Derivado de la narcoguerra que se libra en Sinaloa, han aumentado los casos de adolescentes involucrados en delitos graves.

Scarlett Nordahl

Culiacán, Sin.- Desde septiembre de 2024, fecha en la que se recrudeció la violencia en Sinaloa derivado de una guerra interna entre dos facciones del Cartel de Sinaloa, al menos 52 menores de edad han sido detenidos y recluidos en el Centro de Internamiento para Adolescentes, confirmó la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE).

De ese total, dos son mujeres, uno se identifica como no binario y el resto son varones, informó Verona Hernández Valenzuela, vocera de la dependencia, quien agregó que los adolescentes enfrentan procesos por delitos como portación de armas y posesión de sustancias ilícitas.

Son alrededor de 52 menores los que están en el Centro de Internamiento de Adolescentes, dos mujeres, uno no binario y el resto masculinos. Ese es el último dato que te tengo”, detalló.

El llamado tutelar de menores, ubicado en Aguaruto junto al penal de Culiacán, ha visto un incremento en su población como reflejo del deterioro social que arrastra el estado. El fenómeno coincide con la ola de violencia entre grupos del crimen organizado, que ha intensificado su presencia en comunidades urbanas y rurales, reclutando a menores de edad para diversas tareas delictivas.

Frente a esta problemática, Feliciano Castro Meléndrez, vocero del Gobierno de Sinaloa, sostuvo que el enfoque de la administración estatal es atender las causas estructurales que llevan a niñas, niños y adolescentes a integrarse al crimen.

Este es un asunto eminentemente social y de orden cultural. Si queremos trascender, tenemos que atender este enroque”, señaló.

Castro Meléndrez mencionó que el gobierno impulsa programas como becas educativas para estudiantes de nivel medio superior, el programa Jóvenes Construyendo el Futuro y otras medidas dirigidas a ofrecer alternativas, aunque reconoció que el reto es enorme y que las políticas públicas aún no alcanzan para contener el fenómeno.

Lamentablemente, jóvenes se han incorporado a este tipo de actividades ilegales que agravian a la sociedad. Muchos de ellos han fallecido, otros están en la cárcel. Se tiene que aplicar la ley, pero el planteamiento esencial tiene que ver con atender las causas”, concluyó.

Mientras tanto, la cifra de adolescentes presos en Sinaloa sigue creciendo, dejando ver no solo la fragilidad de una generación sin oportunidades, sino también los vacíos de un sistema que castiga más de lo que previene.

Con información de Espejo

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