Alejandro Gertz Manero, miembro del SNI nivel III, mostró como documentos probatorios de su trabajo académico al menos dos libros con abundantes plagios, una conducta que avería la ética consustancial al trabajo académico, pues, además de quebrantar el sistema mismo del conocimiento y su transmisión, viola los derechos morales y patrimoniales del verdadero autor, señalan integrantes del Sistema Nacional de Investigadores en una carta abierta dirigida a su Junta de Honor y a la directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla.

En la carta que circula en redes sociales, los investigadores solicitan atender una “falta de ética” cometida por Gertz Manero, titular de la Fiscalía General de la República, tal como la describen los Lineamientos para el funcionamiento de la Junta de Honor del SNI en vigor.

“Dado que tanto el presidente de la República, Lic. Andrés Manuel López Obrador, como la directora del Conacyt, Dra. María Elena Álvarez-Buylla, han convocado a la honestidad y a combatir la corrupción en todas sus formas, y dado que el plagio académico es una forma de corrupción, denunciamos estos hechos para el bien del SNI, la comunidad científica y el pueblo en general y exigimos se le dé debido proceso”, señalan.

De acuerdo con los lineamientos a los que aluden los inconformes, un investigador comete falta de ética cuando viola las reglas y guías de conducta aceptadas en el área de su campo profesional, afectando con ello el prestigio, la credibilidad, profesionalismo y calidad del SNI o de las reglas y procedimientos establecidos para designación y permanencia de sus miembros, o cuando pasa por alto los valores y principios fundamentales y genéricamente reconocidos por la sociedad mexicana, tales como integridad, honradez y objetividad.

“El Dr. Alejandro Gertz Manero, miembro del SNI nivel III, mostró como documentos probatorios de su trabajo académico al menos dos libros con abundantes plagios, entendidos éstos como la acción de presentar un texto ajeno como propio, sin ningún tipo de signo o de aviso que remita a la obra del autor original. Es una conducta que avería la ética consustancial al trabajo académico pues, además de quebrantar el sistema mismo del conocimiento y su transmisión, viola los derechos morales y patrimoniales del verdadero autor y, al erradicar su mérito, lo hace sujeto de discriminación, lo mismo que al lector al que desea engañar”, describe el texto firmado hasta ahora por 78 investigadores.

Además, se adjuntan en la misiva enlaces con “pruebas suficientes”, sobre los presuntos plagios del fiscal.

Los firmantes aseguran que tal conducta justifica invocar la fracción VI del Artículo XVI, referente a obligaciones y sanciones, del Reglamento del Sistema Nacional de Investigadores en vigor.

“El reconocimiento que se otorga a los miembros del SNI les impone el deber de guardar una conducta apegada a las normas éticas relativas al carácter profesional de su actividad. Toda la información que presente deberá ser verídica y comprobable”, citan.

En caso de encontrarse alteración de datos oficiales o falta dolosa a la veracidad en la información suministrada, estipula el reglamento, el expediente será remitido a la Junta de Honor para acreditar responsabilidad.

Incluso, citan que ya en otras ocasiones anteriores, frente a casos similares, el Conacyt ha aplicado ese reglamento.

 

 

La polémica por este caso, comenzó desde meses atrás. En julio, el periódico El Universal en su editorial titulado Plagiador favorecido, aseguró que en su trabajo de investigación sobre Guillermo Prieto, publicado en 1967, Gertz Manero tomó párrafos sin dar crédito a dos biógrafos anteriores.

En un desplegado difundido el 8 de julio en el mismo diario, Gertz Manero calificó de falso, doloso y carente de toda ética periodística lo publicado.

En el texto señaló que cualquiera que conozca la forma como se construyen las biografías históricas de personajes del pasado sabe perfectamente que el trabajo de investigación respectivo se realiza mediante la búsqueda de fuentes indirectas que, a su vez, se nutrieron de otras que de manera sucesiva van obteniendo información anterior, sin que ello signifique plagio alguno, ya que ninguno de los biógrafos que no sean contemporáneos a dicho personaje biografiado podría tener información directa de costumbres, características de personalidad, tareas legislativas, o de cualquier otra índole que hubiera realizado esa persona.

“Es una práctica reconocida en ese ámbito de investigación el señalar las fuentes bibliográficas de donde se tomaron diversos datos, pasajes y antecedentes, que es indispensable respetar en su esencia, como ocurrió en el caso de la obra biográfica Guillermo Prieto de la cual fui autor en 1967 -hace 54 años-; y que fue publicada por la Secretaría de Educación Pública en la que en su página referente a la bibliografía que fue utilizada señalo con absoluta claridad diversas fuentes, entre ellas, Don Guillermo Prieto y su época. Estudio costumbrista e histórico del siglo XIX (Salvador Ortiz Vidales, Ediciones Botas México, 1939); y Vida y obra de Guillermo Prieto (Malcolm D. McLean, El Colegio de México, Fondo de Cultura Económica México, 1960)”, explicó.

El escritor Guillermo Sheridan, en el artículo Gertz Manero, a la sombra del plagio, narra que para conocer la “obra notable” de su nuevo colega en el SNI, analizó uno de sus libros como “autor único”, precisamente, Guillermo Prieto (Biografía), publicado por la SEP en 1967.

 

“Pues me temo que Gertz no es su ‘autor único’ en tanto que usurpó al verdadero, Salvador Ortiz Vidales, cuyo Guillermo Prieto y su época fue publicado por la Editorial Botas en 1939”, señala el escritor.

Sheridan hace un comparativo en el que muestra cómo Gertz se limita a cambiar algunas palabras o dar algunos giros al texto de Ortiz Vidales.

Tras lo revelado por Sheridan, El Universal destacó la exigencia de otros investigadores y académicos del SNI para que el caso caso fuese revisado, pues en redes sociales algunos expresaron su opinión al respecto.

“Este tipo de acciones hacen que el Conacyt demuestre que no hay rigor y sí elitismos como en el caso del fiscal, en un momento en que se presume una ‘estricta política de cero tolerancia a la corrupción’, pero en el que ahora resalta solo el silencio del fiscal Gertz y también el de la doctora Álvarez Buylla, al no emitir juicio por un libro que ha estado presente desde hace más de 50 años y en cuya confección ética al parecer nadie había reparado, hasta ahora que el escritor, investigador, académico, periodista y crítico literario Guillermo Sheridan hace públicos sus hallazgos”, concluye el editorial.

Sin embargo, para Gertz Manero, en el diario ocultaron la información bibliográfica referida y descalificaron un trabajo de investigación señalando, falsa y dolosamente, que no dio crédito a investigadores anteriores. El fiscal adjuntó copia de la página bibliográfica completa, en la que se señalan los datos de investigadores anteriores.

De acuerdo con el reglamento, explicó entonces Sheridan en su texto, ante un caso como este, el director del SNI deberá convocar a su Junta de Honor que, al comprobar la falta —como se ha hecho en otros casos— lo sancionará con la pérdida de la distinción como miembro del SNI y luego el Consejo de Aprobación que preside Álvarez-Buylla deberá refrendar la medida.

 

 

Con información de Aristegui Noticias

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