Los Chapitos enfrentan momentos de suma tensión. Sus días están contados por los combates intestinos, las traiciones y una falta de conducción manifiesta. A lo que se suma el acoso permanente de las autoridades mexicanas.

Laureano Pérez Izquierdo

Los Chapitos ingresaron en su etapa final. La que alguna vez fue la facción más importante del Cartel de Sinaloa, hoy es un recuerdo -funesto- de aquellos años de auge y gloria. Su caída en desgracia, lejos de lo que se podría suponer, no comenzó luego de la detención de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera -el 8 de enero de 2016 en Los Mochis-, sino tras haber roto lazos definitivos y estallar la guerra en julio de 2024 con Los Mayitos, la banda criminal leal a Ismael “El Mayo” Zambada dentro de la misma estructura.

Este feroz enfrentamiento y la falta de liderazgo está llevando lentamente al Cartel de Sinaloa a sus últimos días. Al cadalso.

La banda conducida hoy por Iván Archivaldo Guzmán y Aureliano Guzmán Loera, “Guano”, hermano de “El Chapo”, sufre una sangría de liderazgo que las capas intermedias e inferiores sienten a diario. Ambos viven refugiados y escurridizos y no son vistos públicamente desde hace meses, lo que muestra -en los códigos del submundo criminal- una falta de control territorial más que alarmante.

La actualidad de Los Chapitos comenzó a precipitarse definitivamente cuando Joaquín Guzmán López, “El Guero”, -hijo de “El Chapo”- se entregó a las autoridades de los Estados Unidos el 25 de julio de 2024. Pero no lo hizo solo: junto a él arrastró a “El Mayo”, a quien subió engañado al avión que cruzó al frontera norte de México. Ahí se produjo la ruptura con “Los Mayitos”. Ovidio Guzmán López, otro pope, ya había caído en enero de 2023 y extraditado a una prisión federal estadounidense.

Ambos cerraron tratos con la justicia de aquel país.

Con información de Infobae

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