En Sinaloa, los corralones se han convertido en auténticos cementerios de vehículos. Según el Servicio de Administración Tributaria del Estado de Sinaloa (Sates), de los 1 millón 600 mil automóviles registrados en el estado, alrededor de 300 mil tienen adeudos superiores a cinco años. Muchos de estos vehículos, que llevan años abandonados en corralones, son considerados autos chatarra, lo que representa un serio problema para el estado en términos de espacio, seguridad y medio ambiente.

Estos automóviles no solo representan un problema fiscal debido a la deuda acumulada en tenencias y otros impuestos, sino también un reto logístico para los municipios, que deben lidiar con la saturación de corralones y la gestión de la chatarra. El problema de los autos chatarra va más allá de los corralones saturados. Estos vehículos en desuso, que muchas veces quedan expuestos a la intemperie, generan contaminación del suelo y del aire, convirtiéndose en una fuente de riesgo ambiental. Los aceites y líquidos que se filtran al subsuelo pueden afectar las capas freáticas y representar un peligro para la salud pública.

Así, pues es crucial que se desarrollen políticas de reciclaje de vehículos más robustas, con el objetivo de minimizar el impacto ambiental y aprovechar los materiales de los autos chatarra de manera eficiente. Sinaloa necesita una estrategia clara y eficaz para afrontar esta situación y garantizar que los corralones no sigan acumulando chatarra sin control.

Con información de MSN

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