Paúl Chávez

Resolvamos el dilema: o seguimos apáticos, o nos unimos todos para mejorar a México, o seguirá la descomposición social: el gran problema que nos pega a todos.

Un momento decisivo.

Llega un momento en que las crisis, como la que vivimos en Culiacán y en otras ciudades del país, se vuelven tan apremiantes e ineludibles que tenemos que resolverlas juntos, sí o sí. No solo a nivel local sino a nivel nacional. Nos explicamos.

Las crisis económicas del Sureste por la falta de pago de Pemex, los aranceles que hay y los que vendrán afectan al país, la presión de EEUU por la complicidad del narco afecta nuestra soberanía, dependemos de ellos en los combustibles, y la perenne violencia.

Soportar lo insoportable es demencial, lo peor: está contaminando a las siguientes generaciones, ya no somos el país que fuimos. La descomposición social es un gran problema. Esta depende de todos nosotros. De ahí salen los narcos, la sociedad los esconde. Si no actuamos ya no habrá consuelo suficiente, recordando al profeta Jeremías “Se oyen lamentos en Ramá, es Raquel que llora por sus hijos”. Cada desaparición nos duele, cada muerte mata el alma de la sociedad. Necesitamos mucha compasión y extender la mano. Mis abrazos para ti madre buscadora.

Llegó el momento en que tenemos que tomar una decisión, tú con tus familiares y amigos, colectivamente en tu comunidad y conectarnos nacionalmente, para enfrentar un dilema de fondo: dejar de convertirnos en una sociedad depredadora a convertirnos en una sociedad basada en el servicio. No te pierdas la historia al final. Una sociedad que pospone ayudarse sucumbe.

La solución requiere de la unión de todos.

Tenemos la firme convicción que los problemas de México los resolverá la ciudadanía unida consciente, no solo Trump; hay tanta gente capaz en México que merece ocupar puestos de gobierno, los políticos de siempre ya fueron rebasados y gritan ante oídos sordos en las cámaras. Y forzar al gobierno a que siga el ejemplo de Bukele y ya deje de simular.

Requerimos la ayuda de EEUU.

Los narcos sin armas pierden poder, muchas vienen de allá, el combate al narco no es tan serio como lo presumen. Sin armas se reduce la violencia. La prueba de la bondad ciudadana es que no responde con violencia. Pero tanto terrorismo puede explotar la caldera.

A nadie absolutamente le conviene el narco, los que están quieren salir o esperar que se calme, pero saben bien que le tiran a terminar encerrados o encobijados. No se puede ser feliz ni disfrutar el dinero con paranoia. Henry Kissinger el célebre secretario de estado bromeó “este empleo ha hecho milagros en mi paranoia: ahora tengo enemigos reales”.

Llega un momento en que la decisión resulta tan clara porque de seguir igual el alud de lodo seguirá cayendo sobre nuestras cabezas sepultando nuestros sueños y echando a perder a los hijos con el mal ejemplo.

No te enredes con las redes.

Estamos gestando un México peor que el que tenemos, toma conciencia de esto. ¡Qué fácil es distraer a la gente con banalidades! Que si un patán merece una casa millonaria, que si la otra se va a España, el round en el senado, mientras nadie ha impedido lo más grave: la toma de poder de la nueva tremenda corte, su aprobación por el TRIFE; antes la representación fraudulenta en las cámaras, el enorme fraude electoral presidencial y en los estados.

¡México despierta estás entretenido! No tienes idea adonde nos llevan, estamos acostumbrados a ser mandados. La ciudadanía necesita asumir su enorme responsabilidad y recuperar su gran poder, pues el poder del gobierno viene del pueblo. Las marchas ayudan pero hay que exigir que las promesas se cumplan para el bien de todos, incluidos los gobernantes. No queremos mal a nadie.

La historia de Ánton.

Ánton era judío y dueño de una panadería muy famosa en Alemania; cuando le preguntaban cómo había sobrevivido al Holocausto contaba esta historia:

¿Sabes por qué estoy vivo hoy? Cuando era adolescente los nazis nos subieron a un tren rumbo a Auschwitz. Días enteros sin comida, sin agua, sin abrigo. Nevaba. El frío era brutal, la muerte estaba en cada rincón del vagón. Junto a mí un anciano temblaba sin parar; yo también me estaba congelando. Usé mis manos para frotar las suyas, su cara, sus piernas. Lo abracé toda la noche, le hablaba, le pedía que no se rindiera. Cuando salió el sol, descubrí algo que me estremeció: todos los demás en el vagón de carga habían muerto congelados. Solo quedábamos él… y yo.

Él vivió porque lo mantuve caliente. Yo viví… porque lo mantuve vivo. Y entonces Ánton decía: “el secreto de la supervivencia es calentar el corazón de los demás. Cuando das calor lo recibes también. Cuando ayudas a vivir… vives tú también”.

Ahora tus respuestas.

¿No ha sido suficiente 12 largos meses para aprender que las riquezas y la fama del narco cuestan cárcel y muerte? ¿Cómo explicas a tus hijos que las riquezas de unos dependan de la muerte y del envenenamiento de muchos? ¿Vale la pena seguir viviendo en el miedo aborregados?

La composición social es tarea de TODOS. Construyamos una sociedad basada en el servicio. Es la única forma de progresar en paz. Tú eres parte de la solución. Ayuda a tu prójimo. Marcha por la paz y toma acción ¡Basta ya!

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