La impunidad es el engranaje que permite el funcionamiento del sistema presidencialista, y sólo es garantizada por la voz, la anuencia, la complicidad, la complacencia, la debilidad e incluso el estado de ánimo del titular del Poder Ejecutivo

Gregorio Ortega Molina

 

Todos los adjetivos dados -por propios y extraños- al modelo político mexicano, son acertados. Con matices, pero dan en el clavo. Va de la presidencia imperial a la dictadura perfecta. Lo cierto y verificable es que el presidente de la República en funciones es el alfa y omega de lo que requiere arbitraje en todos los ámbitos del poder. Lo puntualizó Miguel de la Madrid Hurtado en entrevista concedida a Carmen Aristegui.

Tan enorme y con tan graves consecuencias el aserto del ex presidente, su verdad, que corrieron -con Emilio Gamboa Patrón a la cabeza- a declararlo enfermo y poner en sus labios un desmentido. El ejercicio del poder de los presidentes de la República, deja constancia de que la impunidad es el engranaje que permite el funcionamiento del sistema presidencialista, y sólo es garantizada por la voz, la anuencia, la complicidad, la complacencia, la debilidad e incluso el estado de ánimo del titular del Poder Ejecutivo.

También entran en la evaluación otras consideraciones: la idea que de él mismo tiene el presidente de México en funciones, una acertada o equívoca apreciación de su función y responsabilidad histórica… la manera en que tomó decisiones de vida y muerte de sus gobernados, e incluso la frivolidad o actitud cívica de su vida cotidiana como titular del Ejecutivo.

¿Qué nos indica la decisión de Gustavo Díaz Ordaz de asumirse como responsable único e histórico del 2 de octubre; la de Luis Echeverría Álvarez de culpar a Alfonso Martínez Domínguez del 10 de junio, o despojar a Julio Scherer García de la dirección general de Excélsior; o la de José López Portillo de convertir a su amante, Rosa Luz Alegría, en secretaria de Turismo; o el silencio de estupor de Miguel de la Madrid, como reacción inmediata al terremoto de 85; la complicidad de Carlos Salinas de Gortari con su hermano Raúl y el hecho del descuido al permitir que asesinara a su sucesor; y el error de diciembre y el Fobaproa de Ernesto Zedillo, por sobre su reforma al Poder Judicial; o la cobardía de Vicente Fox Quesada y atorarse en una tímida alternancia, porque tuvo pavor a la transición, o se la impidieron; o la guerra de Felipe Calderón y Peña Nieto, o la desmedida concupiscencia por el poder de López Obrador?

Las preguntas anteriores son una pequeña muestra de lo que significa ser presidente de la República en México, y la manera en que, para salir judicialmente indemnes de todos sus desaciertos, han de convertir en sus cómplices y garantizar la impunidad de todos aquellos de los que se sirven para conservar el poder.

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@OrtegaGregorio

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