DOMINGRILLA
¿Se abandonó la pacificación de Sinaloa?; la “exitosa” elección desairada; el periodismo y la sociedad
FRANCISCO CHIQUETE
¿Qué pasa con la guerra del cártel de Sinaloa? ¿Abandonó el gobierno sus anunciados esfuerzos de pacificación en el estado?
No estamos diciendo que hayan regresado los abrazos y no balazos, pero sí que las acciones del Ejército y la Guardia Nacional tienen más que ver con la defensa de sus elementos y con la búsqueda de extraditables, de gente que tenga un gran valor mediáticos para demostrar a Estados Unidos que sí hay voluntad de combatir al narcotráfico.
Lo primero es bueno porque en algo limita la terrible libertad de que gozaron los grupos delictivos. El entonces presidente Andrés Manuel López Obrador lo dijo con todas sus letras en varias mañaneras, ya con la guerra interna declarada: estamos enviando más elementos a Sinaloa, van con la instrucción de evitar los enfrentamientos.
Tras el relevo presidencial, las cosas cambiaron y las agresiones son respondidas puntualmente por las fuerzas armadas, y aunque se siguen dando bajas entre las filas oficiales, la mayor parte de los balances son  negativos para las bandas.
A pesar de eso, las ejecuciones se siguen dando en nuestras ciudades, lo mismo que las agresiones a domicilios particulares y la aparición de retenes en carreteras locales y a veces hasta en las federales. Ha habido casos sonados de ejecuciones, como el jefe de sicarios de los Chapitos, pero no ha habido acción para desmontar el ejército irregular del cártel en cualquiera de sus expresiones.
En las últimas semanas se ha recrudecido la ola de robos de vehículos a particulares e incluso se han incrementado los casos de violencia contra esas víctimas, sin que la autoridad salga por lo menos a ofrecer soluciones. Eso sí: cuando se encuentran un vehículo robado, lo anuncian urbi et orbi, como si hubiese sido producto de una investigación exitosa, y no el simple abandono de parte de los ladrones.
En el colmo de los colmos, hemos visto al gobernador lamentando que a pesar de la intensificación de los esculques en el penal de Culiacán, siguen apareciendo armas y objetos prohibidos, como si nadie vigilara las entradas. Si no hay capacidad para medianamente controlar un espacio cerrado como ese, mucho menos la va a haber para enfrentar una guerra de guerrillas como la que desarrollan las partes en pugna.
Pero si a usted le angustia encontrarse con este tipo de análisis, le recomendamos sintonizar la mañanera de los martes y las conferencias del funcionario feliz de Sinaloa, para que le inyecten un optimismo desbordante.
OBJETIVO LOGRADO,
VOTOS AUSENTES
Los primeros reportes de la votación ocurrida el domingo pasado alarmaron a las autoridades sinaloenses. A las diez de la mañana se echó mano de las listas de promotores primero, y de cuadros morenistas confiables y distinguidos después, para urgirlos a movilizar votantes, porque “la abstención está de la chingada”.
Pero conforme pasaron las horas, todo mundo alcanzó la tranquilidad, no porque hubiese mejorado la afluencia de votantes, sino porque llegaron noticias de que la situación era exactamente la misma en todo el país.
Aquí, como en todas partes, el resultado final compensó la escasa legitimidad del proceso: los pocos que sí fueron, en su inmensa mayoría beneficiarios de los programas sociales, cumplieron con la instrucción de votar según la instrucción bajada a través del acordeón. Aquí se siguió la línea de Adán Augusto López Hernández, de acuerdo con las cifras oficiales.
Lo que va a estar en chino es bajar el enojo de la Ministra del Pueblo, Lenia Batres, quien pese a sus lagunas jurídicas, ya se sentía amarrada como primera presidenta de la Suprema Corte del Bienestar. Nadie sabe por qué se cayó de la liana, pues se suponía que en reaparecido Andrés Manuel López Obrador la estaba impulsando, y en cambio la desplazaron con el concurso de los gobernadores morenistas de Oaxaca, Tabasco, Campeche y Quintana Roo.
Esta elección le dejó al gobierno el éxito en su cometido de quedarse con los tres poderes de la Unión. De hoy en adelante no habrá más rechazos inesperados a las leyes del Congreso ultramorenista, aunque para ello haya sido necesario perder la poca vergüenza que les quedaba y negar sin mucha convicción la paternidad de las trampas electorales que aplicaron a manos llenas, y que ahora defienden como logros democráticos incomparables.
Ya que presenciamos el regreso al pasado, cuando el gobierno hacía lo que quería con las elecciones, volvamos también nosotros a las reacciones ciudadanas y como en su tiempo hacía don Jesús Martínez Palillo, fustiguemos a los inverecundos.
UN RECONOCIMIENTO
Y UNA HISTORIA
Ayer el comité promotor del Galardón Periodístico Saúl Guevara Nava reconoció a casi tres decenas de compañeros que en diversos tiempos y en diversos medios hemos ejercido el periodismo. Agradecemos profundamente a Susana Cazadero y su equipo de colaboradores, este reconocimiento por los 51 años que tenemos en el ejercicio de este oficio fascinante.
Como ahí dijeron algunos participantes, es mucho más gratificante cuando el reconocimiento viene de los propios integrantes del gremio, sin más interés que el de la convivencia y el estímulo a quienes nosotros mismos hemos visto desempeñarse.
Recordar a Saúl Guevara es recordar a un muchacho que abrazó la profesión con mucho cariño y entusiasmo. En su tiempo las redacciones de El Sol del Pacífico y Noroeste vivimos un periodo de intensa competencia profesional, en que nadie quería dejarse ganar una nota, por mínima que fuese. Saúl y Fernando Zepeda formaron una dupla contra la que había que trabajar muy duro para salir avante.
Los tiempos han cambiado. Los reporteros de la actualidad tienen una mayor capacitación de el manejo de los medios digitales, en los que les ha tocado desempeñarse, y como en cada época, surgen chamacas y chamacos entusiastas que van por todo, y en esa labor arrastran al resto del gremio.
En la ceremonia de ayer hicimos un reconocimiento a los periodistas de todo ele estado, pero en especial a los de Culiacán, que ejercen la labor prácticamente en terreno minado, a expensas de los humores o urgencias de los sicarios y sus jefes. Hay que tener mucho amor al oficio para seguir adelante, como ellos siguen, a pesar de los costos que ya hemos pagado como gremio, con casos lejanos como el de Manuel Burgueño Orduño, o de Humberto Millán, Óscar Rivera; y recientes, como los de Javier Valdez y Luis Enrique Ramírez.
Son las condiciones prevalecientes, junto con las que genera un régimen reacio a la crítica, con pretensiones de imponer una sola voz y que ya alista su controvertida Ley Censura.
Con todo y eso, el periodismo es importante para el desarrollo de la sociedad, y es apasionante para quien lo ejerce.

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