Hasta el conflicto de agentes gringos nos salpicó; ni paz ni economía, s´polo mercadotecnia; los dolores de Tere Guerra
DOMINGRILLA
Hasta el conflicto de agentes gringos nos salpicó; ni paz ni economía, s´polo mercadotecnia; los dolores de Tere Guerra
FRANCISCO CHIQUETE
Cada vez que pasa algo a nivel nacional, y ahora internacional, los ojos del país se vuelven a Sinaloa. Si hay violencia política en otros estados, si hay sanciones a gobernantes en turno, si hay decomisos importantes, el nombre de Sinaloa es involucrado automáticamente.
El colmo fue el escandalazo que se produjo por una foto que divulgó la Embajada de los Estados Unidos, dando cuenta de la destrucción de tres narcolaboratorios ¡en Sinaloa!, con la presencia de fuerzas estadunidenses “autorizadas” para operar.
El gobierno mexicano desmintió categóricamente la presencia de los agentes extranjeros. Tenía que ser en Sinaloa.
Y por si fuera poco, todavía se produjo otro asunto tan escandaloso como aquel: el martes pasado, diecisiete familiares de Ovidio Guzmán López, se fueron a radicar en los Estados Unidos, y los recibió nada menos que personal del FBI. Por supuesto, iban de Sinaloa, de Jesús María, Culiacán, para ser más exactos.
¿Podemos aspirar a que Sinaloa quede algún día fuera del ojo del huracán?
Si se especula acerca de los acuerdos de Ovidio Guzmán con Estados Unidos, en lo primero que se piensa es en los nombres de sinaloenses que podrían verse reflejados en las confesiones. Si se especula con que nuevos personajes perderán la visa de Estados Unidos, inmediatamente se barajan dos o tres nombres de sinaloenses; si se considera que México necesita enviar nuevas ofrendas propiciatorias a Estados Unidos, se piensa en capos sinaloenses, no los de otras latitudes, pese a que por allá los hay tan mediáticos como los locales.
Lo más grave de todo eso es que de las acciones que se desarrollan para contrarrestar o para convalidar todas esas circunstancias o posibles acciones, ninguna sirve finalmente para pacificar al estado, que es una demanda que ansiosamente hemos expresado los sinaloenses durante los últimos 250 días.
Los diferentes puntos de Sinaloa reflejan actividad intensa unas veces, “normal” en otras, de los grupos delictivos en su enfrentamiento. Los crímenes, balaceras, actos de acoso, están a la orden del día y volvemos a cifras de once muertos al día, varios desaparecidos al día, decenas de robos de coches al día. Incluyendo otra vez un presidente municipal, el de Concordia que se suma a los casos de la alcaldesa de Mazatlán y el de San Ignacio, despojados de sus vehículos durante sendos viajes por la autopista Mazatlán-Culiacán, a la que frecuentemente nos describen como “protegida”.
OTRA CARA
Don Feliz Feliciano sale casi a diario a platicarnos con ritmo monocorde de cura de pueblo de los cincuentas, que las cosas van bien, que se aplican operativos para que vivamos tranquilos, y que hay notorias reducciones en los principales delitos.
Pero una simple transmisión en vivo desde una calle céntrica de Culiacán, basta para revelar la realidad. El dueño de un pequeño restaurante muestra la soledad de su negocio, lo que ya es grave, pero además se sigue de frente por con sus vecinos, del mismo giro, y por donde pasa se advierten las mesas vacías, las calles solas en pleno día, la falta de actividad comercial absoluta.
El joven va narrando las dificultades, las peripecias para alcanzar a cubrir la nómina, para sostener aunque sea parcialmente la planta laboral y hasta para lograr que sus empleados lleguen con bien a sus casas. Pero no son indispensables las palabras. Las imágenes son elocuentes: mesas y sillas vacías, pequeños adornos que pretenden dar al local una calidez que nadie aprecia porque nadie acude, trabajadores con caras azoradas porque saben que su empleo no se podrá sostener mucho tiempo.
Culiacán en Movimiento, se llama el programa que busca incentivar la recuperación de la vida social, la vida colectiva, pero no hay modo. El miedo es más grande y poderoso que la mercadotecnia, y hasta el momento, nadie ha ofrecido a los culiches algo más que mercadotecnia o regaños.
EL DOLOR DE
TERE GUERRA
En la entrega anterior nuestro recuento de males ya no incluyó el asesinato de una activista defensora de los derechos de los animales, ocurrido en Culiacán. Es una demostración de que la delincuencia no respeta nada ni está dispuesta a permitir que alguien se salga de sus cánones, aunque en principio no tenga nada qué ver con su actividad.
El asunto es tan fuerte, que aún la jefa del control político del Congreso, Tere Guerra, salió de su actitud de témpano y confesó “el caso de Mary Patiño me ha dolido como pocos”
Fue más allá de su sentimiento personal y reconoció que este caso es una muestra de que el estado sigue fallando, incluso cuando las víctimas hacen lo correcto, pues Mary Patiño fue a pedir ayuda (porque fue amenazada) y “si eso no fue suficiente entonces ¿qué es suficiente para que una mujer sea protegida?”
Muy sincera su confesión, pero esa respuesta corresponde a ella misma en buena medida, pues en sus manos hay un poder político grande, como grandes fueron sus potestades mientras ejercía el cargo de Secretaria de la Mujer, donde generó grandes expectativas por su trayectoria de lucha.
Como en sus buenos tiempos, estableció que el sistema penal está diseñado para el delincuente, pero no necesariamente para la víctima.
Lástima que esta confesión sea tardía y poco útil, pues cuando un ciudadano común hace los señalamientos, tiene el valor de que se pone en riesgo, Cuando las dice una funcionaria de tan altos vuelos, sólo está confesando la incapacidad de sus ejercicios.
Es doloroso el caso de Mary Patiño pero ¿por qué le duele “como pocos”? Hay muchos, muchos casos que le han dolido a la sociedad. La madre buscadora asesinada en Elota cuando supuestamente estaba bajo protección mientras Tere era secretaria de la Mujer; las dos menores recientemente asesinadas en Badiraguto ¿no le dolieron como pocos?; ¿tampoco los dos chamacos asesinados en Culiacán? ¿ni la señora que murió en fuego cruzado cerca del aeropuerto de Mazatlán? Con cientos y cientos de asuntos ¿cómo puede haber “pocos” casos que le duelan? Se entiende que es un decir, pero refleja la insensibilización de una activista de otros tiempos.
NO ES LO MISMO
SER BORRACHO
…que cantinero. Morena impulsaba a los maestros de Más Que 53 para que entraran en masa y dispusiesen de equipo con qué hacer escándalo y reventar las sesiones del Congreso.
Hoy Morena bolsea a los diputados para que no se les ocurra pasar con un mgáfono. La diputada priísta Paola Gárate fue retenida porque llevaba un aparato de esos. Si son de oposición, no pueden esperar que se les respete ni en su domicilio social.
Ya enojada, la exdirigente priísta denunció que por acuerdos de la Jucopo, ningún diputado puede subir a la tribuna para abordar temas que no les haya autorizado la propia Junta de Coordinación Política.
El registro de temas se ha dado siempre, pero no con carácter excluyente, y en todo caso siempre estuvieron ahí los “asuntos generales”, que quedaban fuera de cualquier control.
Hoy Tere Guerra y Morena confirman que “no es lo mismo ser borracho que cantinero”.