La guerra del Cártel de Sinaloa también le pega a Mazatlán: asesinatos se disparan 227 % y desaparecidos un 83 %
La onda expansiva de la guerra al interior del Cártel de Sinaloa no solo está afectando a Culiacán, la capital del estado, y los municipios de los alrededores, como Navolato o Culiacancito. También en la ciudad portuaria de Mazatlán –a unos 220 kilómetros hacia el sur de la entidad– el enfrentamiento desde septiembre del año pasado entre ‘mayitos’ y ‘chapitos’ está generando estragos en la “joya” turística de Sinaloa.
En las últimas semanas de octubre, al menos tres jóvenes –los primos Edwin e Isaac, de 17 y 15 años, y el duranguense Carlos Emilio Galván, de 21– y la buscadora María de los Ángeles Valenzuela desaparecieron en Mazatlán con apenas días de diferencia, trasladando, al menos momentáneamente, el foco de la violencia de Culiacán hacia una de las ciudades más turísticas del sur del Pacífico mexicano.
Se trata de cuatro casos recientes, pero no aislados: de acuerdo con datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas, que publica la Secretaría de Gobernación federal, las denuncias por desaparición en Mazatlán se han casi duplicado a raíz de la guerra al interior del cártel.
Imagen: Comisión Estatal de Búsqueda de Personas en el Estado de Sinaloa
Entre septiembre de 2024 –cuando se produjo la ruptura entre mayitos y chapitos, luego de la supuesta traición de uno de los hijos del Chapo Guzmán que derivó en la captura y entrega a Estados Unidos del capo Ismael El Mayo Zambada– y el 20 de octubre de este año, suman 553 denuncias por desaparición en Mazatlán, de las cuales continúan vigentes a la fecha 404, el 73 %.
Esta cifra supone un aumento de denuncias del 83 % en comparación con el mismo periodo del año anterior, antes del estallido de la guerra en el cártel, cuando se registraron 296.
Los datos oficiales apuntan que, casi la mitad de las más de 500 denuncias por desaparición en la ciudad portuaria, son jóvenes de entre 18 y 29 años, que acumulan 230 casos, el 41.5 % del total. Activistas y expertos en seguridad consultados por Animal Político alertan que el aumento de las desapariciones, especialmente de jóvenes varones –el 84 % de las denuncias en Mazatlán son de hombres desaparecidos–, puede estar vinculado a un tema de reclutamiento forzado por parte del crimen organizado para “alimentar” sus filas en un contexto de guerra interna. Aunque no existe en el país ningún registro oficial que mida este fenómeno.
En un año de confrontación interna en el cártel, en Sinaloa suman algo más de 2 mil denuncias de desapariciones, aunque colectivos de búsqueda denuncian que la cifra negra no reportada es de al menos 3 mil casos.
Por otra parte, tan solo entre enero y septiembre de este 2025, suman 95 asesinatos en Mazatlán; hasta un 227 % más que en el mismo periodo del año pasado. De hecho, en nueve meses de este año suman más asesinatos que en todo 2022 y 2023 juntos (89).
Sobre este último dato hay que precisar que las cifras muestran un claro aumento del número de asesinatos en Mazatlán a partir de octubre de 2024, un mes después del inicio de los ataques entre mayitos y chapitos. En ese último trimestre sumaron 37 asesinatos, por los 29 de los nueve meses previos.
Las denuncias por narcomenudeo en Mazatlán también han registrado un aumento: hasta septiembre de este 2025, suman 91 casos, por los 54 del mismo periodo de 2024; casi un 70 % al alza.
Foto tomada de Corazones unidos por una misma causa A.C
Las lesiones dolosas cometidas por arma de fuego y arma blanca aumentaron también: 589 casos hasta septiembre, un 12 % más que el año previo.
Otro de los rubros que registró un aumento considerable, como sucedió en Culiacán, es el de robo de vehículos, tanto de cuatro ruedas como motocicletas: 63 % al alza en este 2025, con 840 casos.
“Era evidente que la guerra llegaría a Mazatlán”
Ante estas cifras oficiales y los casos recientes de desaparición de los tres jóvenes y de la madre buscadora María de los Ángeles Valenzuela, el experto y consultor en seguridad, David Saucedo, plantea que, en efecto, “el frente de guerra se ha ampliado”.
“En Culiacán convivían las dos facciones, había una línea de frontera entre los dominios de los chapitos y los mayitos. Por eso es ahí donde se ha dado mayoritariamente la batalla”, plantea el experto.
“Mazatlán, en cambio, era un territorio libre de violencia porque estaba controlado solo por los chapitos. Ellos se encargaban del cobro de derecho de piso, de controlar a las autoridades locales, de financiar campañas, etcétera. De igual manera a como hacían en otros territorios serranos”.
El analista comenta que el año pasado visitó Mazatlán y atestiguó que los líderes de cámaras de comercio mantenían, a pesar de la guerra interna del cártel, una perspectiva positiva, en cuanto al desarrollo turístico de la ciudad, de las inversiones, la ocupación hotelera, y los ingresos por producción pesquera y restaurantera.
“Sin embargo –agrega–, era evidente que tarde que temprano la guerra iba a llegar a Mazatlán, porque aunque el Mayo Zambada y su gente controlan Guaymas y otros puertos del pacífico sur, en algún momento llegarían para cortar a los chapitos la entrada de precursores químicos y de cocaína por ese puerto”.
Líderes de cámaras de comercio mantenían una perspectiva positiva en cuanto al desarrollo turístico de Mazatlán, de las inversiones y la ocupación hotelera. Foto: Cuartoscuro
David Saucedo plantea que este ‘contagio’ de la violencia en los alrededores de Culiacán va a continuar extendiéndose hacia otras partes del estado, y también de otras entidades vecinas, como Baja California, Coahuila o Durango.
“Lo que va a ocurrir es que la confrontación que se vive ahora en Culiacán se va a ir clonando hacia otros territorios, como Tijuana, Caborca, Durango, o en el propio Mazatlán, de modo que veremos una confrontación en todo el vasto imperio del Cártel de Sinaloa, y ya no circunscrita solo a Sinaloa, sino a otras regiones, municipios, ciudades y estados”.
“En donde haya presencia simultánea de ejércitos de los chapitos y de los mayos, habrá frentes de guerra abiertos”, remata Saucedo.
Los primos Edwin Rodrigo Barraza Audeves e Isaac Alejandro Ortega Audeves, de 17 y 15 años de edad, respectivamente, se encuentran desaparecidos desde la noche del domingo 5 de octubre en Mazatlán.
De acuerdo con sus familiares, ambos salieron al parque del fraccionamiento La Campiña alrededor de las 21 horas y ya no regresaron. Desde entonces no han tenido contacto con ellos.
“Sus celulares están apagados desde esa hora. Ya recorrimos la ciudad e incluso acudimos a la policía, pero no hemos tenido respuestas. Nos preocupa su integridad: nunca se habían ausentado tanto tiempo”, se lee en una publicación en Facebook.
Ese mismo 5 de octubre, Carlos Emilio Galván Valenzuela, un joven de 21 años de Durango, estaba junto con su familia en un restaurante, en la zona dorada de Mazatlán, cuando desapareció.
Carlos Emilio Galván Valenzuela, originario de Durango, desapareció en Mazatlán, Sinaloa. Imagen: FGE de Durango.
Brenda Valenzuela, su madre, dijo que alrededor de las 2:30 horas Carlos fue al baño del establecimiento y ya no volvieron a saber nada sobre su paradero.
Mientras que el 14 de octubre, María de los Ángeles Valenzuela, buscadora del colectivo Corazones Unidos por una misma Causa AC, fue privada de la libertad en Mazatlán.
“Exigimos a las autoridades su búsqueda inmediata y su regreso con vida. No es posible que quienes buscamos verdad y justicia sigamos siendo perseguidas y silenciadas. ¡No más violencia contra las buscadoras!”, señaló el colectivo a través de una publicación en redes sociales.
De acuerdo con los reportes, la rastreadora se encontraba realizando sus actividades cotidianas en la colonia Salvador Allende, en el puerto, cuando un grupo de personas a bordo de un vehículo blanco la secuestró en presencia de su madre.
María de los Ángeles se unió al colectivo de búsqueda tras la desaparición de su padre en 2024 y de su primo, ocurrida el 12 de febrero de este 2025.
Con información de Animal Político