Estudiantes y docentes de Escuinapa recuerdan lo que les ocurrió aquel 2 de mayo de 1996 en el ahora Pueblo Mágico.

Estudiantes y maestros se levantaron temprano ese día en Escuinapa para trasladarse a la UAS, en Mazatlán, y a unas comunidades ubicadas en el norte de El Rosario. Era el 2 de mayo de 1996 del siglo pasado.

Eran las 6:15 de la mañana de ese día inesperado, parecía tranquilo, común, habitual, nada extraordinario.

El camión en el que se trasladarían los esperaba desde hacía 20 minutos con el motor encendido, algunos pasajeros aprovecharon para comprar tacos de camarón para el desayuno.

A las 6:30 partieron de la Perla Camarones y en 10 minutos, al llegar a la gasolinera de El Rosario por el carril sur-norte, no daban crédito. El chofer detuvo el camión y la gente comenzó a bajar.

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Zona de donde partió el camión de Escuinapa. / Foto: El Sol de Mazatlán

“Llovían” billetes de diferentes denominaciones. Apurados, los pasajeros comenzaron a descender de la unidad para juntar el papel moneda.

En tanto, más gente que pasada por el lugar comenzó también a juntar la “billetiza”.

Risas y risas, nadie daba crédito a lo que ocurría. El tránsito vehicular tuvo que detenerse, automovilistas y traileros por igual bajaron de sus unidades para alcanzar el dinero que caía del cielo.

Omar, un estudiante de la carrera de Comunicación de la UAS, logró juntar 8 mil pesos de aquella época y hasta un cheque que asegura era por 50 mil pesos con logo de la Fuerza Aérea Mexicana.

A llegar al salón de clases, contó a sus amigos lo que había pasado, pero nadie le creyó a la primera.

“¿Qué crees compadre? Traigo 8 mil pesos que me encontré en Rosario”, dijo a uno de sus compañeros de clase.

Sin embargo, su compa no le creyó.

Tuvo que levantarse la camisa para dejar ver el puño de billetes que traía fajados en la cintura, mientras el maestro impartía la clase de Semiología.

Asegura que para las 11 de la mañana él y dos compañeros suyos abandonaron el salón de clases para ir a la “botana” al bar Regis de Mazatlán, para empezar la faena.

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El cerro de El Yauco. / Foto: El Sol de Mazatlán

“Pidan, cab…, solo espero que traigan hambre”, les dijo.

Las horas pasaron en el bar, y nomás pedían camarones de con las “changueras”, ahí en la Aquiles Serdán y Luis Zúñiga, para engullirlos con las cubetas de ocho cervezas bien frías que les llevaban de la barra.

Pa’ eso de las 7 de la noche cada quién para su casa. Omar a Escuinapa, uno de sus compañeros a Villa Unión, y el otro aquí en Mazatlán.

Al día siguiente lo que había pasado en El Rosario era el comentario entre los escuinapenses.

Los docentes que iban en el mismo camión corroboraron la versión.

Algunos lograron juntar más dinero que Omar, pero no fueron tan derrochadores como el estudiante de la UAS.

Por el cheque de la FAM, la gente pensó que se había abierto un maletín en una avioneta militar….

Con información de El Sol de Sinaloa

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