Javier castro

Guasave, Sinaloa.– Lejos de calmar los ánimos, las declaraciones de la presidenta municipal Cecilia Ramírez Montoya encendieron aún más la indignación de policías jubilados que exigen el pago de su retroactivo laboral, y que han amenazado con tomar el Ayuntamiento si en cinco días no reciben respuesta.

Cuestionada por medios de comunicación sobre el tema, la alcaldesa respondió de forma irónica:

“No es que no queramos pagarles, pero tampoco podemos ir a asaltar un banco para conseguir el dinero”.

La frase, que pretendía ser una justificación frente a la falta de liquidez del municipio, terminó convirtiéndose en una muestra de insensibilidad y falta de tacto político, según señalaron diversos actores locales y jubilados afectados.

Ramírez Montoya admitió que no hay una fecha definida para el pago, ya que el Ayuntamiento se encuentra gestionando un adelanto de participaciones federales para poder cubrir compromisos financieros atrasados.

“Estamos haciendo gestiones, pero todavía no hay una fecha. Tal vez en los próximos días tengamos respuesta”, justificó.

Sin embargo, el descontento crece entre los exagentes, quienes han acudido ya ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos y aseguran que no aceptarán más excusas ni burlas disfrazadas de declaraciones oficiales.

Para los policías jubilados, esta lucha no es solo por dinero, sino por dignidad. Muchos de ellos dedicaron más de 20 años de servicio a la seguridad del municipio, y ahora, en la etapa más vulnerable de su vida, se ven obligados a protestar para exigir lo que legalmente les corresponde.

Uno de ellos expresó:

“Si a la presidenta municipal le faltara su pago mensual, seguro no lo resolvería con excusas o sarcasmo. Nosotros no estamos exigiendo limosna, sino lo que nos ganamos con años de servicio.”

Este conflicto no solo pone en evidencia los problemas financieros del Ayuntamiento de Guasave, sino también una crisis de comunicación política, en la que los funcionarios parecen más enfocados en justificarse que en resolver.

La frase “no podemos asaltar un banco” ya circula en redes sociales como ejemplo de cómo la falta de empatía política puede echar sal en la herida de quienes ya viven una situación injusta.

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