El FMI anticipa una nueva era para la economía mundial que pone fin al régimen casi centenario de la globalización
Vicente Nieves
- “El régimen global que ha dominado durante 80 años se está reseteando”
- “El arancel efectivo de EEUU a las importaciones supera al de la Gran Depresión”
- La economía crecerá con menor intensidad y los precios serán más altos
Esta vez no hay vuelta atrás: la economía global parece estar adentrándose en una nueva era en la que las reglas que han regido durante casi un siglo (más libre comercio, integración, intercambios y división internacional del trabajo) están revirtiéndose a una velocidad vertiginosa. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca parece haber dado un impulso definitivo a este gran reseteo que ya había comenzado a ‘asomar la patita’ en los últimos años (la ‘slowglobalization’) con la irrupción de fuerzas políticas y grupos que ven en el proteccionismo y el nacionalismo el camino hacia una mayor prosperidad, pese a que la teoría económica y la práctica hayan demostrado lo contrario. Aunque este cambio ya parece imparable, no se podía ‘inaugurar’ esta nueva etapa hasta que un gran organismo internacional lo oficializara. Este momento ha llegado. Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha publicado una nota titulada ‘La economía global entra en una nueva era’.
En las últimas décadas, la economía mundial ha estado dominada por un paradigma claro y creciente: la globalización. Este régimen basado en un comercio internacional cada vez más libre y en el movimiento de capitales ha generado una división internacional del trabajo que ha dado lugar a varios fenómenos positivos en términos agregados. Los países ricos han disfrutado durante años de bienes baratos, mientras que parte de los países pobres (sobre todo los asiáticos) han presentado un fuerte desarrollo que ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza. Unas economías (las de menor renta y abundante mano de obra) se han especializado en producir bienes a costes bajos, y otras (las más avanzadas y ricas en capital) se han concentrado en la producción de determinados servicios (financieros, consultoría, turismo…) o en la producción de bienes un elevado valor añadido. Esta división del trabajo a nivel global ha mantenido los precios a raya (salvo el brote inflacionario de 2022-2023) mientras que el PIB global crecía a un ritmo elevado. Ahora, todo lo anterior no solo está en peligro, sino que parece haber comenzado a revertirse a un ritmo intenso.
Gourinchas señala al principio del análisis publicado por el FMI que “el sistema económico global bajo el cual la mayoría de los países han operado durante los últimos 80 años se está reseteando, lo que lleva al mundo a una nueva era”. Las reglas que han predominado hasta la fecha se están poniendo a prueba, se está generando un gran reacople del comercio y la economía, mientras que las nuevas aún están por llegar. “Desde finales de enero, una oleada de anuncios arancelarios por parte de los Estados Unidos, que comenzó con Canadá, China, México y sectores críticos, culminó con gravámenes casi universales el 2 de abril”. Aunque buena parte de los académicos consideran que la globalización dio comienzo antes de las guerras mundiales, lo cierto es que este régimen sufrió un colapso durante los grandes conflictos bélicos, no fue hasta 1945 (cuando el comercio internacional solo suponía el 6% del PIB mundial) cuando dio comienzo esta segunda era globalizadora que estaría terminando ahora.
Ahora, la tasa arancelaria efectiva de EEUU ya ha superado los niveles alcanzados durante la Gran Depresión, mientras que las respuestas de los principales socios comerciales (sobre todo China) han impulsado significativamente el arancel global. “En medio de tensiones comerciales y una alta incertidumbre política, el camino a seguir estará determinado por cómo se afronten los desafíos y se aprovechen las oportunidades”, advierte el economista jefe del FMI que parece ver más sombras que luces en el futuro de la economía global.
“La incertidumbre y la imprevisibilidad política resultantes son un importante impulsor de las perspectivas económicas. Si se mantiene la situación, este aumento abrupto de los aranceles y la incertidumbre concomitante desacelerarán significativamente el crecimiento global”, señalan tanto el informe principal del FMI como el análisis del economista jefe del organismo internacional. De este modo, el FMI ha recortado este martes de ‘golpe y porrazo’ en medio punto la previsión del crecimiento económico global para este año, hasta el 2,8%. La rebaja en las nuevas proyecciones del FMI para 2025 será mayor para Estados Unidos, que crecerá un 1,8%, 0,9 puntos menos de lo previsto en su informe del mes de enero, mientras que para China pronostica ahora un crecimiento del 4%, seis décimas menos. En el caso de la eurozona la rebaja ha sido de dos décimas hasta el 0,8%. La conclusión es clara, los aranceles dañan a todos los países.
El peligro de la guerra comercial
La teoría económica señala de forma clara que los aranceles reducen el crecimiento, la inversión y la innovación. Esto solo puede tener un impacto negativo en la economía en términos agregados. “El denominador común es que los aranceles constituyen un shock negativo de oferta para la economía que los impone, ya que los recursos se resignan a la producción de bienes no competitivos, con la consiguiente pérdida de productividad agregada, menor actividad y mayores costes y precios de producción. Además, a medio plazo, al reducir la competencia, los aranceles aumentan el poder de mercado de los productores nacionales, disminuyen los incentivos para la innovación y crean múltiples oportunidades para la búsqueda de rentas. Para los socios comerciales, los aranceles constituyen principalmente un shock negativo de demanda externa, que aleja a los consumidores extranjeros de sus productos”, según el informe que ha publicado el FMI al mismo tiempo que el texto de su economista jefe.
En la práctica, esta guerra comercial puede tener efectos impredecibles. En el pasado, un input o bien solía salir de un país y entrar en otro para terminar vendiéndose en ese último destino (como bien final). Sin embargo, hoy la densidad del comercio es tal que un mismo input puede salir y entrar varias veces de varios países para terminar vendiéndose en la otra punta del mundo. Por ello, los aranceles generarán hoy una disrupción mayo que en 1930. “La mayoría de los bienes comercializados son insumos intermedios que cruzan las fronteras varias veces antes de convertirse en productos finales. Las disrupciones pueden propagarse a lo largo de la red global de insumo-producto con efectos multiplicadores potencialmente importantes, como vimos durante la pandemia”, explica el economista del FMI.

El arancel medio de EEUU a las importaciones
Las empresas que se enfrentan un acceso incierto de ciertos inputs clave tendrán que paralizar sus operaciones en el corto plazo, reducirán inversiones y recortarán gastos (esto, a su vez, puede terminar afectando a la creación de empleo y golpeando de lleno la economía real). Del mismo modo, las instituciones financieras reevaluarán la exposición de sus prestatarios. “La mayor incertidumbre y el endurecimiento de las condiciones financieras podrían dominar el corto plazo y lastrar la actividad económica, como refleja la fuerte caída de los precios del petróleo”, comenta Gourinchas.
La caída del dólar
La nueva era puede venir de la mano de otros cambios más allá de la reducción del comercio internacional. Un buen ejemplo es el ‘golpe’ que está sufriendo el dólar en los mercados de divisas, algo sorprendente y que puede dejar entrever una tendencia. En principio, los aranceles deberían haber fortalecido al ‘billete verde’ (se reduce la oferta de dólares en los mercados), pero está sucediendo todo lo contrario.
Gourinchas lo explica de la siguiente forma: “El efecto de los aranceles sobre los tipos de cambio es complejo. Estados Unidos, como país que impone los aranceles, podría ver apreciarse su moneda, como ocurrió en episodios anteriores. Sin embargo, una mayor incertidumbre política, unas perspectivas de crecimiento más débiles y un ajuste en la demanda global de activos denominados en dólares (que hasta ahora ha sido ordenado) pueden presionar a la baja al dólar, como se ha podido observar desde los anuncios arancelarios”. Con todo, el experto del FMI cree que, a medio plazo, el dólar podría depreciarse en términos reales si los aranceles se traducen en una menor productividad en el sector de bienes comerciables de Estados Unidos respecto a sus socios comerciales.
Los riesgos para la economía global han aumentado, y un empeoramiento de las tensiones comerciales podría frenar aún más el crecimiento. Las condiciones financieras podrían endurecerse todavía más si los mercados reaccionan negativamente ante las menores perspectivas de crecimiento y el aumento de la incertidumbre. “Aunque los bancos siguen estando bien capitalizados en general, los mercados financieros podrían enfrentarse pruebas más severas”, señala este experto.
Un rayo de esperanza
Aun así, no todo cambio tiene que suponer una recesión inminente. Aunque este cambio de era supondrá un menor crecimiento potencial de la economía mundial, todo hace indicar que la economía global mantendrá su tono de crecimiento positivo este año: “A pesar de la desaceleración, el crecimiento mundial se mantiene muy por encima de los niveles de recesión. La inflación mundial se revisa al alza en aproximadamente 0,1 puntos porcentuales cada año, pero el impulso de desinversión continúa.
Por otro lado, el economista jefe del FMI cree que las perspectivas de crecimiento podrían mejorar de forma inmediata si los países relajan su actual postura comercial y forjan nuevos acuerdos. “Abordar los desequilibrios internos podría, en un periodo de años, mitigar los riesgos económicos y aumentar la producción global, al tiempo que contribuiría significativamente a cerrar los desequilibrios externos. Para Europa (por ejemplo), esto significa invertir más en infraestructuras para acelerar el crecimiento de la productividad. También implica reforzar el apoyo a la demanda interna en China y avanzar en la consolidación fiscal en Estados Unidos”, señala Gourinchas.
Con información de El Economista