Tibia recepción a AMLO en su sexta visita a Sinaloa
CULIACÁN, Sin. (apro).- – Las largas filas de simpatizantes y los eventos a reventar eran una constante. Desde el aeropuerto al hotel sede, en la capital de Sinaloa las filas de personas que buscaban hacerle llegar una petición al presidente Andrés Manuel López Obrador o las manifestaciones por alguna injusticia disminuyeron. Incluso, eventos con sillas vacías.
Desde su arribo durante la noche del lunes 13 de noviembre en el aeropuerto apenas un puñado de personas y en el hotel Lucerna, en la exclusiva zona del Tres Ríos de Culiacán, no más de un centenar de personas le hicieron valla para la selfie y el saludo, junto a la clásica porra “es un honor estar con Obrador”.
La entrada quedó prohibida para cualquier persona ajena al establecimiento, era orden de arriba. Incluso para un viejo conocido de López Obrador, el exalcalde de Culiacán Jesús Estrada Ferreiro, enemistado con el gobernador Rubén Rocha Moya a quien acusa de su juicio político e incluso de acusaciones penales por presuntos actos de corrupción. El presidente no lo recibió.
Desde afuera un grupo de funcionarias buscaba hacerse notar. El grupo se apostó en las afueras del hotel. Querían cantarle las mañanitas. Después de unos minutos se ponen de acuerdo, lo ensayan, lo graban en el celular y listo para enviarlo. Andrés Manuel López Obrador cumplía 70 años. El grupo lo celebró. Después de unos minutos dejaron la acera en soledad. Se marcharon, no hubo campamento.
Mi gusto es…
Horas más tarde, después de su conferencia mañanera, voló a Badiraguato. Un helicóptero lo llevó a la sierra, cuna de capos del narco, a donde acudió a inaugurar la carretera a Guadalupe y Calvo, frontera entre Sinaloa y Chihuahua. El mismo sitio donde saludó a doña Consuelo, madre de Joaquín “el Chapo” Guzmán, preso por narcotráfico en Estados Unidos.
“Antes de que yo termine mi mandato voy a regresar”, advirtió en su discurso. Es la sexta vez que visita Badiraguato, ha ido prácticamente en cada gira por Sinaloa.
“Hay algunos que no les gusta que venga a Badiraguato, pero a mí me gusta, fíjense, ahora sí que mi gusto es”, añadió.
Ahí tampoco hubo mucho barullo. Un par de grupos hicieron presencia. Uno de Guasave, municipio del centro norte del estado que le daba la bienvenida al presidente López Obrador, y otro de Cuitaboca, pueblo tarámari que pide una carretera.
De vuelta en Culiacán para el cierre de la gira en la comunidad de Culiacancito, López Obrador encabezó el evento de “entrega” de los bancos del Bienestar. El pequeño lugar dispuesto para el graderío y las sillas al principio pareció ser insuficiente, pero con el correr del discurso, los lugares vacíos comenzaron a aparecer.
La mayoría de los asistentes eran personas adultas mayores. Otro puñado de siervos de la nación, identificables por el color guinda o blanco en sus camisas y /o el típico chaleco, y una minoría de jóvenes estudiantes de la preparatoria local.
En su discurso López Obrador se dijo “maderista”. Lo dijo en medio de un tímido cántico de “no te vayas, no te vayas”. Prometía volver antes de que su sexenio concluya, y entonces la confesión.
“No puedo hablar muy claro, pero ustedes son muy inteligentes. Saben que es buenísimo, mejor el relevo, quien viene a sustituirme”.
Y entre el público cacharon la indirecta. “La Claudia”, dice una mujer de la tercera edad.
El discurso del presidente apenas se prolongó. No fue más allá de los 20 minutos. Y sin embargo muchos asistentes no se esperaron a la conclusión. El arrastre no fue tan grande como en sus primeras visitas. Esta fue la sexta que realiza a Sinaloa, cuatro de ellas a Badiraguato.
Tras el evento en Culiacancito el presidente se dirige al aeropuerto. Otra vez las grandes caravanas y el montón de gente no fue la constante. Esta vez su llegada y su partida fueron muy discretas, causó más impacto su encuentro con una comunicadora y su posicionamiento en el conflicto político que el gobierno estatal mantiene con la Universidad Autónoma de Sinaloa que algún anuncio importante para el estado.
Su siguiente visita se maneja para mediados de diciembre, planeando inaugurar la presa Santa María en el sur del estado y el Centro Teletón de Mazatlán. Todavía no se ha confirmado, pero en su despedida señaló que planea regresar a Sinaloa en dos o tres ocasiones antes de que termine el sexenio.
Con información de Proceso