Héctor Calderon Hallal

Era la venganza previsible de la 4 T; hoy se agrava la crisis de la revista. No pueden pagar sueldos y analizan vender propiedades para costear despidos.

Redacción MX Político.- El conflicto Ramirez-Scherer ha generado ya los primeros damnificados: los propios empleados del noble e influyente medio fundado por Julio Scherer García, padre del destacado abogado, hoy inmerso en un conflicto caracterizado que desprende cierto tufo político, más que jurídico… o ético.

A lo que habría que agregar que, como todo medio de comunicación grande, tradicional, Proceso presenta malestares propios de una era de transición de absolutamente todos los medios hacia la vía digital. Un proceso que no alcanza a finiquitar la actual directiva, no obstante que tiene una plataforma muy demandada con millones de visitantes. Más otros resabios de problemas, endémicos de toda empresa.

Y más que laborales, de disciplina empresarial o comerciales, los principales ‘achaques’ que aquejan al prestigiado medio de la familia Scherer (Proceso), son hoy por hoy… políticos. ¡Eureka!

A grado tal, según trasciende en los corrillos políticos y hasta se empieza a difundir en algunas plataformas, el rotativo está retrasando los pagos a sus empleados y la actual directiva planea liquidar una imprenta y hasta un edificio.

Desde luego era el escenario previsible tras la radicalización de la disputa de Julio Scherer Ibarra, exinfluyente consejero jurídico presidencial en el gobierno de la 4T, con el también poderoso Jesús Ramírez, vocero presidencial. El otro ‘gran frente ‘ abierto que sostiene el vástago del inolvidable Scherer García.

Dos ‘mastodontes’ de la moral lopezobradoriana, en una lucha encarnizada por la preservación de su propia especie, cuando la amenaza ´precámbrica´de la extinción de una era que no alcanza a nacer del todo, es inminente.

Como en el “juego de los submarinos”, el vocero de AMLO intuyó que la revista no era independiente a los intereses del consejero jurídico, lo que se confirma ahora con la declaración exclusiva de Scherer -y el testimonio de su director, Jorge Carrasco Araizaga- en la portada de la revista.

Ese es el problema más lacerante actualmente para Proceso y su plantilla laboral: el problema político que sostiene ya con la 4 T; con su vocero Jesús Ramírez.

Todos saben que la relación de Julio Scherer Ibarra fue siempre pésima con el vocero de AMLO. Un vínculo marcado por acusaciones y señalamientos de forma permanente. El semanario nunca fue beneficiario top de la publicidad oficial, como ocurre como La Jornada.

Ahora buscan en la empresa, la forma de disminuir su planta de recursos humanos, de manera ‘quirúrgica’, sin generar daños colaterales… algo así como la misión de un neurocirujano en el cerebro… como extirpar un hueso de durazno cuajado-inmerso en una gelatina… sin dañar en lo más mínimo la gelatina.

Y es que la plantilla de Proceso data ya de muchos años… décadas.

La mayoría son empleados desde hace muchos años y con sueldos bien remunerados, al menos para el sector. Dicho de otro modo: no hay liquidez para pagar los costos laborales de este tipo de despidos.

Mientras tanto, todo parece que la orden palaciega seguirá siendo: ‘Reventar a Proceso… una consigan en proceso’.

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