El difícil camino contra la inflación
Alexandro Méndez.
Durante la primera quincena de abril, la inflación
general anual en México alcanzó el 7.72%, un nivel
que no se había visto desde hace más de 20 años
(concretamente en 2001, cuando fue de 7.86%).
Además, entre la primera quincena de abril de 2021 y
la primera quincena de abril de este año, los precios
de los alimentos registraron un incremento de
12.22%, de acuerdo con las cifras del Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En este
escenario, el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio,
declaró que la inflación en México ya no puede ser
considerada como transitoria y explicó que reducirla
al 3% podría tardar entre 12 y 18 meses.
La preocupación ante lo que podría considerarse ya
como una de las crisis inflacionarias más graves del
país y el efecto que tendrá en los bolsillos de los
mexicanos también ha ido en ascenso,
principalmente en relación con los 55.7 millones de
personas que viven en pobreza (8.7 millones de ellos
en pobreza extrema), una cifra que, según
estimaciones del Consejo Nacional de Evaluación de
la Política de Desarrollo Social (Coneval) incrementó
en 3.8 millones de personas entre 2018 y 2021,
debido a los efectos de la pandemia.
De igual forma, el 40.3% de la población (alrededor de
52 millones de personas) enfrenta condiciones de
pobreza laboral, lo que significa que los ingresos
laborales que perciben los miembros del hogar no les
alcanzan para poder adquirir al menos la canasta
básica, según las cifras más recientes del Consejo
Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo
Social (Coneval), correspondientes al cuarto trimestre
del 2021.
A todo esto se suma que las estimaciones de
crecimiento de la economía mexicana continúan a la
baja de manera generalizada y casi todos los
organismos y calificadoras (como el FMI, la OCDE,
Moody’s, el IMEF, entre otros) apuntan que será de
máximo un 2%, cifra considerablemente menor a la
que se esperaba al inicio del año, cuando la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público estimaba
que habría un despunte de 3.4%, el cual incluso no
paliaba el desplome de 8.5% de 2020, al que siguió
una recuperación de 4.8% en 2021.
En medio de una fuerte crisis financiera global y con
todos los pronósticos en contra, el gobierno federal
presentó esta semana su Paquete Contra la Inflación
y la Carestía (PACIC), que contiene 16 medidas para
contener la inflación, con acciones en ámbitos como
el comercio exterior, la producción y la distribución.
Además, establece una política de contención de
precios en 24 productos de la canasta básica, medida
que fue aplaudida por la Coparmex, pues se espera
que con ello el precio de una canasta básica
alimentaria logre mantenerse en 1,129 pesos.
Entre otras medidas, se destinarán 330 mil millones
de pesos a la estabilización de los precios de los
combustibles, como la gasolina, el diésel, el gas LP y
la electricidad. También propone fortalecer la
seguridad en carreteras para resguardar el transporte
de mercancías, señala que no habrá un incremento
en el peaje y establece una medida temporal de seis
meses para quitar los aranceles a 21 de 24 productos
de la canasta básica y cinco insumos estratégicos.
Finalmente, este plan tiene como principal objetivo
fomentar una mayor oferta a un menor costo y evitar
que se debilite (aún más) el poder adquisitivo de las
familias mexicanas y sobre todo de las más
vulnerables. Durante la presentación del PACIC, el
presidente destacó y agradeció la colaboración y
solidaridad de grandes empresas (como Grupo
Bimbo, Telcel, Walmart, Chedraui, Soriana y Gruma),
quienes, según dijo, participarán en la estrategia en la
medida de sus posibilidades, con el compromiso de
no incrementar los precios en algunos de sus
productos.
La reacciones ante el plan del gobierno contra la
inflación han sido varias y muestran los claroscuros
de las medidas. Expertos en materia económica
coinciden en que su capacidad de contención podría
ser limitada y tener un impacto mucho menor al
esperado por el gobierno.
Uno de los principales factores a tener en cuenta es
que el incremento actual de la inflación es un
fenómeno global que obedece a causas
internacionales, como el enfrentamiento entre Rusia
y Ucrania y los efectos de la pandemia de COVID-19
en la economía. En este sentido, se cuestiona que
haya una contención de precios local como medida
para contrarrestar una inflación a nivel mundial, lo
que podría generar efectos adversos en la economía
nacional, fomentar la escasez y la creación mercados
negros, lo que presionaría y asfixiaría a millones de
micro, pequeñas y medianas empresas que no
tengan la capacidad suficiente para mantener
márgenes de ganancia ante los costos de los
productos seleccionados.
El principal cuestionamiento en torno al plan de
contención de la crisis inflacionaria es que se trate de
una medida que quizá logre solventar el problema en
el corto plazo, pero que no demuestra la capacidad
del gobierno mexicano para crear una estrategia que
logre solucionar el problema en el mediano y el largo
plazo. Habrá que observar muy de cerca cuáles son
los efectos del PACIC y si realmente es lo que el país
necesita para evitar un golpe mortal al poder
adquisitivo de los mexicanos que podría debilitar a las
clases medias y aumentar más los niveles de pobreza
en el país, que ya de por sí son alarmantes.
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siempre a su disposición para cualquier comentario.
Alexandro Méndez es doctor en Administración
Pública por la Universidad Anáhuac del Norte y
profesor de asignatura en la maestría en
Administración Pública de la Universidad Tecnológica
de México.