* “En materia electoral la Corte no tiene competencia. La Constitución establece que las decisiones del Tribunal Electoral son definitivas; la desaparición de los organismos autónomos será mediante una reforma constitucional que, por definición, no puede ser inconstitucional. Estamos ante una situación muy clara: la irracionalidad en el poder”. Nicolás Maduro -¡Vamos, lo que él representa!- está en nuestro umbral y, con insistencia llama a la puerta, ¿le permitiremos entrar a nuestras recámaras?

Gregorio Ortega Molina

 

Los héroes mexicanos serán traicionados por quienes aspiran a igualarlos, pero carecen de dimensión humana y carácter ético y moral. Puede constatarse que, efectivamente, Andrés Manuel López Obrador nunca podrá ser señalado como poco honrado, pero puede afirmarse de él que es profundamente deshonesto y amoral.

Es incapaz de decir una verdad. Nunca han sido los pobres su preocupación, pero sí su justificación; tampoco su interés político y deseo de emular a Nicolás Maduro guía su frase: Primero México. He meditado en calificarlo de rey de la impostura, pero la cae mejor el verlo como un auténtico farsante.

Los heroicos “gestores” de la Independencia, el creador de los Sentimientos de la Nación, quienes nos dieron las Leyes de Reforma y expulsaron del territorio nacional a los invasores y, sobre todo, los que escribieron la Constitución del 17 y cuyos herederos fueron perfilando, lenta pero incansablemente, los contornos de una democracia imperfecta que nos permitió suponer que teníamos futuro, porque ahí estuvieron las instituciones de la República, hasta que decidieron borrar la historia.

Ahora pueden comprenderse las auténticas intenciones de una supuesta cuarta transformación, y las consecuencia del desmantelamiento sistemático de lo que tantas vidas costó edificar.

Todo indica que el Tribunal Constitucional no sobrevivirá el mes que transcurre, y que sus atribuciones -al desaparecer- quedarán en manos de quien desempeñe la titularidad del Ejecutivo, o de quien sueña con transformarse en ese pernicioso poder sobre el cual se asienta la silla del águila.

Ajeno al conocimiento puntual del constitucionalismo, pregunto a los expertos, quienes me indican: “En materia electoral la Corte no tiene competencia. La Constitución establece que las decisiones del Tribunal Electoral son definitivas; la desaparición de los organismos autónomos será mediante una reforma constitucional que, por definición, no puede ser inconstitucional. Estamos ante una situación muy clara: la irracionalidad en el poder”. ¿Es así, será que sólo queda esperar el dictamen de la historia, y que quien en 2006 advirtió que tuvimos ese año un peligro para México deseoso del poder, tuvo razón? Ahora queda esperar al resultado del experimento social y de geografía política. ¿Puede edificarse un #narcoEstado en la frontera del Imperio?

Nicolás Maduro -¡Vamos, lo que él representa!- está en nuestro umbral y, con insistencia llama a la puerta, ¿le permitiremos entrar a nuestras recámaras?

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@OrtegaGregorio

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