Morenistas: la justificación de sus excesos
DOMINGRILLA
Morenistas: la justificación de sus excesos; ¿a qué viene el gabinete de seguridad?; informes de legisladores
FRANCISCO CHIQUETE
¿Cómo se explica uno que los principales personajes del gobierno y del partido que habla siempre en nombre del pueblo, incurran en los excesos de una vida principesca, que antes criticaron tanto a los que estuvieron en el poder?
Que los anteriores se daban también la gran vida, es innegable y por eso perdieron el favor de la gente. Poco a poco se olvidaron de los postulados que les permitieron subir, y terminaron con todo el desprestigio del mundo.
Pero resulta que los nuevos mesías andan por las mismas: viajes al Japón, a París, a Portugal, a todos los centros turísticos del jet set internacional, a los puntos de reunión de los neoliberales a los que con tanto odio han combatido verbalmente.
Esto recuerda aquella frase que de juego decía don Raúl Ledón Márquez, exalcalde mazatleco: “tanto que yo odiaba a los ricos, y dios me castigó haciéndome uno de ellos”.
Y no es sólo que agarren su avioncito y se vayan a los lugares más exclusivos. Es también la desfachatez con que pretenden justificar su desobediencia al mandato presidencial de “vivir en la justa medianía, como lo exigía el presidente Benito Juárez” y como a diario repite inútilmente la presidenta.
Andy, el heredero del imperio popular, dice que se le hace objeto de una crítica “clasista”, como si sus vacaciones en Japón, con visitas a las tiendas de alta gama, hubiese sido una tarea revolucionaria. Si se cansó -se confiesa extenuado- con los pocos meses que lleva como poder tras el trono de su partido-, es acaso por su escasa costumbre de trabajo. Pero que diga que “los reaccionarios” le mandaron espías a seguir sus pasos y armarle una campaña de desprestigio es una barbaridad.
Que AMLO, su papá, no alcance a dimensionar el impacto y la presencia de las redes sociales y la movilidad de los mexicanos en el mundo, se entiende. Es un señor que creció en la grilla y el activismo tradicional y que de veras se pensó centro del universo. Pero que un hombre joven como Andy, crea que nos convence con esa conjura derechista, es tener muy poco caletre, o considerar que los mexicanos en general somos escasos de capacidad para discernir.
No es el único. Hasta el otrora feroz Gonzalo Fernández Noroña suelta sus defensas diciendo que la justa medianía no es vivir como pobre, sino gastar su propio dinero, para ir hasta donde le alcance, al final es eso, su dinero. El problema es que en todos ellos, su dinero ha provenido del gobierno, porque aún en los tiempos en que eran oposición, siempre han vivido del gobierno.
Cada vez se ve más cercano el simil hoy tan citado, el de la novela La Granja, de George Orwell, en que los animales se rebelan contra los humanos, se apoderan del poder y dictan reglas para que nadie sea más que los otros, aunque al final los nuevos gobernantes descubren que se pueden justificar bajo el axioma de “todos somos iguales, nomás que hay unos más iguales que otros”.
NO TARDAN
EN REGRESAR
Cuestión de días para que regrese el gabinete de seguridad a sesionar en Sinaloa, probablemente en Culiacán, donde efectivamente se encuentran entre sí, o según el ambiente, se ven con algunos representantes empresariales, y se regresan a la tranquilidad de sus oficinas.
Mientras eso pasa, los grupos delictivos siguen enfrentados y se agreden con tanta libertad como antes que el gabinetazo viniese a sesionar.
Cuando la presidenta dijo que instruía a esa parte de su equipo -la de seguridad- para que viniese a trabajar en Sinaloa, pensamos que efectivamente trabajarían con equipos de inteligencia, que analizarían los problemas que se estaban presentando, los patrones de las agresiones, los sistemas de operación, que debe haberlos, a pesar de la estrategia del pica y huye, y que después de investigar entre la población, ajustarían los operativos para atender las quejas y necesidades de los culiacanenses y de los sinaloenses en general.
Por desgracia no es así. Cada secretario, cada funcionario viene armado no sólo con sus personales equipamientos y capacidad de fuego, sino con sus archivos pletóricos de estadísticas positivas, a cuya luz concluyen que sí, que todavía hay violencia, pero que ya está bajando el número de asesinatos, que los decomisos de droga alcanzan niveles históricos, que cada vez se le arrebatan más armas a los criminales y que la destrucción de narcolaboratorios es un motivo de orgullosa satisfacción para ellos, para las fuerzas armadas, para el gobierno de la República y debe serlo también para la sociedad mexicana en general.
Entonces uno, que habría puesto su esperanza en esa cercanía, termina preguntándose para qué vienen, si esto mismo que nos dicen a través de sus voceros, lo pueden decir desde allá desde la capital del país, sin molestarse en venir a esta tierra de inconformes en que la población sigue diciendo que se siente insegura en sus ciudades.
LOS LEGISLDORES
SINALOENSES
La diputada federal Graciela Domínguez Nava vino a Mazatlán a rendir su informe de actividades legislativas. Desafortunadamente para ella, su propósito quedó opacado por la presencia del gobernador Rubén Rocha Moya, cuyo discurso acaparó la atención del público, de las redes y de los medios.
Fue, eso sí, un acto de cobijo a la diputada, a quien las especulaciones veían lejos ya del centro de decisiones en el estado. Rocha fue muy elogioso con ella por su tarea, aunque no por sus acciones específicas, por sus trámites concretos, por sus gestiones triunfales, sino por el rollo de la consolidación de la cuarta transformación y por “llevar al Congreso la voz del pueblo”.
No son tiempos fáciles para los legisladores, ni siquiera para los del partido en el poder. Con Morena los recursos ya están asignados y centralizados, de modo que no hay una partida especial que puedan conseguir, ni una obra no programada que aparezca de la nada. Ni el gobierno estatal los puede hacer quedar bien, y mucho menos los municipios, que se encuentran en la vil inopia.
Por lo demás, la voz del pueblo en el Congreso se escuchó desde el Hotel El Cid, no desde una colonia popular, ni un centro de reuniones ubicado cerca de la raza. Los que acudieron, efectivamente, estuvieron muy a gusto.
Los demás legisladores que representan a Sinaloa van a pasar los mismos apuros para decirle a la gente qué hicieron, cuántas veces se subieron a la tribuna y si lo hicieron qué temas llevaron que aquí nos doliesen, porque ni uno solo de ellos habló allá de la violencia o de la caída económica de un estado que parecía floreciente.
Y lo mismo pasa y pasará con los legisladores de otros partidos. Mario Zamora puede presumir de haberse subido a la tribuna, él solo, más veces que todos los legisladores morenistas del estado, pero al final tampoco habrá conseguido nada. Mucho menos la ilusoria precandidata priísta al gobierno, Paloma Sánchez Ramos, o Ricardo Madrid, que antes fue tricolor, hoy es Verde en su militancia, y gris en su desempeño.