DOMINGRILLA
Positivos y negativos de los primeros nombres; se agitaron las aguas en Sinaloa; Soberbia contra la sociedad civil

FRANCISCO CHIQUETE
La primera comalada de nombramientos en el gabinete presidencial resultó exitosa. Ni los opositores tuvieron espacio para el cuestionamiento efectivo, ni los mercados siguieron en la zozobra que les causaba el ambiente previo al jueves anterior.
Por supuesto, no faltan los señalamientos. Si Juan Ramón de la Fuente hubiese sido asignado a la Secretaría de Gobernación, el mensaje de apertura y diálogo habría sido casi indubitable. No está mal que se desempeñe en la Secretaría de Relaciones Exteriores, pero habría sido un alivio verlo como jefe del gabinete porque además eliminaría el riesgo de ver ahí a un fundamentalista como Martí Batres o un títere como Mario Delgado, a quienes tanto han empujado los lópezobradoristas más aferrados.
Quien se ha llevado más críticas es la señora Ernestina Godoy, anunciada para la consejería jurídica. Claudia Sheinbaum pretendió ratificarla en la fiscalía capitalina, pero la oposición no la dejó alcanzar la mayoría calificada. Por eso la hicieron candidata a senadora y ganadora de la elección, pero como que la soberbia empuja a ponerla en un lugar más visible.
Pero incluso esta decisión tiene su lado positivo: con ella ahí, está cerrado el espacio tan pronosticado para Arturo Zaldívar, el ministro carnal que de presidente del Poder Judicial pasó a matraquero de Morena, incluso para asuntos que él mismo había rechazado en su momento, como la elección de ministros, magistrados y jueces.
Marcelo Ebrard llega a la Secretaría de Economía con la experiencia de haber negociado con el equipo de Donald Trump, en una etapa de grandes dificultades por el carácter irracional del otra vez candidato presidencial gringo. Hizo bien las cosas, aunque al final los propios trumpistas lo exhibieron como entreguista, pitorreándoselo en un libro en que lo describen así: “nunca vi a nadie doblarse tan rápido”.
Un buen dato es el crecimiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología al rango de Secretaría. Con López Obrador todo lo que se refirió a ciencia fue despreciado y vilipendiado (“con todo respeto”) incluyendo las persecuciones judiciales contra los científicos y las acusaciones de que todos los que fueron a estudiar en el extranjero fueron “a aprender a robar”.
(Por cierto que el presidente ahora sí ponderó la abundancia de doctorados y posgrados entre los designados, incluyendo muchos de instituciones extranjeras, cuando antes López Obrador los declaró aspiracionistas y prácticamente traidores a la patria por haberse salido de los estándares de la población mexicana.)
NOMBRAMIENTO QUE MOVIÓ MUCHO
Lo que desató las especulaciones en Sinaloa, a nivel de absurdo, fue el nombramiento de Julio Berdegué Sacristán como próximo secretario de Agricultura. Berdegué es un técnico muy reconocido en los ámbitos internacionales de la producción agrícola, o por lo menos de sus estudios e investigaciones.
Pero no han faltado quienes lo lancen de una vez por todas como aspirante a la gubernatura sinaloense, incluso “enfrentando” al gobernador Rubén Rocha Moya. La verdad es que Berdegué poco se ha interesado en la política electoral y tan se ha dedicado a sus asuntos, que no se le conoce participación en los negocios de la familia, que operan bajo el mando directo de sus dos hermanos.
De todos modos, no han faltado las versiones, las especulaciones y hasta las jaladas en torno a la sucesión estatal, que prácticamente arrancó con la campaña electoral anterior y que se intensificará conforme se mueva el nuevo gobierno.
Es que la picaresca siempre se impone. La familia Berdegué por supuesto, recibió la noticia con beneplácito, pero quienes la festejaron como triunfo personal fueron muchos de sus compañeros de generación, que ya empezaron a repartir puestos. Los casos más notorios fueron los de los hermanos Ocampo, quienes sn mover un dedo, se vieron candidateados a subsecretario, director y delegado en Sinaloa. Hay que recordar que Rolando fue subdirector de gobierno del Inegi en tiempos de Peña Nieto, tras haber sido cercano al gobierno de Felipe Calderón; Rigoberto fue presidente del Consejo Estatal Electoral y subsecretario de educación superior, mientras Renato Ocampo fue secretario del ayuntamiento y funcionario en administraciones panistas, y presidente del Consejo Estatal de Seguridad Pública en el gobierno del estado que encabezó Quirino Ordaz, todavía bajo el signo del PRI.
¿QUIÉNES APORTARÁN
LOS VOTOS FALTANTES?
En el gobierno saliente y en el entrante hay absoluta confianza en que se contará con los votos suficientes para cambiar la Constitución. En la Cámara de Diputados no hay problema: están sobrados con la mayoría calificada, pero en la Cámara de Senadores todavía les faltan dos o tres votos.
La pregunta es ¿de dónde los van a obtener? ¿del PRI? ¿De Movimiento Ciudadano? ¿Del PAN?
Está demostrado que en cualquiera de las tres formaciones hay material para traicionar lo que tanto se dijo durante las campañas electorales. Ya desde ahora se tienen identificadas a voces priístas que ofrecen colaboración bajo el argumento de que “si le va bien al próximo gobierno le va bien a México”. Total ¿qué tanto puede ser un Poder Judicial independiente o no? Y lo mismo pasa en el Partido Acción Nacional.
Ya ayer el excandidato presidencial de MC, Jorge Maynes soltó de su ronco pecho que “hay que darle la confianza a Claudia Sheinbaum, lo que nadie ha puesto en duda. Lo que está en el centro del debate es la apropiación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero ahí hay que hacerse el occiso, como se hizo durante la campaña, cuando su batalla fue contra Xóchitl Gálvez, no contra el gobierno al que decía denunciar.
Seguramente se van a conseguir esos dos o tres votos, como seguramente el INE y el Tribunal Electoral van a ratificar la sobrerepresentación de Morena y sus partidos rémoras, con lo que tendrán en sus manos la posibilidad de deshacer y rehacer a su antojo los términos en que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, hace marco legal para el país entero.
De ese tamaño es la responsabilidad que tiene en sus manos la próxima presidenta de la República, quien está entre la necesidad de equilibrar las cosas para que marchen, y la presión para ceder a los propósitos revanchistas de su mentor y antecesor.
NO SON BUENOS TIEMPOS
PARA LA SOCIEDAD CIVIL
Durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la sociedad civil fue objeto de todo tipo de maltratos. Cualquier cosa que no sonara como él quería que sonara, era satanizada con toda la fuerza del púlpito presidencial. Han sido maltratadas desde las combativas mujeres que salieron muchas veces a marchar, hasta las madres buscadoras, cuya abnegada persistencia no les generó un trato más comedido de parte de la autoridad. Y así en todos los renglones de la vida comunitaria.
Los partidos de oposición no entendieron tampoco que necesitaban de la sociedad civil para poder salir adelante. Por el contrario, las directivas partidistas se encerraron, se agandallaron de los puestos plurinominales y dejaron que la sociedad se fuera por donde ella pudiera, sin ver los resultados del trastabilleo.
También en el sector empresarial hay actitudes de rechazo a todo lo que sea sociedad civil. Algunos impulsan acciones comunitarias, pero otros se alían con funcionarios para sacar adelante sus proyectos, siempre de negocios presentados como algo “en beneficio de la sociedad”.
En Mazatlán acaba de ocurrir un suceso muy grave: la renuncia del patronato del Parque Natural El Faro, un grupo que estaba trabajando ejemplarmente para preservar un espacio que teóricamente siempre había sido de todos, pero que estaba abandonado y desaprovechado. Hoy es un área a la que todo mundo tiene acceso y sin que le cueste a nadie, gracias a una administración ejemplar.
Sin embargo, entre un proyecto privado, presentado como una generosa aportación turística, y una autoridad obtusa que pretende administrar como si toda la zona portuaria fuese un cuartel, han provocado el retiro del patronato.
¿Qué sigue? ¿concesionarle todo el parque al empresario generoso? ¿volver al abandono?
Más allá de la tirolesa, de su improcedencia o de su procedencia, está la actitud. Ni el empresario Amado Guzmán ni la Asipona tuvieron la humildad de presentar los estudios de viabilidad que tanto se le exigieron. Las exigencias de los opositores suenan de repente como romanticismo y rechazo a ultranza, pero no deja de haber razones: el cerro está lastimado y sus materiales son débiles. Si no es así ¿por qué no presentar los estudios demandados?
Mariel Aquileo Ancona Infazón, marino de muy alta graduación, cree que lo mandaron de procónsul y que su palabra es ley, que puede maltratar a los organismos de la sociedad civil y a las autoridades, contraviniendo sus medidas.
La operación de patronato era un buen ejemplo de participación que se está echando a perder por la sordera, por la soberbia. Y ni quién les marque el alto.

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