Fallas en la seguridad del AICM
La Espinita
Andy S. K. Brown
- Fallas en la seguridad del AICM
- CS: Los cuentos de las cuentas
- ¡Por los votos de los criminales!
Justo a la hora pico, a partir de las seis de la mañana de ayer jueves, cuando miles de viajeros se aprestaban a abordar un avión en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México todos los aparatos y sistemas de seguridad sufrieron fallas.
Los pasajeros de aerolíneas tuvieron que ser “escaneados” uno por uno, ante lo inservible de los llamados arcos de seguridad.
Sucedió igual con los equipajes de mano. Maletas, portafolios, bolsas debieron abrirse para ser revisados por el personal contratado por el AICM para esos menesteres.
Y eso, por supuesto, provocó que las enormes filas avanzaran con lentitud y el consiguiente enojo de quienes temían perder su vuelo.
Tiene ya más de cinco años que el segundo principal aeropuerto del país –el primero ya es el de Cancún– se cae a pedazos, pero el incidente de ayer mueve a sospechas.
¿De verdad hubo una descompostura?
¿O sería que “alguien” quiso pasar dentro de su equipaje algo ilegal’ ¿Billetes, por ejemplo?
Como haya sido, si el problema persiste podría ser aprovechado por otro “alguien” que quisiera, digamos, secuestrar una aeronave.
¿Qué dice la Marina Armada al respecto?
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Primero mintió en el debate de su domingo 7 y ahora la candidata Claudia Sheinbaum ya aceptó que sí, que su familia tiene cuentas en paraísos fiscales para evitar pagar impuestos en el país.
Que son recursos que su familia heredó de su abuela.
Pues, ¿a qué se dedicaría la señora?
Se supone que ella habría llegado de Bulgaria con una mano atrás y otra adelante, como lo hicieron miles de askenazis en la década de los 40’s del siglo pasado, huyendo de la persecución antisemita.
La cantidad debe ser considerable, muy considerable, pues –como me dijo una amiga– para esconder tres pesos y no pagar impuestos por ellos, nada más no vale la pena.
Lo peor es que la señora Sheinbaum nos cuentea con esas cuentas como si de verdad sólo fueran tres pesos que sus familiares le escamotean al SAT.
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Con sus abrazos y cero balazos, López Obrador ya tiene asegurados los votos de los criminales que asuelan a la población y se manejan libres como el viento.
Ahora va por el voto –y el accionar– de los criminales que purgan sentencias en los mal llamados centros de rehabilitación social, al promover con sus bancadas en el Congreso una amnistía para muchos de ellos.
¡Lástima que esta ideota no se le ocurrió antes a AMLO, porque entonces podría haber amnistiado a sus financieros del Cartel del Sinaloa, “El Chapo” (2006) y Ovidio (2018)!