El ex titular del INM durante el sexenio de AMLO compartió con LPO sus lecturas sobre la coyuntura migratoria actual en México y EU.
Por Nadia Luna

 La llegada de Andrés Manuel López Obrador al gobierno suponía un giro drástico y  humanista en las políticas migratorias que encararía Tonatiuh Guillén como comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM). El proyecto duró solo seis meses, pues se topó con la política antimigrante del primer gobierno de Donald Trump.

En junio de 2019 Guillén regresó a la academia para no participar en el plan de militarizar en la frontera. Actualmente es investigador de la UNAM y mantiene su análisis sobre fenómeno migratorio actual y las políticas en la materia que enmarcan la relación bilateral actual entre México en Estados Unidos. En diálogo con LPO, compartió algunas de sus lecturas.

 

 

 

¿Cómo leer los hechos recientes en Los Ángeles, las redadas, las protestas?

 

El proyecto de fuerza de Trump no es circunstancial: su diseño es militarista. Cuando manejó de manera reciente los términos de invasores, de amenaza de la seguridad nacional, ahora diciendo que va a liberar a California ¡liberar! imagínate la palabra, liberar a California de los invasores, es una invitación al ejercicio militar y de la fuerza, es una justificación al uso de fuerza.

 

Entonces, en la coyuntura de estos días, pues ‘le viene como anillo al dedo’ las expresiones de protesta, los excesos le vienen mejor porque va a decir: “¿ven cómo son invasores y terroristas?” Ya dio pasos muy importantes como incorporar a más de 4,000 elementos de la Guardia Nacional de California y también otro evento inédito, muy cuestionable desde punto de vista jurídico, no solo político, es incorporar elementos de la Marina de Estados Unidos en ese escenario.

 

¿Hacia dónde va esa ruta?

 

Quiere llegar a las detenciones y expulsiones masivas. Pero también se observa una gran oposición y resistencia. Esa resistencia viene también desde el Congreso, de la sociedad, gobiernos, congresistas, asociaciones civiles, iglesias, las comunidades, los barrios, los espacios, los sectores económicos que se están viendo afectados. Entonces, no es simple.

 

Hay una lectura también de que el foco vuelve estar en el tema migratorio ante el fracaso en la opinión pública del tema comercial…

 

Ya lo traía en el nivel más alto y en el presupuesto. Ya construyó todo en lo ideológico, el aparato jurídico y ahora el aparato cuasi militar, porque eso es lo que quisiera, meter a la Guardia Nacional. Por eso lo de Los Ángeles hay que leerlo no como un evento sino como una ruta. Pero no es una ruta en freeway; es una ruta que tiene una oposición ya muy fuerte.

 

Y es preocupante porque el secretario del Pentágono apenas ayer, en un encuentro en el Congreso, subrayaba que tienen intención de usar a la Guardia Nacional como parte de la fuerza para “liberar” a Estados Unidos “de los invasores”, o sea, ya estamos en otro piso de las palabras y de las iniciativas.

 

"Los Ángeles no fue un evento aislado: es la ruta antmigrante y de militarización que propone Trump"

 

Entonces, observa usted una resistencia fortalecida que, al menos, le va a dificultar el camino.

 

Estados Unidos ha tenido periodos de muy fuerte tensión social, sobre todo en los años 60 y es probable que se estén sembrando semillas para un evento similar si esa ruta pretende avanzar. Que yo creo que va para allá porque no es un discurso ya; es un aparato de fuerza. Y si eso ocurre, pues vamos a estar, no creo que con el gran asunto de deportaciones masivas porque eso no se va a poder, pero sí con el asunto de tensiones tremendas.

 

Va a haber un evento el sábado muy especial: en Washington va a ser el desfile militar que coincide con el feliz aniversario de cumpleaños Trump, pero al mismo tiempo, en cientos de ciudades de Estados Unidos va a haber manifestaciones. Ese es un termómetro que hay que observar porque va a dar la medida de la oposición y de la resistencia. Es un día para seguirlo con detalle.

 

¿Cómo recibe usted las recientes críticas que lanzó la secretaria de Seguridad, Kristi Noem sobre la presidenta Claudia Sheinbaum? 

 

La presidenta hizo un par de declaraciones que le han costado muchísimo. Aunque no tendría capacidad para movilizar nada en EU, pero desde la lógica de ‘no estoy buscando quién me la hizo, sino a quién me la paga’, pues está puesta ahí, por declaraciones francamente imprudentes. Entonces eso está en el mapa.

 

Y ante toda esta situación en Estados Unidos, ¿qué esperar para México?

 

Desde junio del 2019 México se ha dedicado a la condescendencia, al alineamiento y a ser continuidad de la estrategia migratoria de Estados Unidos. Por eso se militarizó la política migratoria. Nosotros fuimos los primeros en militarizar, a petición de Trump, el Instituto Nacional de Migración. Nos dedicamos a la contención. Ahora el último acuerdo con la presidenta es el de poner a 10, 000 elementos del ejército y guardia nacional al otro lado de la frontera para complementar a los 10,000 o más soldados de Estados Unidos.

 

Más alineados no se puede. Y aquellos, más desagradecidos no se puede. Después de todo lo que les ha cedido a México ahí y lo mal agradecen. Eso es el colmo. Pero bueno, eso es parte de las anécdotas de lo que ocurre.

 

¿Qué estrategia podría asumir Gobierno mexicano?

 

Le tocaría a México, desde hace tiempo le toca, pero no lo ha hecho, un diálogo amplio con los actores políticos de Estados Unidos y especialmente con este lado civilizado de la inclusión que está ahorita muy bien retratado en California, está muy bien retratado en otros estados como Illinois o Nueva York.

 

Ese diálogo lo debimos haber hecho desde hace tiempo. Es un gran error histórico. Incluso con las comunidades y las asociaciones mexicanas ni caso les hace el Estado. No hay reuniones.

 

"Los Ángeles no fue un evento aislado: es la ruta antmigrante y de militarización que propone Trump"

Usted estuvo al frente del INM por seis meses al inicio del gobierno de AMLO y sale en un contexto de presiones en el primer gobierno de Trump. ¿Qué ha pasado desde su salida con la política migratoria mexicana?

 

A mí me invitaron a un proyecto para que lo implementara, lo desarrollara y le diera más forma de rectificación de la política migratoria, porque antes (de López Obrador) ya estaba en la estrategia de contención, pero comparada con la de ahora, nada que ver.

 

Entonces, había que rectificarla y había que promover inclusión, desarrollo en la frontera sur y en la frontera norte. Había un desafío grande que empezó con el sexenio: las caravanas y el trato correcto debido a las poblaciones que ingresaban a México. Hasta ahí pues yo estaba super feliz, contento. Y había proyectos muy importantes de renovación del instituto, de su modernización, de cambio de personal, de atacar la corrupción y los abusos. Sobre eso estábamos.

 

Pero al mismo tiempo el gobierno de México ya estaba negociando el Quédate en México, desde octubre o noviembre por ahí del 2018, lo cual contradecía al otro proyecto de derechos humanos y desarrollo. Y las presiones de Trump avanzaron por el lado de los aranceles a las exportaciones mexicanas, etcétera, etcétera. El gobierno de López Obrador no quiso meterse en un conflicto. Dijo, “Okay, está bien, ¿qué quieres?” Y cambió la política migratoria.

 

Entonces, yo no iba a estar en una política migratoria contradictoria con la que yo empecé y ese giro pues fue el que me hizo salir de ahí porque no iba a estar persiguiendo migrantes ni montado en el aparato del ejército ni cosas de estas.

 

Al final, el balance es que perdió un proyecto, el proyecto de desarrollo y de derechos humanos y de inclusión. También teníamos una ruta con relación a la población mexicana en Estados Unidos, una ruta con relación a la población mexicana que era deportada, también perdió.

 

Y en su lugar llegó un perfil muy adecuado para este nuevo trabajo, que es Francisco Garduño, el cual, además, terminó su gestión, en impunidad, ¿Qué opinión tiene de esa gestión?

Sí. Fue una gestión concentrada en la contención, en el freno, en el abuso, no se rectificó al Instituto, urge una rectificación muy potente de sus procesos, evitar la corrupción que sigue siendo un gran tema dentro del instituto y eso es el retrato de haber cedido en la política migratoria.

 

Y del nuevo comisionado, Sergio Salomón, ¿cómo ve su perfil?

 

Es un personaje que no tiene nada que ver con la migración. O sea, es una chamba. Es un cargo. No sé cómo llegó, la verdad. Lo importante es construir otra ruta y de eso no hay ninguna señal, por el contrario.

 

Ahora ha tenido un éxito tremendo el cierre de la frontera con Estados Unidos, pues el número de personas en movilidad en México se ha reducido drásticamente. Ha funcionado drásticamente porque, como migrante, no te vas a meter contra el Ejército. Ese es otro nivel. Y ahí estamos.

"Los Ángeles no fue un evento aislado: es la ruta antmigrante y de militarización que propone Trump"

 

¿Se puede decir que se controló la frontera sur? Es decir, en los términos que plantea Estados Unidos, quiero decir.

 

No hay un problema de control. Hay un problema de maltrato.

 

Lo que debiéramos estar haciendo ahora y desde hace rato, sobre todo después del año 2021 es reconocer que las nuevas movilidades son de personas con perfil de refugio. Son personas que están buscando protección internacional. México tiene disposiciones en la Constitución explícitas en materia de refugio, tenemos una ley muy buena sobre refugiados, tenemos una institución especializada para la atención de refugiados que es la COMAR.

 

Con pocos recursos también

 

A propósito. No es casual. Cómo es posible que al INM le des como 2,000 millones y la COMAR menos de 50. Ni siquiera necesita mucho dinero, es cambio de política; la inclusión no requiere mucho dinero, es un cambio de voluntad y de horizonte. Entonces, cuando dicen, “no, es que no tenemos recursos”, no se necesitan. Basta cambiar tres, cuatro disposiciones y generas otro escenario y no tendríamos a la gente en la calle, no tendríamos a la gente escondiéndose, los pocos que quedan.

 

Y en un contexto donde nuestro vecino quiere hacer deportaciones masivas, debería ser un tema prioritario ¿no?

 

Sería el momento para decir ‘México tiene otra visión, otra cara, otro trato, otra manera de comprender y de atender a las poblaciones en movilidad y reconocemos que se trata esencialmente de población refugiada’. Y nos vamos sobre la inclusión. Por ejemplo, la población haitiana. No tiene país. Está clarísimo. Entonces, ¿por qué los maltratamos? Nuestra ley nos obligaría a tratarlos de otra manera. O los nicaragüenses desplazados por el dictador Ortega. O los desplazados por el dictador Maduro o los desplazados por la dictadura cubana.

 

Mencionaba de pasada el tema del narcotráfico. Se trata hoy en día de un elemento dentro de la migración por el tráfico de personas ¿cómo abordarlo?

 

Es muy obvio, por ejemplo, el flujo de dinero, pero volvemos al mismo punto: no ha habido intención. El hecho es que el narco se metió ahí presente, como parte del aparato de tráfico de personas.

 

Pero ahora ya no les va a importar porque los números del flujo de personas se cayeron, ya no hay. O sea, sí, los traficantes ganaron muchísimo cuando tuvimos en los grandes flujos del 2022-24. Pero ahorita que no hay personas, ¿cómo le vas a hacer? No tienen gente, entonces, por eso el tema les va a importar menos. Lo que sí les va a importar es el tráfico de drogas que es ahí donde vienen las rispideces.

 

Hay que ver qué pasa con la visita de Marco Rubio, también el encuentro en Canadá, hay que ver si no la maltrata Trump (a Sheinbaum). Creo que no, porque va a estar en Canadá, o sea, es otro espacio, pero le pueden hacer una mala cara.

"Los Ángeles no fue un evento aislado: es la ruta antmigrante y de militarización que propone Trump"

 

Me parece que el discurso antimigrante de Trump ha sido muy potente entre algunas audiencias y peligrosa cuando no se entienden los conceptos jurídicos en la materia, ¿cómo podemos entender mejor el fenómeno migratorio para no criminalizarlo?

 

Las personas que cruzan a Estados Unidos los podemos dividir en dos grandes grupos, -sobre todo en el caso de México- el de las personas desplazadas por la violencia y la inseguridad, que son refugiados y buscan asilo. Y al cruzar la línea o entrar en un puerto y pedir asilo no están haciendo nada ilegal. Está dentro del marco jurídico de Estados Unidos la solicitud de asilo. Nadie está haciendo nada ilegal.

 

Segunda parte, el otro el que va a trabajar. Es el mayor cinismo quejarse de esta persona que probablemente cruzó de manera irregular la frontera, pero que la aprovechan perfectamente con mercado laboral. Y hay sectores enteros que en 30% más viven de los migrantes, como el sector agrícola, construcción, servicios, hotelería, restaurantes y demás. Muchos de ellos ya forman parte de las comunidades.

 

Entonces, sería mucho más sensato regularizar esa presencia que gastarte 180,000 millones de dólares en intentar expulsarlos. Que, además, eso sería a costo económico de Estados Unidos. El 80% del crecimiento de la fuerza laboral de Estados Unidos ocurre por migrantes, ¿qué quiere decir? que sin migrantes esa economía no crece.

 

Es una de las deudas que se espera se resuelva con una reforma migratoria

 

Por supuesto. Yo creo que entre las cosas que ojalá ocurran de esta locura es que se reconozca que millones forman parte de la vida de esta Estados Unidos e incluso con hijos estadounidenses que forman parte de la vida, de la economía, de la cultura y para decirlo más en amplio, de la felicidad de ese país.

 

Con información de La Política Online

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