A un año de la detención de Ismael “El Mayo” Zambada, actividades como ir al trabajo o a la escuela generan miedo entre los habitantes.

Aldo Canedo

“Los días son súper cortitos, después de las seis ya no hay nadie. La gente aquí ya no sale más que para la cuestión laboral”, contó Heidy, habitante de Culiacán, sobre cómo ha cambiado la vida en la capital de Sinaloa un año después de la captura de Ismael El Mayo Zambada.

La violencia provocada por la traición de Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán, aEl Mayo ya enfermó no sólo a Culiacán, sino a Sinaloa, al grado que los habitantes de ese estado ya hablan de una narcopandemia.

Heidy explicó a El Sol de México que, a diferencia de los culiacanazos, donde la vida en Sinaloa se paralizaba por un día o dos, la disputa actual se ha alargado, y con ello, la población culichi ha tenido que adaptarlo a su vida.

Cuando ha habido culiacanazos las personas no van al trabajo, las escuelas no abren, pero como esto se extendió varios días, pues tienen que salir a trabajar, tienen que mandar a los niños a la escuela. Estamos en una especie de pandemia que no es reconocidaHeidy, habitante de Culiacán

En Culiacán, los constantes enfrentamientos entre integrantes del Cártel de Sinaloa cambiaron la dinámica diaria. Ahora, antes de hacer cosas tan cotidianas como ir a trabajar o a la escuela, los habitantes de la capital la piensan dos veces.

“Creíamos que iba a ser un desmadre, que iba a estar complicado una semana pero no nos imaginábamos que fuera a extenderse ya prácticamente para un año (…) Lamentablemente se normaliza, muchas personas tenemos que salir a trabajar, pues nos vamos insensibilizando un poquito en el tema de perder la vida”, comentó Santiago, otro habitante de Culiacán.

Al principio se sentía que la vida sí valía un poquito más, pues no te arriesgabas a ir a trabajar, decías ‘no quiero arriesgarme por ocho mil, nueve mil al mes’, y ya para estas alturas ya no puedes decirlo, porque ya en teoría esto es la realidad, no es un evento extraordinario, esto ya es lo que es, y tienes que adaptarte a esta realidad. No puedes ya ocultarte, esto es lo que tienes que vivirSantiago, habitante de Culiacán

La vida escolar es otra faceta que ha sido marcada por la violencia. Según un estudio de la organización Mexicanos Primero, durante el último ciclo escolar las actividades se tuvieron que suspender.

“En septiembre de 2024, a las dos semanas de haber estallado esta violencia, de las 978 escuelas, 580 cerraron por un par de semanas. En las que abrieron, en esas dos semanas, la asistencia fue mínima, solamente 10 por ciento en preescolar, 11 por ciento en primaria y 27 por ciento en secundaria asistían a la escuela. Posteriormente la asistencia mejoró, pero en diciembre había 97 escuelas que seguían cerradas”, dijo Nuria González Elizalde, directora general de Mexicanos Primero Sinaloa.

La especialista en educación explicó que en este periodo, muchos planteles optaron por tomar clases en línea por el miedo a las balaceras, o de plano suspender clases, lo que afectó el ciclo escolar.

Del seguimiento y monitoreo a medios hm consideramos o estimamos que de septiembre a enero se había perdido por lo menos 30 días de clase por tema de violenciaNuria González Elizalde, directora de Mexicanos Primero Sinaloa

Pero para González Elizalde lo más preocupante es que entre septiembre de 2024 y el 3 de julio, 50 menores de edad fueron asesinados en Sinaloa.

El Mayo Zambada fue capturado hace un año. Sin embargo, la narcopandemia comenzó el 9 de septiembre, cuando el abogado de Zambada, Frank Pérez, dio a conocer una carta donde su cliente acusaba a Los Chapitos de traicionarlo.

A partir de ahí, Sinaloa, particularmente Culiacán, se convirtió en una zona de guerra que ha dejado mil 549 víctimas de homicidio doloso de septiembre de 2024 a junio de 2025, la gran mayoría de estas personas asesinadas con armas de fuego.

Delia Quiroa Flores, quien busca a su hermano desaparecido, apunta que la población en Culiacán ya no confía en que las autoridades puedan frenar la crisis de seguridad, y solo tienen la esperanza de que los grupos armados pongan un alto o acuerden la paz.

“Está en manos de ellos cesar esos enfrentamientos y llegar a un acuerdo, porque hasta las autoridades tienen miedo”, relata Quiroa Flores.

En ello coincide el joven Santiago, quien señala que “el tema no es que se acabe si la autoridad quiere o no, es si los grupos que se están enfrentando quieran poner un alto, o una paz, o un acuerdo, pero ya no es tema de ellos (las autoridades) solucionar este problema”.

“Es curioso. Cada vez mandan más elemento 8militares), y si los ves durante el día, cruzas a la tienda, y ya pasaron dos camionetas, o de repente vas al súper, y ves un montón de la Guardia Nacional; pero en la noche no están, cuando pasan los enfrentamientos no están”, concluye Heidy.

Con información de El Sol de México

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