En México, ninguna entidad tiene condiciones para garantizar que las mujeres se queden en el mercado

En México se desaprovecha el talento de las mujeres. El país está por debajo del promedio mundial de mujeres que trabajan y sus 32 entidades federativas enfrentan retos para ofrecer condiciones laborales equitativas.

Así lo determinó el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en su análisis de los Estados #ConLupaDeGénero 2022, en el cual encontró que las entidades están reprobadas en otorgar condiciones laborales óptimas para las mujeres y que en cada una se vive una realidad distinta.

Mientras que en estados como Colima la tasa de participación económica femenina es de casi 56% –similar a la de Estados Unidos, según datos del Banco Mundial–, en otras entidades, como Chiapas, su tasa es de 31%.

También existen grandes brechas entre los cinco estados donde hay mejor desempeño laboral: Ciudad de México, Baja California Sur, Baja California, Colima y Nuevo León; a comparación de las que tienen peores condiciones: Hidalgo, Guanajuato, Veracruz, Tlaxcala y Chiapas.

En los estados con mejor desempeño, una mujer dedica en promedio 67.8% más horas al trabajo no remunerado, pero en otros estados dedica 76.1% de horas a la semana, lo cual representa una diferencia de 8.3%.

El porcentaje de mujeres con al menos educación media superior es 1.4% veces mayor en los estados con mejor desempeño y el porcentaje de mujeres en la informalidad es 1.6% veces mayor.

No obstante, todas las regiones de México tienen barreras que frenan la entrada, permanencia y crecimiento de las mujeres en el mercado laboral.

Incluso en las entidades con mayor capacidad para retener a las mujeres en el trabajo hay retos importantes: en Aguascalientes y Nuevo León las mujeres ganan 17% menos que los hombres; y en la Ciudad de México, el 21% de las mujeres trabajan más de 48 horas semanales.

Por lo tanto, el IMCO concluyó que “ninguna entidad cumple con las condiciones óptimas para garantizar que las mujeres permanezcan en el mercado”.

“Las entidades son clave para lograr cambios en la participación de las mujeres en la economía. Por ello, es importante que los gobiernos estatales atiendan el principal desafío que enfrentan todas las entidades: generar incentivos para ofrecer empleos de calidad que permitan a las mujeres continuar en la economía remunerada”, concluyó.