Por más que algunos publicistas hayan intentado llenar de tuits ayer las redes sociales con el testimonio de Jesús el Rey Zambada en la corte de Nueva York, en el juicio contra Genaro García Luna, lo cierto es que la fiscalía concluyó sus diez sesiones de alegatos sin poder exhibir una sola prueba material en contra del ex secretario de seguridad pública. Es más, el testimonio del hermano del Mayo Zambada no aportó nada nuevo en el proceso, nada diferente a lo que ya había dicho en el juicio contra el Chapo Guzmán.

El testimonio de los 5 millones de dólares en efectivo que supuestamente entregó el Rey a García Luna de por sí es bastante inverosímil. Primero, dijo el Rey Zambada que en realidad la entrega la hizo un abogado que trabajaba con él, de apellido Paredes. Que él como quería tener “bajo perfil” no participó en la entrega pero que estaba en el lugar, algo por lo menos extraño. ¿Por qué diablos el secretario de seguridad del país, uno de los personajes públicos más conocidos de aquellos años, eligiría nada menos en el Champs Elysses, el restaurante de moda en aquella época entre los políticos y empresarios, para recibir un soborno de cinco millones de dólares?.

Peor aún, supongamos que sí se entregaron cinco millones de dólares en efectivo en billetes nuevos de 100 dólares. Cada billete nuevo pesa, según el departamento del Tesoro, un gramo, por ende, cinco millones pesarían nada más y nada menos que 50 kilos que cabrían en una o mejor dos grandes maletas de viaje. Si no eran billetes nuevos el peso aumentaría y el volumen también. ¿Se imagina a un secretario de seguridad, quien sea, recibiendo una o dos maletas de más de 50 kilos de peso en un restaurante de moda de parte de un narcotraficante?. Demasiadas narcoseries.

Cuando se ahonda más en el relato de Zambada, en realidad el personaje central de su historia no es García Luna sino otro integrante de la Policía Federal, cuya participación en aquella trama está comprobada desde hace años, Edgar Bayardo del Villar, un personaje detenido en el 2008 precisamente por su relación con Zambada, que se convirtió en testigo protegido de la entonces PGR y de la DEA y que fue asesinado en la ciudad de México el 30 de noviembre del 2009, una semana después de que Reynaldo Zambada, el hijo de El Rey, que había sido detenido junto con su padre y se habíaconvertido también en testigo protegido, supuestamente se suicidó en la casa de seguridad donde se hospedaba.

Bayardo en 1997 fue, durante el gobierno de Manuel Bartlett en Puebla, el jefe de la división contra la delincuencia organizada en el estado. Desde 1999 y hasta 2003, Bayardo del Villar se convirtió en subprocurador de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada en Tlaxcala, cuando el gobernador era el perredista Alfonso Sánchez Anaya. De allí pasó a la Policía Federal Preventiva y fue detenido por la PGR y acusado de trabajar para Ismael El Mayo Zambada en 2008.

Ya el 14 de abril de 2005, la PGR había difundido un comunicado de prensa oficial en el que relacionaba directamente a Bayardo del Villar con el líder de la banda Los Bayardo, Mario Alberto Bayardo Hernández, su primo, acusándolo de colaborar en la liberación de éste, detenido por el caso de las violaciones de mujeres en el sur de la ciudad de México. La PGR no logró que un juez librara la orden de aprehensión.

Según su propio testimonio en el 2008, cuando fue detenido, Bayardo cobraba del cártel de Sinaloa 25 mil dólares mensuales y 100 mil dólares por cada pitazo que daba a esa organización criminal.

En 2009 escribíamos en este mismo espacio que Bayardo, el día de su asesinato, debía estar en una casa de seguridad, no en un café de la colonia del Valle, aunque luego supimos que tampoco vivía en ninguna casa de seguridad sino en un lujoso departamento de Polanco que había podido comprar con los bienes, por un valor de 28 millones de pesos de los de aquellos años, que se le habían regresado por convertirse en testigo protegido.

Bayardo, decíamos entonces, no tenía problemas de dinero: según la declaraciones de otros testigos protegidos, sobre todo de uno apodado Ricardo, que era el hijo de la pareja del Rey Zambada, Bayardo tenía relación con el cártel de Amado Carrillo desde mediados de los 90.

No sabemos qué tan valioso podía ser Bayardo como testigo protegido. Lo cierto es que la PGR le dio trato de excepción y sabemos también, decíamos en 2009, que cumplía esas mismas funciones, testigo protegido, para la DEA.

Por cierto, tampoco es verdad que hayan sido los Beltrán Leyva los que entregaron al Rey Zambada el 20 de octubre de 2008. Desde julio de ese año, la DEA había dado a la Policía Federal los datos de un domicilio en Lindavista, que era casa de operaciones del cártel de Sinaloa, donde terminó siendo detenido Zambada. No es un secreto, la información está en un documental sobre el Mayo Zambada, sobre los criminales más buscados del mundo, con información de agencias estadoundienses que se puede ver desde hace algunos años en Netflix.

Mañana sabremos qué testigos presenta la defensa de García Luna, pero la fiscalía, insistimos, concluyó diez sesiones de alegatos sin mostrar una sola prueba material contra el ex secretario de seguridad federal.

Con información de El Debate

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