Los feminicidios en Sinaloa aumentaron 85% en el último año y Culiacán concentra más de la mitad de los asesinatos de mujeres

Dheyna Brito / El Sol de Sinaloa

Culiacán, Sin.- El jueves 28 de agosto, en menos de 24 horas, dos mujeres lograron escapar de presuntos captores en diferentes colonias de Culiacán, en medio de la ola de violencia que golpea a la entidad.

El primer caso ocurrió en la colonia Ampliación El Barrio, donde un operativo coordinado entre EjércitoGuardia NacionalMarina y corporaciones estatales permitió rescatar a una víctima que permanecía privada de la libertad. Tras su liberación, se confirmó que la mujer estaba a salvo y pudo comunicarse con sus familiares.

Ese mismo día, en la colonia Barrancos, otra mujer apareció corriendo por el boulevard Benjamín Hillesposada y en crisis nerviosa. De acuerdo con testigos, pedía ayuda de manera desesperada hasta que fue auxiliada por elementos del Ejército Mexicano, quienes garantizaron su seguridad. Posteriormente recibió atención médica y protección, mientras la Fiscalía abrió una carpeta de investigación.

Estos hechos, ocurridos de manera consecutiva el mismo jueves, reflejan la vigencia del horror que enfrentan las mujeres en Sinaloa. No son casos aislados: empatan con una tendencia creciente de desapariciones y feminicidios que impactan especialmente a adolescentes y jóvenes de entre 16 y 25 años.

Jóvenes en la mira

María Isabel Cruz Bernal, líder del colectivo Sabuesos Guerreras, explica que muchas desapariciones de mujeres jóvenes en Sinaloa no están relacionadas con su propia participación en actividades delictivas, sino con el entorno en el que viven. Señala que basta con que mantengan un vínculo sentimental con alguien ligado al crimen organizado para quedar en situación de riesgo, aun cuando no tengan conocimiento ni relación con los hechos ilícitos.

Hay jovencitas que no están involucradas, pero por ser las novias, las esposas o las amantes de alguien que se siente narcotraficante de alto rango pueden ser desaparecidas, porque creen que escucharon o saben algo”, resume.

El colectivo ha documentado que alrededor del 30% de las desapariciones registradas desde septiembre de 2024 —más de 2 mil 300 en total— corresponden a mujeres de entre 16 y 25 años, y que aproximadamente un 3% de esos casos derivó en asesinatos.

De acuerdo con el Consejo Estatal de Seguridad Pública, entre enero y julio de 2025 se cometieron 24 feminicidios en Sinaloa, frente a los 13 registrados en el mismo lapso de 2024, lo que representa un incremento del 85%. En contraste, los homicidios dolosos de mujeres descendieron de 24 a 18, aunque esta reducción no ha frenado el repunte de la violencia feminicida en la entidad.

Culiacán, epicentro de la violencia

Los números confirman una realidad que colectivos ya habían advertido: la capital concentra más de la mitad de los asesinatos de mujeres en el último año, con 21 de los 41 casos registrados en la entidad. A este patrón se suma la alta incidencia de desapariciones de jóvenes en Culiacán, lo que, de acuerdo con buscadoras, exhibe cómo la violencia de género se entrelaza con la disputa criminal y coloca a las mujeres en una situación de riesgo permanente.

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Foto: Iván Medina / El Sol de Sinaloa

La desaparición de mujeres jóvenes no es un hecho aislado, sino un reflejo de la violencia estructural que atraviesa a Sinaloa. Cada caso abre una herida colectiva y evidencia la falta de condiciones de seguridad y justicia que reclaman las familias y comunidades.

Un perfil de víctimas invisibilizado en las políticas públicas

Para la abogada y feminista Rocío Avendaño, el aporte de colectivos como Sabuesos Guerreras es clave para dimensionar la crisis, pues generan datos que las instituciones no producen. “Lo importante es que María Isabel tenga esos números y que los diga, porque yo no veo a otras instituciones haciendo este tipo de análisis y deberían estar haciéndolos. Ella, con los recursos que tiene o que no tiene, logra poner sobre la mesa lo que las autoridades no miden”, señaló.

Avendaño subrayó que incluso si se tratara de un solo caso, debería atenderse con urgencia, y advirtió que los porcentajes revelan un patrón que no está siendo incorporado en las políticas de seguridad. “No están diseñando estrategias para proteger a las mujeres que correspondan a los contextos que estamos viviendo”, dijo.

La especialista también planteó que muchas jóvenes son utilizadas como una forma de represalia dentro de disputas criminales. “Pareciera que son víctimas colaterales y que a través de ellas se están tomando represalias. En Ciudad Juárez, a finales de los noventa, se utilizaban los cuerpos de las mujeres para mandar mensajes y marcar territorio. Algo de eso se refleja también aquí: desaparecen a mujeres por su relación de parentesco, como una manera de enviar mensajes o ejercer control”.

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Foto: Iván Medina / El Sol de Sinaloa

Avendaño alertó que este fenómeno revela cómo los cuerpos de las mujeres siguen siendo vistos como desechables y reemplazables, en un contexto donde se cruzan la violencia criminal y la violencia de género. “Estamos frente a un perfil de víctimas jóvenes que no está siendo visibilizado como prioridad en las políticas públicas”, concluyó.

Letalidad creciente

En paralelo, los registros locales indican que 65% de los feminicidios cometidos en Sinaloa se perpetran con arma de fuego, un dato que refleja el nivel de letalidad y la facilidad de acceso a armas en el estado. Para los colectivos, esta cifra es otro recordatorio de que el entorno de violencia en que viven las mujeres jóvenes se traduce en una amenaza constante para su vida.

Con información de El Sol de Sinaloa

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