Aquí en el Congreso

 

Ayer fue el último día para hacer campaña y en el cierre de las Presidenciables, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, no hubo sorpresas, todo fue como se proyectó: llenos extraordinarios para mostrarse quien tiene más musculo político.

Sus presentaciones, de un lado y del otro ofrecieron sus mejores propuestas, ofrecieron también los cambios que se requieren para transformar el país en un México seguro.

Las dos candidatas llegarán a las votaciones del domingo con un voto dividido que ha sido la marca de este sexenio impulsado por el propio Presidente López Obrador.

Un voto dividido porque el país, para nadie es secreto que está más que dividido, unos a favor de López Obrador y otros en contra.

Desde que arrancó este sexenio, el Presidente se encargó de instrumentar un golpeteo sistemático contra los opositores, contra el empresariado y contra los conservadores.

Fue su discurso sexenal, fue muy claro y nunca oculto su rechazo, incluso a los propios medios de comunicación.

Siempre antepuso que en su gobierno no se aceptaría actos de corrupción, que estos, si brotaran, serían castigados con todo el peso de su gobierno, que los funcionarios sabían que no se podía actuar como el pasado.

Fueron, sin duda palabras de compromiso esperanzador, pues en el sexenio que terminaba de Peña Nieto, al menos tres gobernadores estaban en proceso por actos de corrupción y desvíos de recursos en sus gobiernos, llámese Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua.

También salía Peña Nieto por la puerta de atrás, había muchos negativos que cavaron su tumba política y le dieron la puntilla de lo que dejaron del PRI, un partido desmantelado, destartalado y con un temor de sus gobernadores que llevaron a rendirle cuentas al nuevo supremo de Palacio Nacional.

Esa llegada triunfal de López Obrador pronosticaba la desaparición del PRI como partido, el tricolor estaba totalmente destrozado y enfrente el PAN de Marko Cortés con un poco más de oxígeno, pero también derrotado.

El Presidente presumía que ni juntos, PRI, PAN, PRD y MC le ganaban a los más de 30 millones que alcanzó para derrumbar a Peña Nieto.

Paralelamente, AMLO soltaba mensajes que habían sido cachados por Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, sabían, desde entonces que se inclinaba por Claudia Sheinbaum. Desde ahí, el que manda en Palacio le fue preparando la cama para su candidatura.

Alejandro Moreno “Alito”, recibió el partido del PRI en esas condiciones, con una derrota histórica, 42 diputados en San Lázaro y 13 senadores, cuando en años anteriores el tricolor era mayoría de Sambrano del PRD, la idea armar una gran alianza de los tres partidos y, hacerle la lucha con MC de Dante Delgado, un político muy cercano a López Obrador.

En 2021 se construyó esa alianza del PRI, PAN y PRD y fue severamente criticado por el Presidente, que eran unos montoneros y que solos no podían, por eso se unían, pero incluso los retaba.

Las elecciones intermedias de ese año, le dieron la razón a esa alianza, recuperaron 50 diputaciones federales de AMLO y le quitaron la mayoría calificada.

También en la CDMX le arrebataron 9 de las 16 alcaldías en un severo descalabro y derrota de Sheinbaum lo que provocó que sus aliados buscaran culpables y responsables y uno de ellos, acusaron a Ricardo Monreal, su acérrimo rival.

El año pasado que levantaron la mano a Claudia Sheinbaum y a la propia Xóchitl Gálvez sus líderes nacionales, Mario Delgado y los opositores Alito, Marko y Zambrano, el escenario comenzó agarra color.

El partido en el poder decidió llevar la campaña al terreno de encuestas, contrataron a la gran mayoría con la idea de generar una percepción de una ventaja abultada. Comenzaron a ganar terreno los morenos de Mario Delgado y las cifras le daban incluso a Sheinbaum hasta 30 puntos sobre Xóchitl.

Naturalmente que las cifras de esas encuestas quedaron al descubierto de una estrategia fallida porque comenzaron a brotar las inconformidades por falta de pagos y, algunas empresas afectadas comenzaron a filtra esa farsa, vaya encuestas compradas a modo.

El domingo, después de tres meses de campaña, por fin se enfrentaran las dos candidatas pero en las urnas. Los números están parejos, no hay ventajas y se espera un final de fotografía.

Las cifras de encuestas reales, de esas que son internas y no se pueden publicar, tanto en Morena como en el opositor, simplemente les da un empate técnico que ha provocado la preocupación en Palacio nacional.

Jachavez77@yahoo.com

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