La privación de la libertad y asesinato de Abraham León revela omisiones en la atención institucional, mientras Sinaloa registra 132 menores desaparecidos en siete meses, la cifra más alta en cinco años

Dheyna Brito / El Sol de Sinaloa

Desde que supimos que se lo habían llevado, buscamos ayuda… y batallamos mucho para que nos la brindaran.” Así recuerda la madre de Abraham León, un joven que acababa de cumplir 18 años y que dormía en casa de su abuela en Los Ciruelos cuando hombres armados irrumpieron alrededor de las dos de la mañana.

Abraham estaba dormido. La madre explicó que en la vivienda solo se encontraban la abuela, una de sus hijas y unos niños. Los hombres armados entraron directamente a la casa y se lo llevaron descalzo, sin camisa, vistiendo únicamente un pantalón. La familia, que vive en otro domicilio, recibió el aviso a las tres de la madrugada y llamó de inmediato al 911.

Nos dijeron que iban a mandar ayuda… pero no respondieron.”

Sin autoridades presentes, la mamá de Abraham y su esposo comenzaron a buscarlo desde el amanecer. Siguieron huellas en la tierra y rastros dejados por los agresores, entre ellos una motocicleta quemada. Caminaron durante dos días entre brechas, cerros y caminos de monte hasta llegar a otra comunidad, en Agua Blanca, Tepuche. Allí, “bien lejos”, como lo describió la madre, encontraron el cuerpo del joven enterrado. Su padre lo identificó en el lugar, mientras la zona seguía bajo riesgo por la presencia de grupos armados.

No nos querían dar el cuerpo”, relató la madre. La familia tuvo que realizarse una prueba de ADN ante la negativa de Semefo de entregarlo. También recibieron una llamada anónima de una persona que se presentó como abogado y les pidió dinero para “agilizar el trámite”, sin identificarse ni pertenecer a ninguna institución.

La historia de Abraham ocurre en un estado donde las desapariciones de menores siguen en aumento. De acuerdo con información obtenida vía transparencia mediante el folio 250483000063525, entre enero y el 28 de julio de 2025 se han registrado 132 denuncias de niñas, niños y adolescentes desaparecidos, la cifra más alta en cinco años. En 2021 hubo 75 denuncias; en 2022, 86; en 2023, 90; y en 2024, 130 hasta julio. En 2025, en apenas siete meses, los reportes ya superan todos los periodos anteriores.

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En 2021 hubo 75 denuncias; en 2022. / Foto: Iván Medina / El Sol de Sinaloa

Estas cifras corresponden a carpetas de investigación por desaparición forzadadesaparición cometida por particulares y privación ilegal de la libertad. El incremento está concentrado en zonas rurales y periferias de Culiacán, donde persisten operativos, presencia armada, desplazamientos y denuncias por omisiones institucionales.

“Las primeras horas son críticas… y es donde más falla el Estado”

Hace un mes, la abogada Priscila Salas, integrante de la colectiva No se metan con nuestras hijas, habló sobre las fallas estructurales que enfrentan las familias cuando desaparece un menor en Sinaloa. Su diagnóstico coincide con lo que vivió la familia de Abraham León, que buscó solo durante dos días en zonas rurales sin acompañamiento oficial.

Sobre las fallas institucionales en las primeras horas, Priscila fue directa:

“Yo creo que la primera falla institucional es la disponibilidad de las autoridades para poner la denuncia. Podría ser mucho más fácil poner una denuncia por desaparición de un menor y emitir la Alerta AMBER aquí en el municipio de Culiacán, pero no es igual de fácil en los otros municipios. En Mazatlán, la Vicefiscalía Sur generalmente tarda bastante en emitir las fichas.”

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Sinaloa registra 132 menores desaparecidos en siete meses. / Foto: Iván Medina / El Sol de Sinaloa

Explicó que la demora no se limita al inicio del proceso, sino también a la falta de coordinación:

Una es muy importante: recibir la denuncia en las primeras horas y emitir la ficha de búsqueda. La otra es coordinarse con las autoridades para buscar de manera eficiente.”

A ello se suma la ausencia de información básica que debería estar disponible para cualquier persona que intente denunciar:

“Otra falla es que generalmente las fiscalías no capacitan, no hacen difusión de cuáles son los procedimientos, oficinas y horarios para poder poner este tipo de denuncias. Ellos no lo hacen. Entonces es muy tardado y estas tardanzas ponen en peligro a las personas.”

Sobre las obligaciones legales de la Fiscalía y el Ministerio Público, señaló que la ruta debería ser clara desde el primer momento:

“La primera es atender a la persona, tomar la denuncia, emitir la ficha de búsqueda y hacerla circular de manera efectiva donde deba hacerse circular… dependiendo de cuál sea el tipo de no localización.

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Desaparecidos. / Foto: Iván Medina / El Sol de Sinaloa

El caso de Abraham refleja esa distancia entre la norma y lo que ocurre en la práctica. Aunque su familia denunció de inmediato, ni la emisión de alerta ni la búsqueda oficial llegaron a tiempo. La localización del joven fue resultado exclusivo de los esfuerzos familiares en brechas y cerros de Tepuche.

Sobre el retraso para entregar cuerpos identificados, Priscila añadió:

“Implica tardanza, implica que haya un trato indigno para las personas que están atravesando por una situación de dolor… y que cuando no hay la capacidad técnica ni de expertise profesional en la localidad, las personas siguen esperando.”

En regiones rurales donde la presencia armada es constante —TepucheAgua BlancaLos Ciruelos—, la abogada advierte que la raíz del problema es más profunda:

“Debería haber un Estado fuerte, un Estado que gobierne y que pueda poner a salvo a la población, pero sabemos que en esas comunidades pasa lo que pasa porque hay ausencia de Estado.

La falta de diagnósticospresupuestos y políticas de prevención, afirma, muestra una omisión estructural que se traduce en riesgos crecientes:

La falla más grande es que al Estado no le interesa, no le importa… No le interesa prevenir las desapariciones. No hay prevención, entonces las desapariciones seguirán ocurriendo y tampoco tienen la capacidad suficiente para buscar a las personas de manera adecuada.”

Los datos de la Fiscalía muestran el incremento. La voz de la madre de Abraham, muestra lo que ocurre cuando ese incremento toca tierra: dos días de búsqueda, huellas en el monte, una motocicleta quemada y un cuerpo enterrado.

Con información de El Sol de Sinaloa

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