El peso mexicano ha registrado su mejor desempeño de los últimos años frente al dólar estadounidense y se ha posicionado como la ganadora entre las divisas de las principales economías emergentes, mostrando una fortaleza que pocas monedas del mundo han obtenido, siendo que, en lo que va de 2023, la moneda se ha apreciado 14.28% posicionándose hasta las 16.6895 unidades por dólar al cierre de julio, su mejor nivel desde 2015.

Esta fortaleza se debe primigeniamente a que la economía estadounidense se encamina a un nivel de bajo crecimiento y posible recesión en el próximo año y a los incrementos que ha hecho la Reserva Federal (FED) a su tasa de interés para combatir la inflación han debilitado al dólar, no solo frente al peso, sino frente a otras monedas en el mundo.

Además, lo que ha llevado a la baja al tipo de cambio se debe a cuatro factores esenciales, entre los que destacan el diferencial que hay entre las tasas de interés del Banco de México (Banxico) y las de la FED, el crecimiento de las remesas, el sólido desempeño de la inversión extranjera directa motivada por el nearshoring y la estabilidad macroeconómica y financiera que ha mantenido el país debido a su disciplina fiscal.

¿La austeridad funciona?

El primero deriva de la agresiva política monetaria restrictiva del Banco de México en su aumento de las tasas de interés al posicionarla en 11.25%, y aunque no se espera que este año existan más alzas, sigue manteniendo una diferencia de 600 puntos sobre la base de interés de la Reserva Federal.

Dada la magnitud en el diferencial de tasas de interés con las de Estados Unidos, y de que el peso rompió la barrera de los 17, no es difícil que el tipo de cambio se mantenga fluctuando entre los 16 y 17 pesos por dólar, cerrando en niveles un poco por abajo del límite superior.

Exportaciones influyen

El segundo factor ha sido un crecimiento en la entrada de remesas al país compensada por un crecimiento en las remuneraciones medias de los trabajadores en Estados Unidos y por una mayor oferta de divisas, principalmente por concepto de exportaciones (las cuales el año pasado tuvieron un crecimiento del 17%, mientras que en este año, si bien se han desacelerado, seguirán con un crecimiento entre el 6% y 8%) y turismo.

Inversiones extranjeras

Finalmente y con mayor grado de relevancia, la preferencia internacional de invertir en la divisa mexicana se ha ido acrecentando alimentado principalmente por el atractivo de liquidez que genera el peso, las expectativas de crecimiento de la economía nacional impulsada por el nearshoring y las menores probabilidades de recesión de Estados Unidos.

Estas correcciones en el tipo de cambio han impactado directamente entre los participantes de la industria torreonense, afectando positivamente a aquellos que importan suministros, materias primas y deuda en moneda extranjera. Mientras que supone un reto a aquellos sectores de la población y empresas que reciben ingresos en dólares y su poder adquisitivo se vea mermado por la transaccionalidad entre ambas monedas.

Mientras que otro elemento que podría transformar la solidez del tipo de cambio va encaminada a las futuras elecciones presidenciales de ambos países y la incertidumbre política que esta pudiera generar.

Futuro incierto de la moneda mexicana

Aunque por ahora, la moneda mexicana ha mostrado un camino positivo, su comportamiento en el futuro es difícil de predecir, pues estará ligado al avance de datos económicos y la política monetaria de los bancos centrales de México y Estados Unidos.

Con información de Milenio

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