Javier Castro
Sinaloa – La frase “Sin maíz no hay país” ha sido utilizada por la presidenta de la República como estandarte de su compromiso con el campo mexicano. Sin embargo, para miles de agricultores sinaloenses, esas palabras suenan vacías frente a la cruda realidad: falta de pagos, financiamiento escaso y promesas incumplidas.
Lejos de fortalecer al sector agrícola, la administración federal ha dejado en el abandono al campo sinaloense, uno de los pilares de la producción nacional de granos. Productores han denunciado pagos a destiempo, incertidumbre en los precios de garantía y una ausencia preocupante de apoyos financieros.
“La presidenta se queda corta no solo en sus palabras, sino en sus acciones”, expresan representantes del sector agrícola. “Los discursos no siembran, no riegan y no cosechan”.
En lo que va del año, cientos de productores han salido a las calles a exigir lo que por derecho les corresponde. Reclaman que, a pesar de los compromisos asumidos, los recursos llegan tarde o simplemente no llegan, provocando una cadena de deudas y pérdida de productividad.
Sinaloa, tradicionalmente reconocido por su aporte al abasto nacional de maíz, enfrenta ahora una crisis que podría repercutir en todo el país. La falta de financiamiento impide modernizar los procesos agrícolas y deja a los campesinos expuestos ante el cambio climático y la volatilidad del mercado.
Mientras la narrativa oficial repite frases emblemáticas, los agricultores exigen hechos. Porque sin maíz no hay país, pero sin apoyo real tampoco hay futuro para quienes lo cultivan.

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