El Congreso seleccionó a los cuatro nuevos consejeros electorales y la pregunta es qué esperar de su actuar frente al más alto órgano electoral del país. Con base en su trayectoria académica, laboral y sus declaraciones públicas considero que el INE cambiará de tres formas.
La primera y más evidente es que veremos un INE menos protagónico. Los dos consejeros más vocales del consejo, Ciro Murayama y Lorenzo Córdova, dejarán la palestra. En su lugar entrarán consejeros que concuerdan con que el instituto debe ser menos militante y de perfil mediático más bajo.
Por ejemplo, la nueva consejera presidenta, Guadalupe Taddei, considera que el INE necesita transitar por un periodo de autorreflexión a fin de recordar que su tarea es organizar elecciones y no dar batallas políticas. Esa perspectiva la comparte la nueva consejera, Rita Bell, quien estima que Lorenzo Córdova erró al confundir los ataques que le hacían a él, en lo personal, con ataques al INE.
En general, los nuevos consejeros, buscarán que el INE sea visto como una institución y no como un bastión opositor. Ello ayudará a recobrar la confianza que se perdió por la actuación de Ciro y Lorenzo.
Segundo, el nuevo INE será menos centralista y mantendrá una mejor interlocución con los organismos locales (OPLES). Habrá mayor apertura, interés en dialogar soluciones y en comprender los retos fuera de Ciudad de México.
Esto se debe a que, a diferencia de los consejeros salientes, la mayoría de los consejeros se forjaron en institutos locales. Tal es el caso de Jorge Montaño de Tabasco, Rita Bell López de Oaxaca y Guadalupe Taddei de Sonora. Por el contrario, la mayoría de los consejeros salientes venían de una carrera en Ciudad de México.
Así, los nuevos consejeros son más susceptibles de comprender los dilemas y retos del federalismo mexicano, y conocen la urgencia de desarrollar mecanismos de coordinación más efectivos que no conviertan a las oficinas centrales en un embudo.
Finalmente, veremos un INE más austero. Muchos de los nuevos consejeros admiten que el instituto tiene gastos superfluos y buscarán eliminarlos. Por ejemplo, el nuevo consejero Arturo Castillo, que no es afín a Morena, cree que reducir los gastos del INE es necesario para recobrar la confianza de la ciudadanía en el instituto. Jorge Montaño concuerda con esa visión.
En general, me parece que los ciudadanos debemos ver el proceso como una victoria de las instituciones. La interpretación catastrofista sobre el futuro del INE que existía en la mayoría de los analistas simplemente no se concretó. Como en toda democracia, el proceso se prestó al forcejeo político, pero al final, la solidez de las instituciones mexicanas se hizo presente y Morena no logró capturar el proceso. Además, Morena no calculó bien las probabilidades de la tómbola y por tanto, no comprendió que dicho proceso le restaba poder.
Por supuesto, hay muchas cosas que mejorar: el blindaje y la calidad de los exámenes, la elección del Comité de selección y la poca transparencia de los criterios utilizados para identificar a quienes pasarían a la tómbola. Sin embargo, no tengo duda de que el propio diseño institucional del INE hará su trabajo y favorecerá, como lo ha hecho en otros casos, el que los consejeros transiten hacia posturas independientes.
Con información de Milenio

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