El gobierno instauró durante agosto una dinámica para topar el precio en que se vende gas LP en el país, para poner fin, según su discurso, a los aumentos continuos en el precio del combustible. Pero los incrementos han continuado, a pesar de la mecánica federal. Los precios máximos en que se vende el combustible en las alcaldías de la Ciudad de México acumula una alza de 15.5% desde la primera semana de agosto –cuando se publicó el primer listado– hasta el dato más reciente publicado el sábado pasado por la Comisión Reguladora de Energía (CRE). Los analistas ya anticipaban un malogro de esta dinámica, debido a que el precio en que se vende el combustible depende, en su mayoría, de las referencias internacionales y no de factores locales. “Los precios de los commodities, como el gas natural o el gas LP, no se pueden controlar. Nosotros, ni en México ni en América Latina, movemos los precios, nuestra demanda no alcanza para moverlos y en México se siguen replicando los precios que impone Pemex”, dice Susana Cazorla, una analista del sector.

¿Qué ha pasado con Gas Bienestar y por qué no es el más barato?

El precio internacional del propano, el principal componente del combustible, ha tocado niveles históricos en las últimas semanas. El índice Mont Belvieu, la principal referencia para el mercado mexicano, ha rebasado en los primeros días de octubre los 1.6 dólares por galón y ha alcanzado un aumento de 115% en lo que va del año. Durante los primeros días de enero, el propano se cotizaba en 0.74 dólares por galón. La dinámica de fijar los precios, coinciden los analistas, se ha basado en disminuir los márgenes de ganancia de las empresas distribuidoras y no de la estatal Pemex, el principal importador del combustible y quien más vende a las compañías privadas. “Es imposible controlar los precios de los hidrocarburos, y Pemex no tiene dinero para subsidiar, no está subsidiando, Pemex ya tiene demasiados problemas financieros”, explica Rosanety Barrios, una analista del sector y exfuncionaria de la Secretaría de Energía. Ayer lunes, los participantes del mercado de distribución de gas LP anunciaron un segundo paro de labores, que prosiguió al realizado en los primeros días de agosto, cuando se anunciaron los precios máximos. Pero en esta ocasión, empresas distribuidoras –como Gas Uribe y Global Gas– también se unieron a la protesta que tenía como finalidad negociar con la Secretaría de Energía, debido a que la dinámica del tope de precios ha mermado sus ganancias, según han expuesto algunos representantes del mercado. “Lo poco que intentaron fue a costa del margen de los distribuidores, ellos no han logrado bajar nada”, dice Cazorla. El gobierno federal ha acusado que las empresas distribuidoras han aumentado sus márgenes de ganancia desde la liberalización del precio del gas LP resultante de la reforma energética. La Comisión Federal de Competencia (Cofece) también señaló en su momento que los participantes del mercado aumentaron de manera importante sus ingresos, a pesar de que en ese momento los precios internacionales del energético no registraron un aumento importante. El regulador también dijo hace unas semanas que, tras la publicación de los precios, los márgenes de ganancia de los privados disminuyeron hasta en 50%, pero los analistas aseguran que estos ya podrían ser menores. Así, en los últimos meses, apuntan, el aumento se ha debido a los incrementos a nivel internacional que afectan los precios en que se importa la molécula –principalmente desde Estados Unidos–, pues representan entre el 60 y 70% del costo total en que se vende el insumo a los consumidores. “El precio del commodity de origen está elevándose y seguirá haciéndolo”, dice David Rosales, un analista y exfuncionario de la Secretaría de Energía. La creación de Gas Bienestar se anunció el mismo día en que se dio a conocer la imposición de topes máximos en la venta del gas LP. El presidente buscaba, con esta nueva filial de Pemex, crear competencia en el mercado y bajar los precios, de acuerdo con las declaraciones del mandatario. Pero esa dinámica también ha fallado. Gas Bienestar, la nueva filial de Pemex, hasta ahora solo opera en Iztapalapa, pero la intención presidencial no ha sido suficiente y la compañía no se ha colocado como el jugador más barato dentro de la demarcación. Datos de la Comisión Reguladora de Energía revelan que hay al menos seis compañías distribuidoras que ofrecen el combustible en un menor precio, con una diferencia de hasta 3.60 pesos por kilogramo. Los analistas coinciden en que la petrolera estatal ha encontrado mayores costos de los que tenía programados cuando se anunció el proyecto, no ha logrado configurar una cadena de suministro de bajo costo y se ha enfrentado –al igual que el resto– a los aumentos en el precio de la molécula. Los analistas ya habían advertido que la creación de Gas Bienestar no tendría un fuerte impacto en los precios en que se comercializa el combustible en la ciudad ni fomentaría competencia en el sector, como lo anticipó el presidente. Para crear algún tipo de presión entre las compañías –que solo incidiría en el mercado local–, afirman, la filial de Pemex deberá permanecer un largo tiempo en el mercado y tener una fuerte infraestructura, lo que no tiene hasta ahora.

 

 

Con información EXP

 

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