Dentro y fuera de la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique, en Chihuahua, la gente ora para que Joaquín César Mora Salazar, Morita; Javier Campos Morales, Gallo; y el guía turístico Pedro Eliodoro descansen en paz. Pero también han publicado oraciones en redes sociales para que sus restos aparezcan y sean sepultados.

“Sus cuerpos se los llevaron sujetos armados, no los tenemos para darles sepultura. Han sido horas de mucha incertidumbre y dolor por esta acción violenta que nos ha arrancado a nuestros hermanos y por la seguridad del Equipo Pastoral y toda la gente en Cerocahui”, publicó en Facebook, el padre Hernán Quezada, amigo de los sacerdotes y delegado de Formación de los Jesuitas México.

“Los conocí, los vi en su labor, enorme, grandioso trabajo el que realizaban. Cuánta tristeza, qué rabia y dolor profundos. Mi abrazo fraterno a todos los feligreses que acudían los domingos a la Misión”, expresó Verónica, una habitante chihuahuense.

Morita, Gallo y Pedro fueron asesinados la tarde del lunes. De acuerdo con el padre Javier Ávila, quien también trabaja en esa zona, un sujeto armado perseguía a una persona, quien buscó refugio en la iglesia de Cerocahui.

“El sujeto armado iba tras alguien para quitarle la vida, los sacerdotes salieron para ver qué ocurría. Cuando le disparó el sujeto armado al tipo que iba huyendo —que no sé quién era—, uno de los sacerdotes se acercó inmediatamente a prestarle auxilios espirituales y en ese momento esta persona armada le disparó y lo victimó; el otro sacerdote se acercó al delincuente, que lo conoce por que es de esa región, para calmarlo, pero también lo mató”, dijo el cura Ávila a medios de comunicación. Esta versión fue confirmada por el gobierno de Chihuahua, agregando que fue el guía de turistas Pedro Eliodoro, quien fue llevado a la iglesia y asesinado junto a los dos jesuitas. 

Este 21 de junio por la tarde, el Gabinete de Seguridad Nacional y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) informaron que por este hecho solo había un responsable, a quien ya habían identificado, sin embargo, no detallaron nombre o si el presunto homicida pertenecía a un grupo criminal.

Estos hechos de violencia no son aislados, pues entre enero y abril de este año, 728 personas fueron asesinadas en Chihuahua, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Se trata de una constante, dado que en el mismo periodo de 2021, hubo 1026 homicidios dolosos; en 2020 la cifra fue de 1140 personas asesinadas en este estado.

El gobierno de Chihuahua informó además que previo a los hechos en la iglesia, fueron secuestradas cuatro personas en Cerocahui. Al corte de la edición, no se reportó que hayan sido rescatadas o liberadas.

Sacerdotes en la Sierra Tarahumara

Pobladores de Cerocahui y de la comunidad jesuita han relatado el horror, el miedo y mensajes de indignación. También hay testimonios del trabajo que realizaron los sacerdotes en la región Tarahumara, donde llegaron desde la década de los años 60, según dijeron a Animal Político varios de sus allegados.

“Es tan poco lo que puedo contarle para la inmensidad de la entrega del padre Gallo, como le gustaba que le llamarán en la Sierra (la comunidad le dio el apodo). Estuvo trabajando casi todos sus años de sacerdote en la Sierra Tarahumara. Haciéndose garras por conseguir semillas, medicamentos, comida y enseñando todo lo que sabía a todos los rarámuris”, dijo Rocío, quien lo conoció en la sierra de Chihuahua hace 14 años.

“Al padre Mora también le apasionaba el trabajo en la sierra. Anteriormente, él estuvo trabajando en un área conflictiva en Tamaulipas. Ellos ya estaban acostumbrados a amenazas y a sustos. A sus muchos años de edad, seguían teniendo ese arrojo que muy pocos poseen. Realizando lo que otros no quieren, ni pueden, ni se atreven, ni tienen la capacidad de llevar a cabo. Hombres, además de su invaluable insignia sacerdotal, al servicio de la humanidad que hacen, están y son. Se sacrifican por ese ‘amar y servir’, que pregonan y viven, en toda la extensión y literalidad de la palabra”, contó Rocío.

La Compañía de Jesús en México informó en un comunicado de prensa que los sacerdotes tenían cerca de 80 años. Amigos de ellos informaron que llevaban cerca de cinco décadas de sacerdocio.

El doctor Fructuoso Irigoyen, amigo del cura Gallo, contó que estos sacerdotes se movían por varias zonas de la Sierra Tarahumara, e incluso

“El padre Javier Campos fue muy amigo mío. Cuando trabajé en Norogachi, él era el cura de Guachochi, y siguió siéndolo cuando estuve en Samachique y en el propio Guachochi. Descanse en paz mi queridísimo amigo. El padre Mora fue maestrillo en el Regional en los años sesenta, junto con los hermanos Moreno Villa y Cepeda. Descanse en paz también”.

La Sierra Tarahumara se conforma de 23 municipios, cuya mayoría presentan niveles de pobreza que van de 25% a  al 45%, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL); y donde no se presentan datos de Urique, donde ocurrieron los asesinatos de los sacerdotes.

El cura recordó que Gallo hablaba la lengua de los tarahumaras, conocía sus casas y caminaba por la sierra. Su amigo, el cura Hernán Quezada, informó que apenas la semana pasada había terminado de planear con el cura Javier Campos un viaje por la sierra, al sur de Chihuahua.

El escritor Martín Solares contó el paso del cura Morita por barrios violentos de Tamaulipas.

“El padre Joaquín Mora pidió explícitamente servir en ese tipo de colonias o comunidades en cada uno de los estados en los que vivió. Cuando pasó por Tamaulipas eligió a la colonia Pescadores para impartir misas y prestar servicio a la comunidad. De manera obligatoria nos llevó uno por uno a constatar las condiciones en que vivía la gente en una de las regiones más abandonadas del estado. Luego, nos pedía que donáramos ropa, libros, útiles escolares, comida pero sobre todo tiempo para escucharlos y acompañarlos. Si alguno de entre nosotros bromeaba con el talante taciturno del padre, a partir de esas visitas Joaquín Mora se ganaba el respeto de por vida de cualquiera, como nos ocurrió a sus alumnos”, publicó Solares en sus redes sociales.

El escritor tamaulipeco agregó: “Personas como los padres Joaquín Mora o Javier Campos no abundan en este país. Costará mucho encontrar a dos personas como ellos, dispuestos a dar su vida por un desconocido que llegó a pedir ayuda, perseguido por un sujeto armado”.

El guía Pedro Eliodoro

Ricardo Palma denunció por Twitter que su papá, Pedro, quien es guía turístico, fue secuestrado junto con turistas de un hotel de la zona, pero hasta la noche del martes, aclaró a medios de comunicación, que las autoridades federales no le han confirmado si su padre fue asesinado.

Pedro es un guía turístico con cerca de cuatro décadas de experiencia. Ricardo relató que su padre tenía su propia empresa de servicios turísticos, aunque en ocasiones colabora con agencias extranjeras.

https://twitter.com/Ricardo_PalmaC/status/1539290378964193281?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1539290378964193281%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_c10&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.animalpolitico.com%2F2022%2F06%2Fjesuitas-joaquin-mora-javier-campos-asesinados-cerocahui-chihuahua%2F

Ricardo informó que se encuentra viajando de Europa a México, pues se encontraba en España realizando su especialización, cuando fue informado sobre el secuestro de su padre.

Diferentes parroquias jesuitas han realizado misas donde se ha pedido a los fieles orar por las víctimas de este episodio.

Este 22 de junio se realizará una eucaristía en memoria de los curas, a las 19:00 horas, en la parroquia San Judas Tadeo, de Torreón, Coahuila. También habrá una transmisión en vivo por las redes sociales de esta iglesia.

Con información de Animal Político

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