DOMINGRILLA

FRANCISCO CHIQUETE

La situación de Sinaloa sigue sin cambios: ni los grupos delictivos ceden en el nivel de su enfrentamiento, ni las autoridades encuentras soluciones efectivas. Ni siquiera alcanzan a articular un discurso creíble que vaya más allá de las improbables garantías de una cercana normalidad.
Por desgracia para el gobernador Rubén Rocha Moya, ni los cantados apoyos del gobierno federal ni las estrategias colaterales sirven para convencer a la sociedad de que las cosas mejoran, aunque fuese paulatinamente.
En esas condiciones fue que acudió al Congreso para abundar sobre su tercer informe de gobierno, es decir, sobre la emblemática mitad de su periodo gubernamental.
Por más que la Cámara sinaloense está controlada por Morena, sus aliados y sus apoyadores no orgánicos, alcanzaron a escucharse las voces que no aceptan la versión oficial de que “vamos ganando la guerra al narco, aunque no lo parezca”, como dijo en 2008 el entonces procurador general de la República, Eduardo Medina Mora,
Por supuesto que no es una tarea fácil ni de soluciones mágicas. Las ejecuciones de rivales no siguen un patrón que las haga previsibles, y no es culpa personal de algún funcionario, pero sí los hay que por su nivel de investidura, cargan con la responsabilidad de buscar y encontrar soluciones, como es el caso del gobernador Rubén Rocha Moya.
Por cierto que ni el discurso de Rocha ni su entorno llevaron alguna novedad a la ceremonia. Algún anuncio que hiciese abrigar esperanzas de que las cosas vayan a cambiar, o de que habrá nuevas formas de enfrentar los daños colaterales.
Por el contrario, la búsqueda de apoyos para los empresarios que están perdiendo su patrimonio, su unidad de producción y la fue3nte de empleos de miles de sinaloenses, han terminado por distanciar al gobernador y sus colaboradores, de un sector muy sensible y activo de la población.
Hubo un llamado para que el sector oficial acudiese a reunirse con la representación empresarial y no hubo respuesta. No sólo no fue el gobierno del estado, que ya tiene su posición definida al respecto; tampoco lo hicieron los diputados federales y senadores por Morena y partidos satélites. Sólo llegó la jefa del control político del Congreso Local, Tere Guerra, quien sacó la casta que le distinguía antes de ser parte del gobierno, y desafió la prohibición, aunque el renovado valor sólo le alcanzó para ir a saludar, y no se quedó a escuchar los planteamientos.
En todo este periodo, Rocha Moya ha sido objeto de severos ataques, amén de las naturales críticas por la falta de resultados contra la guerra interna del cártel de Sinaloa, pero lo más persistente ha sido la versión sin bases de que será relevado.
Por supuesto, en Morena y en el gobierno federal se responde puntualmente a esas aseveraciones con respaldos y más respaldos, pero si bien el puesto de gobernador no parece estar a discusión, su preeminencia política sí.
Rocha muestra confianza en las encuestas que él manda hacer y las que otros publican, pero no parece atender el riesgo que representa la presencia de sectores indignados, como el empresarial, que podrá no tener votos, pero sí capacidad de combate.
Aquí sin embargo lo malo no es un índice de popularidad o los gatos que otros traigan en la barriga. Lo malo es que sigue habiendo muertes y más muertes y que además de las víctimas inocentes, hay una afectación a las actividades productivas que ya se siente por todo el estado.
¿Y LA CORRUPCIÓN
QUE SE PERSEGUÍA?
Un elemento importante desplegado por el gobernador en los días previos al informe y durante la propia ceremonia, fue el acuerdo político con la Universidad Autónoma de Sinaloa, cuyos directivos dicen estar felices con el gobernador y hasta con Feliciano Castro Meléndrez, quien hasta hace poco se sentía soñado ejerciendo el papel de verdugo.
Aunque se rumoraba mucho sobre encuentros entre Rocha Moya y el rector depuesto Jesús Madueña Molina, los actores lo negaban y nadie podía imaginarse que de repente se limarían todas las asperezas.
Fue sorprendente que el juez de control cambiara las medidas cautelares que impedían a Madueña ejercer su cargo como rector de la UAS. Impensadamente Madueña regresó al cargo, aunque las acusaciones no se le han retirado, y por tanto sigue formalmente bajo proceso.
Como no se ha informado sobre el alcance de los acuerdos, nadie sabe, nadie supo, pero es muy posible que la próxima elección de rector, en el primer cuatrimestre del 2025, se lleve a cabo bajo los términos de la nueva Ley Orgánica de la UAS, esa que tantos problemas generó.
Y también es posible que el grupo que creó el finado Héctor Melesio Cuén Ojeda gane la elección, y como dice el acucioso analista Jorge Luis Téllez, es posible sea el propio Madueña el que resulte reelecto, si no se desatan los demonios entre los cuenistas.
En un momento de su discurso en el Congreso, el gobernador se detuvo para hacer un saludo a Héctor Melesio Cuén Díaz, ahí presente, y ofrecer su solidaridad a la diputada Angélica Díaz, viuda de Cuén, y al resto de la familia.
Un pésame que ya se había dado así nomás, pero que se formaliza cuatro meses después. Algunos dicen que fue un distractor frente al problema de la inseguridad, otros que fue la confirmación de la victoria a mediano y largo plazo sobre el grupo universitario.
Fue en todo caso, una prueba de que la clase política no cambia, sea del partido que sea. A la sola mención de Cuén Díaz, los diputados, los funcionarios, los invitados especiales -casi todos morenistas o afines- prorrumpieron en un estruendoso aplauso, como si se tratase de un héroe de la patria rescatado del campo de batalla.
Lo que extraña es que ese mismo público aplaudía a rabiar, hasta hace unas cuantas semanas, a todo el que retomaba las acusaciones de corrupción contra el gobierno universitario, incluyendo a su comité de compras, al que pertenecía el propio Cuén Díaz.
Si la absolución viene de arriba, merece hasta aplausos, como hacían los priístas en su prolongado turno, y como hicieron los panistas en su paso por las alturas.
Qué bueno que se distendió la situación con la Universidad Autónoma de Sinaloa o con sus dirigentes. Las condiciones tan especiales por las que pasa el estado no dan para que al mismo tiempo se diriman pugnacidades amenazantes, como la que el año pasado obligó precisamente a la suspensión del informe. Aceptado, acatado, impuesto o disimulado, cualquier acuerdo es bueno para bajar los niveles de tensión social.
De todos modos uno se pregunta si ya no son válidas aquellas inflamadas denuncias por la compra de 30 millones de pesos en tortillas y otros tanto en pollos destinados a las casas del estudiante cuando estaban vacías por la pandemia.
El propio gobernador llegó a negar que esos casos se pudieran resolver por la vía política. ¿Entonces ya no es tan malo ese tipo de gastos?
NOTICIÓN
En vísperas del cambio de gobernador de Veracruz, se hizo circular la noticia de que el saliente Cuitláhuac García Jiménez de va a incorporar al equipo de la presidenta Claudia Sheinbaum. Habida cuenta del triste papel que hizo como gobernador, no queda más que soltar una sesuda disquisición filosófica: ¡No pos guau!

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