El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo este miércoles que no iba a renunciar y que lo último que necesitaba el país eran elecciones nacionales, en medio de un alud de disimiones de ministros clave y funcionarios de su gobierno en protesta por una serie de escándalos que pesan contra él.

No voy a renunciar y lo último que necesita este país, francamente, es una elección”, declaró Johnson a un comité parlamentario, cuando se le pidió que confirmara que no buscaría convocar a elecciones en lugar de renunciar si perdía un voto de confianza.

En la sesión semanal de preguntas en el Parlamento, lanzó una caótica defensa de sus logros y de los problemas que quedan por resolver, como la acuciante crisis por el coste de la vida.

El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, lo acusó de dar un “espectáculo patético” en “el último acto de su carrera política”.

Según la prensa británica, una delegación de ministros, incluidos pesos pesados como el flamante ministro de Finanzas, Nadhim Zahawi, fue a Downing Street a decirle a Johnson que debe dimitir.

Todo empezó cuando el martes por la tarde, los ministros de Salud, Sajid Javid, y Finanzas, Rishi Sunak, anunciaron casi al mismo tiempo sus dimisiones.

Les siguieron otros 27 miembros del gobierno, de menor rango, en una incesante sangría el miércoles de secretarios de Estado.

Otros miembros del ejecutivo, fieles a Johnson, defendieron el balance político de su líder que, en una comparecencia ante un comité formado por los presidentes de las diferentes comisiones parlamentarias, descartó convocar elecciones anticipadas.

Realmente no creo que nadie en este país quiera que los políticos se dediquen ahora a hacer campaña electoral. Y creo que debemos seguir sirviendo a nuestros votantes y ocupándonos de los temas que les preocupan”, afirmó.

“Integridad” del gobierno 

Las renuncias de Javid y Sunak, dos pesos pesados del ejecutivo y el partido, tuvieron lugar horas después de que Johnson se disculpara por enésima vez, reconociendo que cometió un “error” al haber nombrado en un importante cargo parlamentario a Chris Pincher, responsable conservador que la semana pasada renunció acusado de tocamientos, en estado de ebriedad, a dos hombres, uno de ellos diputado.

Tras haber afirmado lo contrario, Downing Street reconoció el martes que el primer ministro fue informado en 2019 de anteriores acusaciones contra Pincher pero que las había “olvidado”.

Los británicos esperan que el gobierno se comporte de manera “competente” y “seria”, “es por esto que dimito”, escribió Sunak. Por su parte, Javid consideró que los británicos necesitan “integridad de parte de su gobierno”.

Según un sondeo realizado el miércoles por el gabinete Savanta ComRes, tres de cada cinco votantes conservadores consideran que Johnson no puede recuperar la confianza de la opinión pública y el 72% piensa que debería dimitir.

Desde el denominado “partygate”, el escándalo por las fiestas organizadas en Downing Street que violaron las reglas anticovid en 2020 y 2021, hasta la irregular financiación de la lujosa reforma de su residencia oficial, pasando por acusaciones de amiguismo, los escándalos no dejan de crecer en torno a Johnson.

Recientes reveses electorales, los últimos el 23 de junio en dos legislativas parciales, están convenciendo a un creciente número de rebeldes en el Partido Conservador de que Johnson ya no puede liderarlos hacia unas nuevas elecciones generales en 2024.

El primer ministro sobrevivió a principios de junio a un voto de confianza lanzado en un intento de bajarlo del poder.

Las normas del partido establecen que este procedimiento no se puede repetir durante el próximo año, pero muchos en su seno demandan ya un cambio para volver a intentar inmediatamente otra maniobra contra Johnson.

Con información de Excelsior

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