Culiacán, Sinaloa, a 11 de abril de 2025.
En Mexicanos Primero Sinaloa expresamos nuestra profunda preocupación por
la situación de violencia e inseguridad que se vive en distintos municipios de la
entidad, donde niñas, niños y adolescentes están dejando de asistir a la escuela
debido al miedo, la incertidumbre o la falta de condiciones mínimas para garantizar
un entorno seguro.
Durante este ciclo escolar, el observatorio de medios de Mexicanos Primero identificó
que, hasta enero de 2025, la inseguridad propició la pérdida de al menos 30 días de
clases, sin considerar los descansos obligatorios ni las sesiones de Consejo Técnico.
Además, se sigue acumulando ausentismo, como es el caso de Mocorito donde el
porcentaje de asistencia de los alumnos disminuyó a un 40%, o Choix donde también
se tiene baja asistencia escolar.
Sabemos que, tanto la autoridad educativa como las comunidades escolares, han
realizado esfuerzos para garantizar el derecho a la educación, incluso en medio de
la crisis de inseguridad que se vive en distintas regiones. Estas acciones reflejan el
compromiso por mantener a la escuela como un espacio seguro y de aprendizaje. No
obstante, la magnitud del reto exige redoblar esfuerzos y avanzar hacia una respuesta
más decidida y coordinada que asegure que ninguna niña, niño o adolescente quede
excluido de aprender por miedo o por la falta de condiciones mínimas de seguridad.
La violencia es un fenómeno complejo que requiere respuestas integrales y la
colaboración de distintos sectores. Aun así, hay acciones concretas que son
responsabilidad directa de las autoridades educativas. Se requieren estrategias claras,
contundentes y sostenidas, que pongan en el centro el bienestar, la permanencia
escolar y el aprendizaje de las y los estudiantes.
Frente a esta realidad, apelamos por una autoridad educativa que actúe, escuche

y resuelva este tema. En ese sentido, la responsabilidad de la autoridad educativa

tendría que enfocarse en:

l Diseñar e implementar estrategias flexibles y focalizadas que permitan a los

estudiantes recuperar los aprendizajes perdidos tras interrupciones o ausencias

escolares.

l Brindar acompañamiento emocional a estudiantes, docentes y familias,

reconociendo las consecuencias negativas que los contextos de violencia generan

en la vida escolar.

l Brindar a docentes y directivos acompañamiento, formación y respaldo institucional

que les otorgue estrategias y herramientas para la continuidad pedagógica y

protección ante situaciones de inseguridad.

l Generar espacios de diálogo y colaboración con las comunidades escolares,

organizaciones de la sociedad civil y otras instancias públicas y privadas, para

sumar esfuerzos y trabajar activa y colaborativamente en la atención de este

problema.

Desde la sociedad civil reiteramos: la educación no puede ser rehén de la violencia.

La escuela debe ser refugio, contención y esperanza, por lo que se requiere unión,

voluntad y trabajo conjunto. La tarea y el escenario es difícil, pero hay responsabilidades

que sí están en las manos de la autoridad educativa atender.

 

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