Teniente mexicano relató a EU nexos entre cuñado de Echeverría y Cártel de Guadalajara
El teniente del Ejército Guillermo Flores, un testigo del gobierno estadunidense en 1992, aseguró a las autoridades de Estados Unidos que durante un operativo para erradicar plantíos de mariguana en 1984, en el poblado de Mascota, Jalisco, pudo atestiguar que su comandante superior se coordinó con un operador del Cártel de Guadalajara llamado Rubén Zuno Arce, para detener la destrucción de sus plantíos y para evitar la detención de miembros del cártel, incluido él.
Zuno Arce era cuñado del presidente Luis Echeverría, y según la DEA, un hombre de confianza dentro de la organización criminal.
Su testimonio robusteció dos teorías del gobierno estadunidense: que la organización dirigida por Rafael Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca operaba bajo el cobijo de altos mandos mexicanos; y que el agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena, fue asesinado en represalia por la destrucción de varios campos de mariguana por parte del Ejército en colaboración con autoridades de Estados Unidos.
Era noviembre de 1984 y Flores estaba en Jalisco con otros soldados para participar en competencias atléticas del Ejército, pero al terminar, él y otro compañero suyo fueron reclutados para participar en el Operativo Jaguar, un programa contra el narcotráfico en ese estado.
A Guillermo Flores, según su testimonio, lo estacionaron en el pueblo de Mascota y se le encomendó identificar y destruir plantíos de mariguana. Así lo hizo.
Según un resumen de su testimonio, al que tuvo acceso MILENIO, Flores encontró de inmediato grandes plantíos de mariguana en la región. Comenzó a detener a los campesinos que trabajaban ahí y a interrogarlos. Todos dijeron lo mismo: los plantíos eran propiedad de Rubén Zuno Arce, un nombre que retumbó en la política mexicana aquellos años porque era cuñado del entonces ex presidente Luis Echeverría, y que era buscado en Estados Unidos por tráfico de drogas y por participar en el secuestro, tortura y asesinato de Kiki Camarena.
En Mascota, el teniente Flores incluso logró detener al alcalde de un poblado que finalmente no pudo identificar, pero que confirmó que Zuno era el dueño de los plantíos de mariguana.
Cuando el teniente Flores supo lo de Zuno Arce le avisó a su superior en el Operativo Jaguar, el capitán Francisco Rodrigo Rodríguez Galindo y fueron a buscar al sujeto a su rancho, pero no lo encontraron.
Flores no le dio importancia y siguió con su trabajo; sin embargo, dos días después vio a su capitán hablando con Rubén Zuno, y cuando le preguntó por qué no lo había detenido, le dijo que era porque estaba esperando otras órdenes. Al otro día vio al alcalde que había detenido previamente caminar por las calles de Mascota y volvió a cuestionar a su capitán, a lo que recibió una respuesta reveladora.
“Rodríguez respondió enojado que le habían ordenado desde más alto que no debía haber problemas con Zuno. Rodríguez regañó a Flores para que se metiera en sus propios asuntos y así él (Flores) también recibiría un pequeño regalo. Rodríguez entonces mostró a Flores una cantidad desconocida de billetes”, se lee en el resumen del testimonio del soldado.
Al día siguiente, Flores vio cómo su capitán, Francisco Rodrigo Rodríguez Galindo, aceptaba volar en uno de los aviones privados de Rubén Zuno para identificar el resto de los plantíos de mariguana, pero no para destruirlos. Según Flores, poco después se dio por terminado el Operativo Jaguar y le ordenaron abandonar Mascota, Jalisco, con su trabajo aún por concluir y con “numerosos campos de mariguana detrás.”
Según el teniente Flores, los trabajadores de los campos de mariguana de Rubén Zuno le confirmaron que el Ejército recibía sobornos del Cártel de Guadalajara: “mientras erradicaba más campos de mariguana, los campesinos que arrestó previamente le dijeron a Flores que el Ejército en Mascota estaba en la nómina de los traficantes.”
El gobierno estadunidense presentó el testimonio del teniente Flores para demostrar que Rubén Zuno era un traficante de alto rango en el Cártel de Guadalajara, contaba con protección gubernamental y formó parte del pequeño grupo que secuestró, torturó y asesino al agente de la DEA, Enrique Camarena.
“Estas declaraciones refuerzan otra evidencia de que el acusado Zuno era miembro del cártel de la droga que culpó a la DEA por obligar al Ejército mexicano a destruir los campos de mariguana de los traficantes. El cártel se vengó de la DEA secuestrando y asesinado al agente Camarena.”
En el documento de la DEA, fechado en 1992, se lee un reproche emitido por la Fiscalía de Estados Unidos: “el Ejército debió arrestar al acusado Zuno por su involucramiento en los campos de mariguana. No lo hizo (…) al final, el Ejército mexicano evadió su misión al irse de Mascota en lugar de arrestar al acusado Zuno y destruir los campos de mariguana.”
A Zuno lo arrestaron en 1989 en Estados Unidos, primero como testigo material y finalmente como coconspirador en el secuestro del agente Camarena.
Un par de años después, se le encontró culpable de crimen organizado, crímenes relacionados con crimen organizado y secuestro de un agente federal, pues determinaron que el inmueble de la calle de Lope de Vega, en Guadalajara, Jalisco, donde asesinaron a “Kiki” estaba relacionado con él.
Murió en 2012, con tres sentencias de por vida encima. diez años después, su jefe, Rafael Caro Quintero, sería detenido en Los Choix, Sinaloa, por la Marina, derivado de una solicitud de extradición de Estados Unidos que lo busca por más de 35 cargos criminales.
Con información de Milenio