Javier castro

Guamúchil, Sinaloa. – Lo que parecía una crisis habitual en el sistema de salud de Sinaloa ha tomado un rumbo alarmante: el hospital del IMSS-Bienestar en Guamúchil, municipio de Salvador Alvarado, será demolido tras detectarse severas fallas estructurales que lo han dejado prácticamente inoperante. Con apenas 15 años de antigüedad, esta unidad médica presenta grietas visibles a lo largo y ancho de sus instalaciones, algunas de ellas tan comprometedoras que ya han obligado al cierre de ciertas áreas por el riesgo que representan para pacientes y personal.

La Secretaría de Salud estatal ha confirmado que el hospital será derribado en su totalidad, aunque aún no se ha anunciado una fecha oficial para su cierre definitivo. Mientras tanto, los derechohabientes serán canalizados a otras unidades médicas del Estado, y el personal médico, administrativo y de enfermería será reubicado en centros de salud cercanos para continuar con sus labores.

El caso ha despertado una profunda indignación entre la población, no solo por las afectaciones inmediatas al servicio de salud en la región, sino por lo que representa: otro presunto monumento a la corrupción en la obra pública de Sinaloa. La construcción de un hospital que no ha cumplido ni dos décadas de funcionamiento y que ahora debe ser demolido, pone en entredicho la calidad de los materiales utilizados y la supervisión de su edificación.

A pesar de que las autoridades han garantizado la reubicación de los servicios, persiste la incertidumbre entre los trabajadores y usuarios del hospital, quienes ahora enfrentan traslados más largos y posibles saturaciones en otras unidades médicas. Mientras se proyecta la construcción de un nuevo hospital en la zona, la ciudadanía exige respuestas claras y responsabilidades por lo ocurrido.

Este hospital fue inaugurado durante la administración del exgobernador Jesús Aguilar Padilla, con una inversión superior a los 53 millones de pesos. Hoy, a poco más de una década de su apertura, su deterioro estructural lo ha convertido en un símbolo más de lo que muchos señalan como corrupción en la obra pública de Sinaloa.

Este hecho suma una nueva página al historial de fallas en la infraestructura de salud del estado, dejando en evidencia la urgente necesidad de transparencia y supervisión en las obras públicas que, más allá de cifras y presupuestos, impactan directamente en la vida y bienestar de la población.

 

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *