Paúl Chávez

Todavía estamos a tiempo de escoger entre una política de ficción que priorice sus conveniencias o una realista que nos permita progresar.

Construyendo el futuro

Difícilmente saldremos del subdesarrollo si no miramos hacia fuera, si no construimos el futuro con proyectos rentables que detonen la economía, si no enfocamos nuestros esfuerzos en el bien común y sobre todo si no asumimos nuestra realidad tal como es.

Mientras China se mete como la humedad en el mercado automotriz mexicano y Arabia Saudita y los Emiratos atraen el turismo mundial con asombrosas atracciones despretrolizando su economía, México está enfrascado en pleitos y en divisiones ideológicas que amenazan seriamente nuestro su futuro como república y en ella va nuestra prosperidad.

Así como hay una correlación entre progreso y economía, hay otras entre la política y el estado de derecho, entre la autoridad y la división de poderes, entre el gobierno y la ciudadanía.

Romper cualquiera de ellas provoca conflictos, nadie arriesga su capital sin certeza jurídica, no puede haber paz sin un estado de derecho, ni puede prosperar una relación sin la confianza.

El conflicto local entre judíos y palestinos nos muestra que la presión mundial pesa mucho especialmente cuando se abusan los derechos humanos. En realidad nadie gobierna solo, los socios comerciales y el mundo ejercen una presión de múltiples maneras. Además el Señor Mercado castiga o premia las decisiones políticas, las crisis económicas tenidas lo atestiguan crudamente.

El desinterés de los ciudadanos hacia la política ha traído un efecto dominó donde los políticos han salido ganando y la sociedad perdiendo y más cuando se pretende abiertamente un populismo comunista.

La solución que vemos está en unir el poder ciudadano para que se imponga en los políticos oficiales, de otra manera no avanzaremos.

Política y realidad

Por ejemplo ¿los políticos oficiales, la mayoría en el congreso, están atentos a la realidad del país o a los intereses propios?

Mientras tenemos una inusual sequía en el centro y norte del país, problemas de liquidez en los agricultores, altos costos ganaderos y de la pesca, que impactan en los precios de los alimentos, en las economías locales por la falta de liquidez, en la inflación y en la pobreza.

Lo que observamos en los diputados oficiales fue aprobarlo a como diera lugar siguiendo la consigna del que manda sin escuchar los muy sustentados argumentos de varios diputados de la oposición enfatizando prioridades más urgentes, no permitieron el consenso y llenaron los tiempos de retórica culpando al pasado, privilegiando las grandes obras y elogiando las políticas actuales.

Nos llamó la atención en ellos su profundo resentimiento que les cierra los ojos y los oídos para ver la realidad actual de la cual también son responsables. Lo mismo sucede en muchos ciudadanos, su enojo con los regímenes pasados les impide ver la corrupción actual, justo la causa misma del enojo.

Anteriormente habían asistido un contingente de agricultores en las discusiones previas del presupuesto reclamando fuerte que atendieran sus urgencias, sobresalió una indígena rarámuri elocuente.

Dar la cara a sus votantes

Sin embargo los diputados no dan cuenta de sus actos ni dan la cara a sus votantes y cambian de bando para seguir viviendo del presupuesto, pero ¿Qué pasaría si tuvieran que dar cuenta de sus actos en reuniones públicas destinadas para esto y si sus fotos aparecieran en los distritos que representan cuando votan en cosas importantes?

Lo que más temen los políticos es pasar al basurero de la historia una vez terminado sus mandatos, a López Portillo le ladraban los comensales cuando asistía a restaurantes por aquello de que “defendí al peso como un perro” causando una lamentable devaluación.

La amenaza más importante

Sin embargo la espada de Damocles que pesa sobre nosotros es si México se convertirá en una dictadura o fortalecerá su república. Para esto se requiere el equilibrio de poderes, pero sucede todo lo contrario. Los sucesos indican una ruta a una dictadura, tipo la de Maduro, Díaz Canel y Ortega, gobiernos a los que se simpatiza oficialmente y se favorece con petróleo y dinero.

No podemos los ciudadanos ver esto como un juego de tenis volteando a ambos lados viendo la pelota pasivos, nos jugamos la participación democrática, la libertad económica, la imposición de un caudillo, el creciente militarismo, más libertad a los narcos lo que significa más violencia, un aumento a la pobreza, recuerden que el partido oficial ha sustentado que los pobres son necesarios porque son los que votan por ellos, la pobreza los beneficia y a todos nos perjudica.

Al defender al poder judicial defendemos nuestra libertad a no ser que una vez debilitado el poder ciudadano los ciudadanos puedan enfrentarse a quienes tienen las armas.

Nadie quiere violencia, aumentar la paz local sería más congruente. Pero tememos que las políticas se endurezcan, ya se quitaron las máscaras. Evitémoslo apoyando al poder judicial este domingo.

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