han acordado todos en su gesto de unidad. Ebrard y Monreal, quienes se mostraron en estos meses más recelosos con el proceso de encuesta, están ahora conformes con lo decidido, una sola consulta con preguntas múltiples sobre los atributos de cada candidato cotejada con otras iguales que levantarán casas privadas. Que nadie proteste después.
Rendidos todos ante el presidente López Obrador, pieza clave para conquistar al electorado que quiere continuidad en la política y los proyectos de la Cuarta Transformación, los candidatos inician ya su carrera interna. El creyente Monreal ha anunciado la visita a varios santuarios para pedir apoyo celestial en esta batalla. Adán Augusto López ha hablado de “campaña” este mismo viernes y Sheinbaum tendrá su particular mitin. Será el viernes de Morena, que el ya excanciller tomó por adelantado con una camiseta que rememoraba el eslógan de López Obrador en 2006: “Sonríe, vamos a ganar”. Nadie se arriesga a caminar fuera del paraguas del líder y su proyecto. Tampoco la oposición, que sigue enfocando su lucha electoral contra un presidente que dejará de gobernar el año que viene.
Con información de El País