Eliminar al INE, otra felonía del “caudillo”
Sin disquisiciones presuntuosas ni desgastantes.
Partamos de una idea que no admite ya discusión. Este presidente y su Gobierno nos pretenden “jugar el dedo en la boca”. Ya no hay lugar a dudas.
Saben muy bien lo que hacen… no son precisamente aprendices de este negocio, aunque sus resultados procedan de métodos burdos y erráticos, casi siempre.
El presidente es un activista venido a más; no es otra cosa. Histriónico, que “se la cree”, eso sí; con un dote histriónico especial; muy firme, sin titubeos, parece un profesional de las mentiras…
No hay razón por la que tenga que concedérsele esa “autoridad moral” que reclama, como si fuera dispuesto por la Sagrada Escritura; como si realmente le asistiera esa condición que le asignan irónicamente sus principales detractores: de ser el “mesías”.
El suscrito, que se asume un vago también, un vago idealista en muchos momentos de su vida, se reconoce en esos gestos histriónicos para dar explicaciones y acomodarse al posicionamiento argumentativo más conveniente, con la expresión puntual, mínima, quirúrgica, para hacer la defensa de su propia teoría del caso… de su propia verdad… vamos, de ‘sus otros datos’ pues, como lo hace todo vago profesional, que le da cuentas a una instancia de autoridad… tan acendrada, tan intrínseca, tan sobreprotectora y tan involuntariamente responsable también de moldear a todo vago, como la madre misma: “Es que yo no fui mamá te lo juro… fueron los otros los que se portaron mal… los que siempre se portan mal; yo no quiebro un plato (sino toda la vajilla)… Son los chamacos grandes los que tienen maldad, los que hicieron la travesura… yo ni sé de qué se trata eso!” (Los culpables son los del pasado). Un caso típico.
Luego viene el “puchero”… hace chiquita la boca y habla en tono modosito, baja el volumen de la voz y habla pausado, de más… baja la mirada y se chiquea: “Si yo lej dije mamá, al contrario, muchachoj, pórtenje bien, veanme a mí; tomen el ejemplo para que nunca loj acusen con suj abuelaj”.
…Conoce a la perfección la idiosincrasia del mexicano.
Ahí espera él que esa instancia de autoridad, la madre o el pueblo en este caso lo perdone y le crea por su carita de “chamaco predestinado”.
Entonces viene la pregunta “a modo” de algún palero… como la hiciera la madre cegada por el amor filial o la patria generosa (seguramente), hecha por un “Lord Molécula” o alguien de ese pelo:
–“Pero ¿tú no te lastimaste Andresito?…. ¿Estás bien?… Perdóname por dudar siquiera de tí; no lo vuelvo a hacer ¿eh?… vamos, ahora vuélvete a hacer lo que estabas haciendo que “aquí está tu ingenua madre (la patria) lista para pagar todas las travesuras y daños que hagas sin cuestionarte siquiera…”
Y ese es el cuento de nunca acabar todas las mañanas.
No… definitivamente que no…
Que le crea “su abuela” o su mamá. No tiene ninguna autoridad moral este hombre.
Los dos recientes escándalos como el hackeo de archivos confidenciales a la Secretaría de la Defensa (#SedenaLeaks) y el recién publicado libro bomba ‘El Rey del Cash’, están resultando un arsenal inmenso de mentiras y que crece exponencialmente.
Y mueve a risa que se ofenda, con mucha dignidad todavía, cuando dice: “No es verdad esto o lo otro que se reveló…. Lo dicen nuestros adversarios porque nos quieren dañar en nuestra imagen… están muy molestos porque lej quitamoj privilegioj”… luego sale con esa razón tan socorrida y a partir de esto, tan débil, tan poco contundente… tan inverosímil.
El “espiador espiado”… el “extorsionador extorsionado”, exige pruebas ahora de todo lo que está brotando en los correos confidenciales de la Sedena sustraídos y que lo implican a él y su Gobierno, en el libro testimonio de Elena Chávez… y ¿cuando él ha mostrado la mezquindad de acusar, descalificar y hasta sentenciar sin pruebas a los que llama sus enemigos o detractores, por el solo hecho de no pensar como él?… eso sí es una rotunda y soberana deshonestidad intelectual, como calificó ayer martes en su ‘mañanera’.
Ahora exige pruebas y…¿cuando acusa y descalifica sin pruebas a Loret de Mola, a Enrique Krauze, a Héctor Agular Camín, a Héctor De Mauleón, a Joaquín López-Dóriga, a Carmen Aristegui, a Jesús Murillo Karam, a Rosario Robles, al empresario Daniel Fernández, a los Claudio X. González (padre e hijo), a Francisco García Cabeza de Vaca, al propio Felipe Calderón Hinojosa y… fíjese bien, amable lector… al mismísimo Genaro García Luna?; aquí no ofrece pruebas el mandatario, solo despotrica.
¡Que porque él lo dice ya habríamos de creerle en todo ciegamente!… “¡No soy como los de antes!”… por eso la gente “nos quiere” (aunque habría qué ver los métodos y los aliados que tienen en esas elecciones que “ganan”).
Nada de eso…. ¡No Señor!… Su cuenta en el Gobierno ya es regresiva…
No tiene ninguna autoridad moral.
Y hoy que el deporte más practicado desde este gobierno de escándalos y mentiras, es esconder un escándalo mayúsculo con otro más estruendoso, no dejo de pensar en el Instituto Nacional Electoral (el INE), uno de los pocos frutos , aunque de los más consistentes, que ha dado nuestra endeble y embrionaria democracia.
Ya está en la ruta de los procedimientos legislativos la pretendida reforma electoral que acabará por darle “la estocada” política y burocrática a esos dos funcionarios serios y profesionales, a los que AMLO y su gente juraron “cuchillo en mano”, desde tiempos de promoción del voto y propaganda rabiosa en los discursos, atrofiarles su desempeño al frente del órgano electoral… y de paso su carrera política. Nos referimos a Lorenzo Córdova Vianello y Ciro Murayama Rendón.
Un instituto que ha permitido que en México se den los pasos para transitar en un Estado de derecho pleno para la elección de representantes populares y de gobiernos.
Que aún con limitaciones y dificultades, hay que decirlo con todas sus letras, hoy tenemos una democracia, aunque sea incipiente, con debilidades, defectos y muchas cosas por mejorar; pero hoy tenemos un organismo autónomo encargado de supervisar los procesos electorales que en mucho ha contribuido a esa incipiente democracia.
Un órgano electoral que desde su nacimiento, un 11 de Octubre de 1990, fecha en la que fue creado como Instituto Federal Electoral (IFE en aquel momento), fue el responsable de cumplir con la función estatal de organizar las elecciones federales de México, es decir, las relacionadas con la elección del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y de los Diputados y Senadores que integran el Congreso de la Unión.
Máxima autoridad administrativa en la materia electoral de nuestro país. Técnicamente es un órgano constitucional autónomo, pues al igual que los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, nace directamente de la Constitución Política (fracción V del artículo 41).
Gracias a esa característica, es autónomo en sus decisiones y cuenta con patrimonio y personalidad jurídica propios.
De ahí que resulte inadmisible, que estos súbitos enemigos de la democracia, que se dicen tramposamente “defensores del pueblo”, pretendan erradicar de un ‘plumazo’ legislativo, la existencia de un instrumento por demás provechoso para la paz y el orden público como la certeza, imparcialidad, independencia, legalidad, máxima publicidad y objetividad en todo proceso democrático.
La 4 T ha minimizado en todo momento la disposición del artículo 35 constitucional, difundiendo y propiciando la celebración de consultas antidemocráticas y ausentes de legalidad sin la intervención del INE y los protocolos como los lineamientos que este órgano debe proveerles por ley.
En los próximos días, el Gobierno de la 4 T, pretende pasar por inadvertida su reforma electoral, aprovechando seguramente la confusión y la irritación ciudadanas, ante las novedades y los escándalos que vayan fluyendo en los #SedenaLeaks y el libro “El Rey del Cash”, en una versión de las muchas traiciones y mezquindades que ha infringido este Gobierno a la sociedad mexicana… otra felonía más.
En términos generales, este Gobierno quiere debilitar todos los contrapesos existentes a la democracia y dar más poder a un solo hombre, quien por cierto ha demostrado que no le importa pisotear la Constitución. Pretenden volver a los tiempos en que la Secretaría de Gobernación (dependiente del Poder Ejecutivo), podía remover a su antojo y sin ninguna restricción derivada de la Constitución Política o promovida ante el Poder Judicial, a gobernadores y legisladores, concentrando aun más el poder centralizado al que añoran volver.
Por algo son los populistas, los auténticos corderos con “piel de oveja”… para decirlo a la manera de John Keane, en su muy reciente obra ‘Vida y muerte de la democracia’: Estos nuevos enemigos de la democracia (los neopopulistas), pretenden destruir la democracia, en nombre de la propia democracia.
Partidos y sociedad mexicana en general, no lo permitiremos… estaremos atentos.
Autor: Héctor Calderón Hallal
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