La poca certeza en la elaboración de ventiladores médicos para enfermos de Covid-19, la postergación indefinida del desarrollo de la vacuna Patria, la acusación contra 31 científicos por lavado de dinero y delincuencia organizada, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), dirigido por María Elena Álvarez-Buylla, suma un nueva controversia: un conflicto estudiantil.

En el fondo del problema, coinciden expertos y académicos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), está la pretensión del gobierno de acabar con las voces críticas y experimentar la perdida de autonomía de las universidades.

Para el historiador y doctor emérito del CIDE, Jean Meyer, el acoso a la casa de estudios por parte de entidades gubernamentales busca eliminar la autonomía de otras instituciones educativas como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que ya ha sido denostada por el gobierno.

“El problema va mucho más allá del CIDE. Esta es una experiencia de laboratorio, es una experiencia in vitro sobre un centro muy pequeño de tal manera que, si la experiencia fracasa, no es grave, pero para un objetivo mayor si la ala dura, ideológica del Foro de Sao Paulo toma control del CIDE sin que haya problemas mayores”, alertó Meyer en entrevista.

“Entonces después se puede repetir la experiencia en grande sobre la UNAM, sobre la UdeG, sobre todas las universidades; empezando por estas dos grandes que ya han sido estigmatizadas nominalmente. Sería poner fin a la autonomía de las universidades porque el pensamiento crítico no lo soportan algunos, ese es el problema de fondo”, agregó.

El pasado 2 de agosto, José Antonio Romero Tellaeche, quien abiertamente se ha descrito simpatizante del gobierno de López Obrador y sus postulados, asumió la dirección interina del CIDE tras la renuncia de Sergio López Ayllón.

Ayer, entre los reclamos de la planta estudiantil y académica por el deshaseo del proceso electivo y su falta de legitimidad, Romero Tellaeche fue ratificado como director general.

“A López Ayllón le cerraron las puertas del Conacyt y lo cansaron hasta que dejó la dirección. Su mayor pecado fue criticar la extinción de los fideicomisos y poner al CIDE a la vanguardia en este reclamo. Al final era el plan para imponer al director a través del miedo y la zozobra”, explicó Claudia, una investigadora del CIDE cuyo apellido es reservado a petición suya.

Por ejemplo, el pasado 18 de noviembre, mientras participaba en una jornada de diálogo con la comunidad del CIDE, Romero Tellaeche acusó que al interior de la institución se gesta la imposición de una ideología neoliberal.

Reprochó lo que llamó una abierta campaña de desprestigio contra su gestión por parte de los medios de comunicación y que aseguró han generado un ambiente enrarecido en torno a la vida académica del CIDE por parte de quienes buscan imponer intereses privados.

“Otro elemento muy importante para entender al CIDE es que además de su visión neoliberal, se convirtió en una especie, no de una especie, sino de alto grado de consultoría. Les voy a enseñar cómo se componían los ingresos de los profesores que ahora están protestando y se sienten atacados por la nueva administración”, adelantó Romero Tellaeche.

Ayer, durante su conferencia de prensa matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador consideró que la institución se ha derechizado.

“Aunque no les guste, pero mi pecho no es bodega. Siempre digo lo que pienso; además, es evidente, es de dominio público, no estuvieron a la altura de las circunstancias frente al saqueo más grande que se ha cometido en la historia de México”, lamentó el mandatario federal.

“Entonces es la intelectualidad, un grupo de académicos muy conservadores, acomodaticios, sin correr riesgos de ningún tipo para poder ir ascendiendo en la escala social, guardando silencio cómplice”.

Al respecto, los estudiantes han refutado estas acusaciones aclarando que su movilización obedece a la inconformidad en el proceso de elección de la dirección general del CIDE.

“Queremos recalcar que el movimiento estudiantil no está de ninguna manera influenciado o movilizado por los medios de comunicación, sino que nació del profundo descontento ante las acciones del director interino desde su nombramiento”, se lee en un comunicado.

“Cabe insistir en que nuestrxs profesorxs tampoco están movilizándonos: se trata de un movimiento cuyo origen, planeación y liderazgo recaen en la comunidad estudiantil del Centro”.

Ayer por la tarde, al no llegar a un acuerdo de diálogo con las autoridades del CIDE y Conacyt, la comunidad estudiantil anunció un paro indefinido de actividades en la institución educativa y tomó de manera pacífica las instalaciones.

La ruta del conflicto

La crisis en el CIDE comenzó el pasado 5 de octubre con la destitución de Alejandro Madrazo Lajous, quien era director de la institución educativa en la Región Centro, con sede en Aguascalientes.

Uno de los argumentos que utilizó José Antonio Romero Tellaeche fue que perdió confianza sobre el directivo.

Y es que el pasado 16 de septiembre, Madrazo Lajous participó en un foro virtual de Siintracatedras, donde pidió estabilidad para la planta de investigadores que laboran en las Cátedras Conacyt.

“Yo quiero creer que nuestros colegas van a contar con la estabilidad que se requiere para desarrollar sus agendas de investigación, la estabilidad laboral no sólo es un derecho constitucional fundamental de todos los mexicanos.

“No podemos estar viviendo a salta de mata si quieremos hacer investigación que ayude a resolver los problemas de este país en el largo plazo”, expuso Madrazo, quien ha sido crítico de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Para diversos académicos consultados por Forbes México y quienes pidieron el anónimato para evitar represalias, Álvarez-Buylla, titular del Conacyt, fue la que operó la salida de Madrazo Lajous.

Sin embargo, coincidieron que la funcionaria ha emprendido una perseción contra académicos que no simpatizan con el gobierno lopezobradorista y donde su punto más álgido se mostró con la acusación a 31 científicos por parte de la Fiscalía General de la República (FGR) por delincuencia organizada y lavado de dinero.

“Nos quieren reventar por no estar de acuerdo con los recortes, la eliminación de los fideicomisos, por plantar cara a Álvarez-Buylla”, refirió un académico quien acusó que la falta de certeza en la administración del CIDE, diversos proyectos internacionales se han retirado de México.

“La incertidumbre que está generando este gobierno ya llegó a órganos internaciones que ahora están retirando fondos al no haber claridad en la gestión burocrática y jurídica”, lamentó.

A esto, se sumaron las destituciones de Catherine Andrews, secretaria técnica, y de Celine F. A. González Schont, directora de Evaluación Académica, por “actos de rebeldia”.

Las académicas que se opusieron a la suspensión de las Comisiones Académicas Dictaminadoras (Cadis) determinadas por Romero Tellaeche al considerar que esa decisión es de un órgano colegiado.

Estas decisiones han causado las protestas de estudiantes y egresados de la institución, quienes han alertado la pérdida de independencia del CIDE, así como la estigmatización de sus alumnos por una condición de clase.

“Desde su intempestiva llegada a la dirección interina del CIDE, José Antonio Romero Tellaeche ha expresado injustificadas acusaciones a la comunidad y la ha vulnerado al no apegarse a la normativa de la institución”, acusaron los alumnos.

“La comunidad estudiantil nos hemos organizado con autonomía para exigir su destitución inmediata y la restitución del proceso de elección del nuevo titular de la dirección”.

Los estudiantes ha pedido en diversas ocasiones que las autoridades escolares atiendan diversos planteamientos de un pliego petitorio en las que se pide la creación de una asamblea permanente con capacidad de incidir en los procesos internos que competen al CIDE y la petición de diálogo entre el Sindicato del Personal Académico del CIDE (SIPACIDE) y el Conacyt para abordar la liberación de pagos de proyectos de investigación.

 

Con información de Forbes

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