Alguien tiene que Decirlo
Samuel Sarmiento 
La soberanía alimentaria es el derecho que tienen los países para definir sus políticas de producción, distribución y consumo de alimentos, pero también hace referencia a la capacidad que tienen los países para producir sus propios alimentos.
En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), recomienda que los países deben producir, al menos, el 75% de los alimentos que consumen.
Incluso, en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 se plasmó como eje estratégico “la autosuficiencia alimentaria y el rescate del campo” y para lograrlo se implementaron los siguientes programas:
1. Programa de producción para el bienestar (que es el antiguo Procampo).
2. Apoyo a cafetaleros y cañeros (que ya existía).
3. Precios de garantía (que se llamaba apoyos a la comercialización).
4. Crédito ganadero a la palabra (que sólo operó 2 años).
5. Fertilizantes, que se ha prestado a la corrupción y reventa del producto porque no llega a tiempo.
6. Y se creó el Organismo de Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX), que trae investigaciones por actos de corrupción por más de 17,000 millones de pesos.
Pero, vamos a los números, ¿estos programas realmente aumentaron la producción y redujeron las importaciones?
Lo primero que hay que señalar es que el presupuesto de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), aumentó sólo 3% durante el sexenio, pasó de 72,125 mdp en el 2018 a 74,109 mdp, mientras que la chequera del Presidente, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), aumentó 72%.
Cabe señalar que el presupuesto es la única forma objetiva de analizar la importancia que tiene cada sector y en este caso, el bajo presupuesto del campo significa que este sector nunca fue prioritario para el Gobierno Federal.
Pero entrando en materia, en el 2018 México producía 27.2 millones de toneladas de maíz y para el 2024 se estima una producción de 25 millones de toneladas, una reducción del 8%.
Mientras que al inicio de sexenio se importaban 16 millones de toneladas y este año importaremos 21.8 millones de toneladas, un aumento del 36%, eso quiere decir que la autosuficiencia alimentaria del maíz bajó del 63% al 53%.
Mientras que Brasil aumentó la producción de maíz en 35% en los últimos 6 años, Argentina 20% y China 15%.
Trigo panificable, en el 2018 producíamos sólo el 22% de nuestras necesidades de consumo y para el 2024 bajamos al 17%.
Mientras que Australia aumentó 66% la producción de trigo en los últimos 6 años, Rusia 26%, India 14%, Canadá 8% y China 6%.
Eso quiere decir que otros países sí entienden la importancia de apoyar la producción nacional para reducir la dependencia de los alimentos del resto del mundo.
Frijol, en el 2018 México producía el 90% de las necesidades de consumo, hoy sólo producimos el 58%; arroz, producíamos el 20% en el 2018 y hoy sólo producimos el 12%; caña de azúcar, producíamos el 93% en el 2018 y para el 2024 produciremos sólo el 79%; carne de porcino, producíamos el 65% en el 2018 y ahora sólo producimos el 59%; y, sorgo, producíamos el 95% en el 2018 y hoy sólo producimos el 80% del consumo.
En conclusión, los datos oficiales (SADER y SIAP) nos indican que en este sexenio, la producción nacional de granos bajó y aumentaron las importaciones, lo que significa una mayor dependencia alimentaria del resto del mundo y por lo tanto, fueron un fracaso las Políticas Públicas de apoyo al campo.
Por eso, le pregunto estimado lector: ¿al campo y a los productores les fue bien o les fue mal con López Obrador?

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