Aguilar Padilla y su lucha Digna, silenciosa y discreta contra el cáncer
Agenda Política
Jorge Luis Telles Salazar
- Falleció aquí, en su casa, rodeado de su familia
- Sólida relación personal y política con Rubén Rocha
- Nuevas grietas en la relación Rocha Moya-Madueña
- “Eso no se le hace a los amigos”, lamentó en la Semanera
Jesús Aguilar Padilla, ex gobernador de Sinaloa, perdió su silenciosa y discreta batalla contra el terrible cáncer: falleció la tarde de este lunes, 30 de enero, en su casa, en el residencial “La Primavera” de esta ciudad. El 24 de febrero, cumpliría 73 años de edad.
Quien gobernara nuestro Estado entre el primero de enero de 2005 y el 31 de diciembre de 2010, supo llevar esta última lucha, con una admirable dignidad, tras la enorme pena que significó el perder a su esposa Rosalía apenas en marzo del año pasado, victima de las secuelas del Covid-19, quien también había sostenido férrea pelea contra la enfermedad del siglo XXI.
De entonces a la fecha, el deterioro en su salud se agudizó y en su aspecto físico también: pero el hombre nunca se dio por vencido. Siempre tenía su mejor cara para decir:
-Lo que sucede es que ahora me cuido más y eso implica una dieta rigurosa. No se preocupen.
Solo los más cercanos conocían la realidad de su padecimiento; pero, en solidaridad, resguardaban celosamente la verdad, situación vigente hasta el último momento. Por eso, al divulgarse la noticia de su muerte, las reacciones fueron de estupor e incredulidad.
La amistad entre políticos y periodistas es extraña, rara. Hay muchas cosas que entorpecen este tipo de relación. Jesús Aguilar, sin embargo, si fue mi amigo, sincero y afectivo. A pesar de ello nunca me ofreció trabajo en ninguna de sus posiciones políticas -solo un gobernador lo ha hecho: Renato Vega Alvarado- bajo el argumento de siempre: “estás mejor donde estás; para que te voy a perjudicar…”
Hasta pronto amigo.
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Al gobernador Rubén Rocha Moya no le hizo gracia el desplegado en redes sociales acreditado a las autoridades de la Universidad Autónoma de Sinaloa; tampoco el aval solicitado a la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, ni mucho menos la velada amenaza en el sentido de que los jóvenes estudiantes de la UAS podrían volver a las calles -como hace muchos años- en defensa de la autonomía universitaria.
Era difícil que el gobernador no tocara el tema en su Semanera de este lunes y de hecho (confesado por él) no pensaba abordarlo para no meterle más ruido al asunto; pero hubo una pregunta, hacia el final de la conferencia de prensa y Rocha Moya terminó por ceder a la tentación para clarificar posturas, respecto a la idea de la 65 legislatura del Congreso del Estado en torno a modificar las leyes orgánicas de la UAS, la de la Universidad Autónoma de Occidente y la de la Universidad Autónoma Indigenista de México.
Finalmente Rocha Moya terminó por ofrecernos toda una exposición sobre el particular, para fijar un nuevo posicionamiento, ya como una clara réplica a las interpretaciones y reacciones que se derivaron de la publicación de la agenda parlamentaria a desahogar en el curso del año, en la que sobresale ya no una adecuación sino, de plano, la creación de nuevas leyes orgánicas que regirían la vida interna de las universidades antes mencionadas.
Bajo esta circunstancia, el titular del Poder Ejecutivo Estatal reiteró:
– Que de su despacho no saldrá ninguna iniciativa para reformar ni mucho menos para crear una nueva ley orgánica para la UAS, por ejemplo, pero hubo algo que inexplicablemente pasó inadvertido para los representantes de los medios de comunicación: su advertencia de que si podría remitir una iniciativa de ley al Legislativo, en función de la actitud a mostrar por las autoridades universitarias en los próximos meses, especialmente en lo que respecta al velado anuncio de sacar a los estudiantes a las calles de las principales ciudades del Estado. Como antaño.
– Que la reacción de la UAS tiene como sustento la amenaza contra su autonomía, a pesar de que él, en lo personal, se autodefinió como el principal defensor de dicha autonomía; pero, sin perder de vista, que la más grande de todas las amenazas se ubica al interior de la misma universidad y que esto se mezcla con el temor de un cambio radical al proceso de selección de autoridades en la institución.
– Que no le asusta la amenaza en el sentido de que los jóvenes volverán a tomar las calles y en esta dirección hasta retó a quienes dirigen la UAS a un round para clarificar quien se dirige mejor al sector estudiantil y “sé de lo que hablo”, ratificó.
-Que la reacción de las autoridades de la Universidad Autónoma de Sinaloa no corresponde al trato por él brindado a nuestra máxima casa de estudios superiores en su primer año de gobierno; específicamente en su apoyo para solventar el millonario adeudo con el Sistema de Administración Tributaria, así como los constantes respaldos para la superación de recurrentes dificultades económicas, en particular las relacionadas con la cobertura de sueldos y salarios.
A juicio de Rocha Moya, la reacción a lo anunciado por el Congreso del Estado, “no corresponde a un trato de amigos” al puntualizar que en muchos años, quizás nunca en la historia, la Universidad Autónoma de Sinaloa ha sido apoyada por un gobernador, como acontece en la actualidad.
En suma, a pesar de que en los últimos días se intentó mitigar los efectos causados por las declaraciones de un lado y del otro, es evidente que se enfrió la relación entre el gobernador Rubén Rocha y el rector de la UAS, Jesús Madueña, lo que es de lamentarse porque podría repercutir justamente en ese trato de privilegio que el mandatario le ha obsequiado a la centenaria institución.
Al menos la nueva postura del titular del Poder Ejecutivo Estatal no deja lugar a interpretaciones de otra naturaleza.
¿O sí…?
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A propósito.
Entre el actual gobernador Rubén Rocha Mocha y el ex gobernador Jesús Aguilar Padilla existió una sólida relación de amistad, respeto e identidad, que se consolidó con el paso del tiempo, al margen de sus diferencias políticas e ideológicas.
Ello explica el tweet de Rocha Moya, en la que confirma el deceso de Aguilar Padilla y deja muy claro sus afectos con su familia.
Rubén Rocha, siempre leal a su ideología, trabajó con Aguilar Padilla como su coordinador general de asesores a lo largo de su administración. Y cuando concluyó su mandato, lo invitó a laborar en un área cercana del gobierno federal, una vez iniciado el sexenio presidencial de Enrique Peña Nieto.
Una amistad tan firme y sólida que no se desgastó ni tan siquiera en la elección federal de 2018 (Aguilar era aquí el representante de José Antonio Meade) ni mucho menos en la gubernamental de 2021.
Y es cuanto.
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Ya nos fuimos. Cuídense mucho y Dios los bendiga. Ahora y siempre…