Sin tecnología ni infraestructura: así es el plan hídrico de Sinaloa
La entidad opera con una infraestructura hidráulica envejecida y con tecnología que no se ha modernizado en los últimos 30 años
Dheyna Brito / El Sol de Sinaloa
En Sinaloa, la gestión del agua enfrenta un doble problema: una infraestructura de riego envejecida y la ausencia de un plan hídrico vigente con respaldo legal. Mientras los canales y compuertas siguen operando con tecnología obsoleta, el documento que debería guiar la política pública no aparece publicado en el Diario Oficial de la Federación. De acuerdo con una búsqueda realizada por El Sol de Sinaloa, el Plan Hídrico Nacional no está disponible en el DOF, a pesar de haber sido anunciado por la Conagua y la presidenta Claudia Sheinbaum.
La red de riego del estado, construida en gran parte durante el siglo pasado, ha sufrido décadas de abandono. Muchos canales no están revestidos, lo que provoca que grandes volúmenes de agua se pierdan por evaporación e infiltración antes de llegar a las parcelas. El último esfuerzo importante para rehabilitarlos se realizó hace más de seis años, pero quedó incompleto y no alcanzó a cubrir los tramos más críticos. Hoy, la infraestructura opera con tecnología rebasada y sin condiciones para garantizar un uso eficiente del recurso, justo en un contexto de sequías cada vez más recurrentes.
Para Baltazar Valdez, líder de Campesinos Unidos, la situación es consecuencia directa de más de 30 años de desatención gubernamental. Menciona como ejemplo el caso del distrito 075, donde un canal principal abastece a tres municipios —El Fuerte, Ahome y Guasave— a lo largo de más de 80 kilómetros. El proyecto de modernización en curso contempla solo un kilómetro de pavimentación para este año.
“A ese paso, ya ni agricultura va a haber”, advierte. Según sus cálculos, el 40 por ciento del agua disponible se pierde en la conducción y el riego parcelario, por lo que considera urgente enfocar las inversiones en nivelar los suelos y facilitar créditos a los productores para instalar riegos presurizados, mucho más eficientes que los métodos actuales. Añade que este problema no es exclusivo del norte, sino que se repite en la mayoría de los distritos de riego del estado, con variaciones en la gravedad según la distancia entre las presas y las parcelas.
Valdez recuerda que, aunque los módulos de riego están en manos de los usuarios, el avance en modernización ha sido muy lento por la falta de recursos y por la limitada capacidad técnica de algunos comités. “Los gobiernos han desatendido por mucho tiempo, quizás por más de 30 años, los distritos de riego”, insiste. Considera que el rezago acumulado es tan grande que, para resolverlo, se necesitarían programas multianuales con inversiones que superen por mucho lo que actualmente se destina. De no hacerlo, advierte, “vamos a llegar a un punto donde la infraestructura esté tan deteriorada que incluso con lluvia no podamos aprovechar el agua”.
Toma de decisiones
La crisis hídrica no se explica solo por la infraestructura deteriorada. Valdez advierte que los productores también enfrentan un déficit de representación en la toma de decisiones sobre el manejo del agua. Las resoluciones clave se definen en oficinas de la Ciudad de México y, con frecuencia, llegan tarde, retrasando los ciclos agrícolas y provocando desfases en las siembras.
Plantea que los agricultores participen directamente en la programación de riegos y siembras para aprovechar mejor cada litro y aumentar la productividad. “Es común que al inicio del ciclo agrícola se tomen decisiones sin consultar a quienes trabajamos la tierra, y eso nos afecta directamente en los tiempos de siembra y en la rentabilidad de la cosecha”, subraya. Incluso menciona que, en algunos ciclos, la apertura tardía de compuertas ha significado perder la ventana óptima de siembra, con impactos económicos graves para cientos de productores.

En medio de este panorama, el gobierno estatal ha promovido el cultivo del garbanzo como una alternativa ante la falta de agua. Valdez reconoce que puede ser una opción puntual, pero advierte que ningún cultivo puede sustituir al maíz en superficie ni en demanda. Explica que el mercado y el consumo nacional absorben toda la producción de maíz, algo que no sucede con el garbanzo ni con el frijol, cuyos mercados son más pequeños y se saturan con facilidad. Por eso, plantea que lo esencial es prever una comercialización ordenada de todos los granos y buscar alternativas sin poner en riesgo la posición de Sinaloa como primer productor de maíz en México.
“Ninguna medida improvisada puede sustituir una política agrícola sólida”, enfatiza, y añade que cualquier propuesta de diversificación debe ir acompañada de estudios de mercado y de un uso racional del agua, de lo contrario se corre el riesgo de generar sobreproducción y desplome de precios.
Valdez también señala que el manejo del agua no puede quedar aislado de otras políticas rurales. La falta de coordinación entre autoridades federales y estatales, sumada a la ausencia de un plan hídrico con fuerza legal, ha generado un vacío que, según él, “deja a los productores navegando a ciegas”. Considera que la solución no está solo en obras físicas, sino en una planeación integral que combine inversión, tecnología y participación directa de los agricultores en las decisiones clave.
La modernización de la red hídrica no puede limitarse a reparar tramos de canales o anunciar inversiones sin un plan claro. Sinaloa necesita un documento rector vigente, publicado y socializado; recursos constantes para mantener y renovar la infraestructura; y un modelo de gobernanza que incluya a quienes trabajan la tierra. Sin estas condiciones, el estado se expone a perder su liderazgo agrícola, reducir sus cosechas y enfrentar un futuro marcado por la escasez de agua y la incertidumbre.
Con información de El Sol de Sinaloa