En opinión de Héctor Calderón Hallal

 

Su estulticia no ofendió ni sorprendió a nadie; ha llegado a ser incluso previsible.

Ni las telecomedias de Valentín Pimstein o Angelli Nesma, de aquella Televisa en su punto más álgido de éxito, han podido corresponder tan ‘biunívocamente’ a la correspondiente relación entre causa y efecto, en un argumento por demás gastado y hasta prostituído: el niño acomplejado de la barriada urbana, que creció en los arrabales viendo como los demás lo tenían todo y él, junto con su familia y su entorno, carecían de ese “todo”, como “víctimas irremediables de un destino implacablemente cruel”, de pronto, como en un sueño inesperado, las condiciones de la vida por alguna razón o capricho del destino le favorecen y toda la adversidad se convierte en ‘bonanza económica y social’… es entonces cuando el personaje central, llámese ‘María la del Barrio’, ‘Rosa Salvaje’ o hasta … Andrés Manuel López Obrador, da una apurada e inexacta ‘interpretación’ a ese vuelco que da la vida: “Es mi revancha… mi oportunidad para ejercer venganza”… “Ya me tocaba; estaba escrito, como todo predestinado que soy… así que ahí te voy vidita, a romperte toditita tu progenitora”.

Y en ese tenor, bajo esa argumentación personalísima, emite juicios sobre la totalidad de su entorno … y hasta del resto de la humanidad. Ahí nace el trastorno de la personalidad, tantas veces señalado ya por el brillante psiquiatra y analista político, José Newman Valenzuela.

La coyuntura de revancha es trasladada automáticamente a consanguíneos directos y descendientes. Finalmente el sexenio es corto y el devenir electoral… ya es incierto.

Lo ocurrido este fin de semana en Culiacán, Sinaloa, la “tierra donde se cumplen los sueños y los caprichos más absurdos e inverosímiles”, vamos… el “neverland” de América, revela además el grado de desgaste en su autoridad, que tiene a estas alturas el Presidente de México, Andrés López Obrador: Ya no lo respeta ni la nuera…

Carolyn Adams, “exitosa consultora en la industria petrolera mundial”, que en el apellido lleva el estigma del liberalismo y el desinterés por el control ejercido por el Estado (“Dejar hacer, dejar pasar”… “La influencia de la necesidad de ser aprobado por los demás”/Adam Smith); es la esposa de José Ramón López Beltrán, hijo primogénito de López Obrador… sí, es a decir del propio mandatario mexicano en  una de sus explicaciones mañaneras: “es la señora que alparecer tiene dinero… pero ps, ps… yo ni me fijo en eso, es lo que menos me importa”.

Carolyn es además madre de Natalia, joven diceisieteañera a quien se le celebró súbita y fastuosamente su cumpleaños, con una fiesta que habitualmente se celebra al cumplir quince, con el objeto de presentar a las doncellas “en sociedad”.

Pero esta vez, el hijo del presidente y su esposa, la nuera de AMLO, no presentaron a la “hija” en las Lomas de Chapultepec, ni en el Pedregal de San Ángel, ni en San Pedro Garza, ante lo que es, sin duda, la comunidad más influyente en el plano financiero –digamos formal o legal- de este país, ni ante el conglomerado de artistas e intelectuales residentes de esos sectores de la capital de la República o Monterrey, Nuevo León… lo hizo ante la comunidad más influyente del sector económico más fuerte de la “informalidad” en este país, quizá.

Fue en Culiacán, Sinaloa, una ciudad que no sobrepasa el millón de habitantes, caracterizada por ser el asiento de numerosas familias que emigraron desde los setentas de las cañadas de Sinaloa, en los límites con Durango y Chihuahua… y dedicadas exitosamente a la siembra y trasiego de enervantes… como al lavado de dinero en los últimos años, preponderantemente.

Ahí es donde López Obrador y su gobierno han encontrado el respaldo político y quizá financiero en estos turbulentos cinco años de pésimo desempeño como autoridad de Gobierno, bajo un par de  sólidos argumentos: Los principales dirigentes del Cártel de Sinaloa (CDS) comparten la misma religión (no católica) que el presidente y la filosofía de su Plan de Gobierno, se centra en una nula intervención e la fuerza pública para inhibir o combatir a la delincuencia altamente organizada. Eso es el “Abrazos no balazos… pues también son pueblo”.

Ahí, en medio de un –hay que reconocer que por lo menos sí tuvieron- muy buen gusto, al dar un auténtico banquete de espectáculos, buenos vinos y finas viandas a sus invitados… de los que no todos se puede decir que poseían ese buen gusto para admirar los arreglos, el diseño del pabellón principal y los vestuarios al estilo ‘Charleston’, de los años veinte, de ídem  siglo.

No faltó el clásico ranchero gritón: “¿No quere bucanitas compa?”…

Un mensaje muy sintomático de la brújula perdida que ya se siente en palacio Nacional.

De la falta de juicio… perdido por cierto desde hace varios meses, gracias a la sensación de infalibilidad… quizá de inmortalidad que da el Poder profano en este país.

Y en una de esas, por cierto, con una Xóchitl Gálvez en la Presidencia… o con algún otro protagonista político escindido de la 4 T –el que sea- hasta el actual Gobernador de Sinaloa podría ser citado a cuentas por todas esas extañas y súbitas “facilidades” brindadas para el despliegue del culto alego presidencial y elde su familia… no solo por el segundo “Culiacanazo” y las protestas de Jesús María, aún sin resolver… no solo por el estado de cosas que priva actualemnte en aquella entidad… no solo por los severos señalamientos que hace ya la soceidad sinaloense a su Gobernador, de nepotismo y alta corrupción de consanguíneos directos (hijos)…

Este podría ser un Gobernador que no dure los seis años en el cargo, por estar su destino tan ligado al de López Obrador.

 

Autor: Héctor Calderón Hallal

Contacto;

En Twitter:

@CalderonHallal1;

En E-Mail:

fixiflaux99@gmail.com;

 

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *