Las primeras palabras del juez Brian Cogan al arranque de la audiencia de este lunes 13 de febrero estuvieron dirigidas a Genaro García Luna. Le preguntó si hablaría a su favor en el juicio en su contra.
Escuchamos, por primera vez, la voz del acusado de la Corte del Distrito Este de Nueva York. Sus palabras fueron breves y directas.
El ex secretario de Seguridad Pública rechazó testificar.
El juez Cogan recalcó si sabía lo que eso significaba: “sí, señor”, repitió. Y no lo volvimos a oír.
El cálculo fue preciso. A García Luna le daña más subir al estrado que permanecer en silencio. No se arriesgó, pues el gobierno de Estados Unidos podría abrir la baraja de cuestionamientos.
Después de esa noticia, entró a la sala 8 D Jesús El Rey Zambada. El testigo “significativo” que citó el gobierno estadunidense.
Ahí se encontraba, como siempre, la esposa de García Luna. En esta ocasión, también significativa, iba acompañada de su hijo.
Sin embargo, resultó una jornada larga. Nada extraordinario, en cuanto a estrategias se refiere.
Más que un golpe definitivo, la fiscalía buscó que El Rey Zambada concluyera la serie de testimonios fungiendo como hilo conductor de lo que otros han declarado. Fue tejiendo las historias, con la suya, como parte central del cártel de Sinaloa y testigo presencial. Esas sí, fuera de lo ordinario. Hechos que narran la colusión criminal entre funcionarios y narcotraficantes.
Habló, por ejemplo, de la entrega de dinero en dos ocasiones, por parte de los capos, a Genaro en el restaurante Champs Élysées. Señalamientos fuertes con las imágenes ya conocidas.
Demasiada expectativa para lo que se mostró.
Mientras que la defensa, en voz de César de Castro, dio vueltas en sus equívocos. Se repitió en la intención de desacreditar a los colaboradores, ex integrantes del sanguinario grupo, más que acorralar sus dichos. Cometió errores básicos, como decir que colocaron al gobernador de “Colombia” cuando quiso decir “Colima”. O hablar de “Pedro Ace” cuando se hizo referencia a Pedro Aspe. Dos de muchas que ha tenido a lo largo del juicio.
Es decir, a la fiscalía le faltó fuerza para cerrar ayer (aunque todavía continuará este martes con el hermano de El Mayo).
Mientras que la defensa dejó mucho que desear.
Un cierre tibio de la fiscalía, una mala defensa y un acusado que no declarará a su favor; ingredientes que abonan a un final de pronóstico reservado.
Aquí entre nos
Las anécdotas y las narraciones, esas sí son historias que deben ser desmenuzadas, contadas, atendidas… ya hablaremos de ello.
Con información de Milenio

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