LAS CUENTAS HUNDEN AL QUÍMICO: SUS CUENTOS YA NO LO SALVAN; CHICANADAS BUENAS Y MALAS
DOMINGRILLA
FRANCISCO CHIQUETE
Por supuesto, no hay anuncios oficiales ni se han iniciado procedimientos formales, pero todo apunta a que el alcalde mazatleco Luis Guillermo Benítez Torres no terminaría el año en el puesto para el que fue electo en 2021 e incluso, si entiende los mensajes (muy difícil, ciertamente), se iría en este mismo mes.
Este fin de semana el diputado local Sergio Mario Arredondo Salas dio a conocer resultados de la investigación sobre la cuenta pública del 2020 y el panorama no puede ser peor: una parte muy importante de las observaciones quedó sin solventar, esto es, que se presentaron pruebas, facturas, asientos contables y demás papelería, pero no pudieron acreditar el uso legal de millones y millones de pesos.
Arredondo Salas es uno de los diputados que ha hecho su trabajo con mayor seriedad, al margen de las grillas tan frecuentes. Al presentar públicamente esos resultados actuó en consecuencia con sus convicciones, pero además, seguramente que lo hizo del conocimiento de su bancada y de quien encabeza la Junta de Coordinación Política, es decir, no está dando un albazo ni mucho menos.
La gente de Morena, por otra parte, se ha mantenido al margen de esta situación, lo cual no significa defensa ni mucho menos. Nadie ha intentado lanzar una tabla de salvación al Químico Benítez, por el contrario, se ha advertido que de haber irregularidades comprobadas se dará paso a los procedimientos legales a que haya lugar.
En realidad no hay que rascarle mucho para encontrar irregularidades. Si la cuenta pública del 2020 enfrenta observaciones que no han podido solventar en el ámbito de los recursos locales, en los federales la Auditoría Superior de la Federación marca observaciones no satisfechas, por encima de los ochocientos millones de pesos. ¿Sabe usted cuál fue la reacción del gobierno municipal ante ese anuncio? No fue un desmentido ni una presentación de pruebas a favor, sino una amenaza de demanda contra el auditor superior por haber filtrado la información. Es evidente que alguien no entiende la legalidad de estos tiempos. “Filtraciones” no son equivalentes a “transparencia”. Toda esa información hoy es sujeta al conocimiento público, sobre todo después que hubo la oportunidad de hacer aclaraciones y éstas no fueron satisfactorias.
En las cifras y conceptos que se han manejado no se encuentra todavía la contratación de luminarias por más de 400 millones a la empresa Azteca Lighting. Aunque al ver el panorama que se le venía el alcalde decidió romper unilateralmente el contrato, la irregularidad de una contratación directa, sin cumplir los más elementales protocolos es una irregularidad consumada. Y a eso hay que sumar los muchos cabos sueltos que han dejado la primera y la segunda administraciones de Benítez Torres.
Éste por cierto demuestra que no ha aprendido la lección. Con la tormenta encima se fue a la Ciudad de México en compañía de sus personas de más confianza, pretextando la entrega de un reconocimiento que no añade lustre a la ciudad, y ni siquiera a un gobierno tan golpeado como este.
A juzgar por el ejemplo del desafuero aplicado al exalcalde culichi Jesús Estrada Ferreiro, el Químico seguirá el mismo destino que el jonrón: se va, se va y se fue, a menos que funcione la que había sido su mejor arma y muy posiblemente la causa de su perdición: el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador, que lo ayudó a ser candidato a alcalde las dos veces en que ganó las elecciones, pero que parece haberlo cegado y convencido de que podía hacer lo que le viniera en gana son pagar consecuencias. El munícipe ha buscado a sus contactos en la Ciudad de México tratando de reverdecer laureles, pero hasta el momento no le han respondido.
Tampoco es gratuito. No sólo es que su causa sea poco defendible en estos momentos, sino que en otras etapas abusó de esa cercanía, desoyendo advertencias como aquella de “Andrés Manuel no habla de ti como candidato”, que no atendió ni siquiera por habérsela repetido en tres ocasiones alguien del primerísimo círculo presidencial. Con todo, siguió buscando ser el abanderado por la gubernatura incluso combatiendo no sólo a Rubén Rocha Moya, sino a Mario Delgado.
Apenas hace dos semanas que el presidente estuvo en Mazatlán, y el alcalde no fue convocado a ningún evento, ni siquiera a un encuentro privado de salutación. Por su iniciativa, se hizo presente en los pasillos del Hotel El Cid por los que sabía que pasaría y aprovechó para saludarlo y hacer que le tomaron la foto. Él presume que nadie le evitó el paso, pero nomás eso faltaba, cuando el estilo de AMLO es ese, abrirse al contacto con la gente cuando hay un ambiente controlado.
Adujo entonces que el protocolo no considera la presencia de los alcaldes, algo que nadie le creyó. Pero días después estuvo en Mazatlán el embajador de los Estados Unidos, Ken Salazar, y tampoco fue convocado. ¿Otra vez los protocolos? Él sabe que no se trata de eso.
En la entrega pasada señalábamos la posibilidad de que el Químico asumiera la situación y decidiera irse para aprovechar la posibilidad de que le tendiesen un puente de plata, pero está visto que no ha sabido aprovechar esa oportunidad.
EL PRESIDENTE LÓPEZ OBRADOR
¡CONTRA LAS CHICANADAS!
Cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación estaba aun por decidir si declaraba inconstitucional a la prisión preventiva oficiosa, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo una última lucha (efectiva por cierto) para evitar un acuerdo en ese sentido. Es una disposición constitucional, dijo, no se puede tomar una disposición para desaparecerla, es una chicanada, va contra la legalidad.
Al final se retiró el proyecto, cuando ya varios de los ministros se habían manifestado en contra, cediendo a las presiones presidenciales, que incluyeron un reclamo a los cuatro ministros propuestos durante este sexenio y ratificados por el Senado de la República, que en palabras presidenciales se estaban yendo “por lo jurídico y no por la justicia”(es decir, por la línea).
Pero paralelamente a ese proceso, se llevaba el de su iniciativa preferente para que el Congreso de la Unión reformara una norma constitucional, la que pasa a la Guardia Nacional a ser parte de la Secretaría de la Defensa Nacional. Lo que propuso y le aprobaron, fue una ley secundaria que modifica a la Constitución, a sabiendas de que eso no es legal, pues como dijo Ricardo Monreal, cualquier estudiante de Derecho en primer grado sabe que no es posible. Es, en palabras del propio presidente, una chicanada. Pero claro, cuando la hacen los de enfrente, está mal, cuando se hace desde el poder presidencial, está bien.
Los senadores de oposición anunciaron que buscarán que la Corte declare inconstitucional esa reforma, pero seguramente se encontrarán con la misma situación de los casos recientes: cuando mucho habría siete ministros avalando la declaratoria, y cuatro rechazándola y así, por un voto, López Obrador podrá mantener su idea de militarizar lo que fue creado como un organismo civil.
DOS INCINERADOS
Este debate, que para variar va ganando el presidente, dejó a dos personajes chamuscados.
Uno es Alejandro Moreno, el famoso Alito, quien dio la espalda a sus compromisos y para salvar su pellejo, visiblemente en camino del desafuero y eventualmente de la cárcel, envió a través de una diputada, una insólita iniciativa de reforma que permita ampliar el plazo constitucional que se da a las fuerzas armadas para hacer tareas de seguridad pública. Actualmente lo pueden hacer de aquí al 2024, pero con la reforma de Alito se irían al 2028. Así el presidente no tendrá que enviar una iniciativa de reforma constitucional para la que no le alcanzan los votos de Morena y asociados. El PRI en cambio da la posibilidad de alcanzar mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Pero si falla porque en el Senado no le sigan el rollo, Alito ya le hizo un gran favor al presidente: prácticamente rompió la alianza opositora que se veía venir para el 2024.
Usted podrá decir que las cenizas no arden, y que Alejandro Moreno ya era menos que rescoldo, pero incluso así, el sujeto perdió cualquier posibilidad de credibilidad y de presencia, por más que hoy le busquen justificaciones.
El otro quemado fue Ricardo Monreal, quien prefirió buscar un acuerdo de último momento con el presidente, quien no lo acepta en la lista de corcholatas. Monreal se abstuvo para no votar en contra de una ley que él mismo había dicho que era anticonstitucional, como lo sabe, había asegurado, cualquier estudiante de derecho de primer año. Yo no voy a traicionar a mi Universidad, donde he enseñado que la Constitución debe respetarse, dijo. Sí la traicionó, y también a sí mismo. Lo hizo inútilmente, porque de todos modos el presidente lo acusó de avalar al pensamiento conservador y de paso, a los que votaron en contra, los llamó cretinos.
A propósito del tema electoral, el senador sinaloense Mario Zamora dice que va a trabajar para que la alianza persista, pero es previsible que él será uno de los tres senadores priístas que votarán por la Ley Alito. ¿Cómo puede así contribuir a la supervivencia de la alianza? José López Portillo decía que los del PAN querían negociar con el gobierno pero seguir guardando su independencia, como las muchachas que se entregaban y luego proclamaban su virginidad, Avalo la traición que les hicimos, pero estoy con ustedes. ¿Usted le creería?
LOS EXTREMOS, OPORTUNISMOS
Y RIDÍCULOS DEL DEBATE NACIONAL
La muerte de Elizabeth II, reina de Inglaterra, revivió los viejos debates del mundo. Mientras una parte lamenta la partida de un símbolo de la estabilidad y de la lucha por las tradiciones de un país, otros se alegran de que haya caído una representación del imperialismo y traen al presente los abusos coloniales y hasta la guerra de la Malvinas.
Todos los personajes resultan controversiales, sobre todo cuando han ejercido un poder o una influencia tan grande y durante tanto tiempo. Setenta años es una cifra desproporcionada.
Pero en México tenemos una capacidad increíble para llevar las discusiones a puntos de franca ridiculez.
En estos días apareció un meme en cuyo primer cuadro aparece Felipe Calderón saludando a la reina, durante una visita oficial a aquel país. En el cuadro bajo aparece el presidente Andrés Manuel López Obrador saludando a la mamá del Chapo Guzmán.
Aunque el contraste se explica solo, uno se pregunta si hay algún mérito personal de Calderón en haber saludado a Elizabeth II cuando se trató de un acto protocolario al que obligan los rituales de la diplomacia.
Lo de la mamá del Chapo es por supuesto, un acto fallido del presidente, en un contexto tan difícil y doloroso como el que vive nuestro país por la actuación de las poderosas y despiadadas bandas delictivas originadas en el narcotráfico.
Pero por supuesto, los amloístas no podían dejar pasar el golpe sin defender la causa con sinrazones como esta: “El lado bueno es la sencillez de nuestro presidente con la gente del pueblo… mientras el Comandante Borolas co la alta curia… la mano de la reina que tanto daño hizo desde su corona”.
No tenemos lucha.