La militarización de un país conlleva violaciones a las garantías, a los derechos humanos y en general a la libertad con la que debemos vivir todos los ciudadanos; los ejemplos son muchos, Chile, Argentina, Venezuela, Cuba por mencionar algunos en América, pero es igualmente nefasto en África, Asia e incluso Europa. El mundo tiene claro que la militarización de una nación es el régimen contrario a la vida democrática a la que aspira un país libre con un marco legal sólido donde la justicia le otorgue certidumbre a personas, empresas e instituciones. Y en México ¿Qué está pasando?

La Guardia Nacional fue propuesta por el actual Gobierno de Morena, y fue aprobada en el Senado con el voto a favor de los aliados de la 4T (Verde, PT, PRI y PAN); y el voto en contra de los ocho senadores de Movimiento Ciudadano. En 2019, la Guardia Nacional obtuvo 922 millones de pesos; sin embargo, ya en 2020 su presupuesto superó los 4 mil millones de pesos, sin embargo, ya en su ejecución la cifra real alcanzó los 21,731 millones de pesos. Así se registra en el documento “Los militares y la Guardia Nacional: recursos en aumento, simulación, discrecionalidad y opacidad” elaborado por Jorge A. Castañeda y Leonardo Núñez para la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).

La Guardia Nacional ha venido ganando terreno en sus decisiones de poder, no sólo en lo que se refiere a las fuerzas armadas que en los hechos ya operan como mando único o mando máximo por arriba de la Sedena, la Marina y desde luego de cualquier corporación de Policía en el país, sino también con el control de aduanas y otros espacios en el poder político. En este año simplemente los recursos presupuestados para la Guardia Nacional superan los 35.671 millones de pesos y para el año que entra en 2022 se estima un presupuesto de más de 112.825 millones de pesos, convirtiendo a la Guardia Nacional en la “institución” de Fuerzas Armadas con el mayor presupuesto del país, a pesar de que todos los días viola la ley ya que en los hechos los mandos operativos y estratégicos no son civiles son militares.

A este presupuesto se le debe agregar el pago de recursos por los sueldos de las plazas y sus efectivos ya que “únicamente el 41 por ciento del total de las plazas son pagadas con presupuesto de la propia Guardia Nacional, mientras que hay 59 mil 396 elementos que pertenecen a la institución, pero no tienen una plaza ahí” indicó la investigación de MCCI. Por lo tanto, en los hechos la Guardia Nacional no solo ha aumentado exponencialmente su presupuesto pasando de mil millones a 112 mil millones en tan solo tres años; sino que además ha recibido más recursos de lo presupuestado tomando dinero público de las otras instituciones.

Para consolidar la militarización de un país se necesitan dos elementos, la perversidad de su Gobierno y el silencio de sus ciudadanos; esta combinación de perversidad y cobardía es letal para las libertades con las que debe crecer nuestra niñez y nuestra juventud. En lo personal he crecido y he sido educado con un profundo respeto por los militares, no solo por ser nieto y llevar el nombre de mi padre y de mi abuelo el General de División Roberto Cruz, quien luchó en la Revolución mexicana al lado de mi General Álvaro Obregón y mi General Plutarco Elías Calles, sino porque en mi familia materna tres hermanos de mi madre trabajaron toda su vida en la Marina hoy ellos ya en retiro. Pero las consecuencias de la militarización de hoy en México no es responsabilidad de nuestras Fuerzas Armadas, sino de la estrategia fallida de un Gobierno rebasado por el crimen organizado y sumergido en la misma corrupción e impunidad que tanto criticó del régimen del pasado. Reflexionemos y usemos las redes sociales para manifestarnos, porque cuando los abusos de la militarización del país lleguen a tu familia, el silencio ya no te parecerá tan cómodo.

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