Los negocios en la ciudad se han visto obligados a ajustar sus operaciones para prevenir cierres permanentes debido a la crisis de seguridad, que está provocando pérdidas en el comercio y el turismo.

La crisis de seguridad en Culiacán ha llevado a los comercios a reinventarse en un entorno marcado por la violencia y la inseguridad. Los choques entre grupos armados comenzaron a principios de septiembre, lo que llevó tanto a grandes empresas como a pequeños emprendimientos a cerrar temporalmente sus locales, modificar horarios y buscar formas innovadoras de atender a sus clientes para evitar un cierre definitivo.

Julia, quien inauguró su establecimiento Olga Café en agosto, se vio obligada a cerrar pocos días después debido a la escalada de violencia. “El culiacanazo no solo acaba con cárteles, gente y carros; también con nosotros los emprendedores”, escribió en la red social X el 12 de septiembre.

Aunque ha reabierto, sus ventas han caído drásticamente. “Desde hace casi dos meses, mi negocio se ve completamente vacío. Hemos tenido que reducir el número de personal y, así como yo, muchos negocios en Culiacán están con menos ganas de seguir adelante”, expresa Julia, en un posteo en el instagram de su cafetería.

En su mensaje, en el que invita a los culiacanenses a visitar Olga Café, Julia admite que la situación la ha sobrepasado tanto emocional como físicamente, al igual que a muchos otros pequeños empresarios en la región.

Las cifras hablan por sí solas. De acuerdo con la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco Servytur) Culiacán, las pérdidas en ventas han alcanzado hasta un 70%.

En respuesta, un grupo de emprendedores ha comenzado a organizar un tianguis en el Jardín Botánico, mientras las cámaras fomentan la participación de los empresarios en el próximo Buen Fin, que se espera genere una derrama económica de 1,300 millones de pesos y ayude a mantener empleos e inventarios.

Octavio de la Torre, presidente de Concanaco Servytur Nacional, subraya la importancia de trabajar en conjunto con las autoridades. “Estamos coordinándonos con ellos, porque nosotros no tenemos acceso a fuerza pública, ni a las políticas públicas de seguridad”, comentó. A pesar de la incertidumbre, los comerciantes están comprometidos con continuar sus operaciones. “Los comerciantes no pueden darse el lujo de cerrar sus cortinas y no vender o prestar un servicio”, añadió De la Torre.

 

Las grandes empresas también se ajustan

 

Las grandes empresas también están adaptándose. El gobierno local ha reportado un aumento en el tráfico de clientes en centros comerciales, alcanzando hasta un 95% de su promedio habitual en lugares como Sendero y Paseo San Isidro. Plaza Ceiba, por ejemplo, mostró un incremento del 113% en el tráfico entre el 14 y el 20 de octubre en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Grupo Coppel, con sede en Culiacán, ha tomado medidas para facilitar el transporte de sus empleados y ha limitado la apertura de tiendas, mientras que Oxxo también ha ajustado sus operaciones para asegurar la seguridad de su personal.

Laura Guzmán Torróngentegui, vicepresidenta de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac), destacó que “los restaurantes de las grandes cadenas han cerrado sus puertas, mientras que los pequeños se esfuerzan por mantenerse abiertos”.

La cenaduría La Filo ha implementado promociones y extendido su horario de atención hasta las 22:00 horas a pesar de las dificultades. “La administración se ha encargado de comunicar en nuestras redes sociales sobre el servicio a domicilio, ya que en la ciudad se suspendió el toque de queda”, indicaron desde el restaurante.

Con el regreso de la policía estatal y de tránsito a la ciudad, el gobierno de Rubén Rocha Moya busca reforzar las acciones de seguridad, en conjunto con las fuerzas federales. Y si bien, hay un aire de regreso a la normalidad, los negocios tienen el reto de recuperar sus pérdidas.

“No hay cobro de piso, pero (los choques entre los grupos armados) le pusieron un candado a la economía, y eso es peor que las balas”, concluye Guzmán Torróngentegui.

 

Con información de Expansión

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