El proyecto del Tren Maya no tiene identificados cuáles serán los impactos ambientales que generará la construcción de más de 600 kilómetros de vías en los tres primeros tramos, que van de Palenque, Chiapas, hasta Izamal, Yucatán, ni cuáles serán las medidas de prevención, mitigación y recuperación ecológica, ni cuánto invertirá para restablecer las zonas afectadas.

Además, en los tramos 2 y 3 del proyecto, las obras del tren arrancaron sin contar antes con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que detallara tanto los daños ecológicos previstos con la construcción como las medidas de mitigación y restauración.

Estas son algunas de las principales observaciones que hizo la Auditoría Superior de la Federación (ASF) al Fondo Nacional de Turismo (Fonatur), la dependencia federal encargada de las obras del Tren Maya, el mayor proyecto de infraestructura del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en el que se prevé una inversión de casi 180 mil millones de pesos.

En esta tercera entrega sobre la Cuenta Pública 2020, la ASF hizo hasta ocho auditorías de diferente tipo al Tren Maya, entre las cuales dedicó una revisión a la vertiente ambiental del megaproyecto.

La ASF revisó la MIA que se hizo para la Fase 1 del proyecto, que abarca solo tres de las siete fases que en total tiene la obra. Se trata de los tramos Palenque-Escárcega, Escárcega-Calkiní y Calkiní-Izamal, los cuales suman 635 kilómetros de vías, menos de la mitad de los mil 500 kilómetros que tendrá en total el proyecto ferroviario.

A partir de la revisión de esa MIA parcial, la ASF observó que esta “no cuenta con la identificación de las causas y efectos de los impactos ambientales, el análisis de congruencia entre los impactos identificados y las medidas determinadas, ni los indicadores para evaluar la eficiencia y la eficacia de las medidas de mitigación”.

En otras palabras: al menos hasta 2020, en la MIA del proyecto no estaban identificadas las causas ni cuáles serán los efectos de los impactos ambientales que generarán las obras en esos más de 600 kilómetros de vía.

La Auditoría también expuso que en dicha MIA tampoco se identificó cuáles serán las fuentes de financiamiento a las que recurrirá Fonatur para pagar las medidas de prevención, mitigación y recuperación de los daños ecológicos, ni cuáles son las fases en las que se pretende aplicar esos montos.

De hecho, la ASF señaló en su informe que en la MIA tampoco se expusieron cuáles son los costos aproximados que se invertirán para la prevención y mitigación de los daños ecológicos que genere el tren.

“El Fonatur no contó con registros estadísticos sobre la ejecución de las actividades y obras relacionadas con las medidas de mitigación, prevención y/o compensación de los factores ambientales, flora, fauna, aire, e hidrología subterránea”, añadió la Auditoría, que también apuntó que el Fonatur, al menos hasta 2020, no había tampoco establecido una instancia que coordine de manera integral el desarrollo del proyecto, “a fin de que este se realice con criterios de sustentabilidad”.

Además, el informe apuntó que el proyecto ferroviario carece de un supervisor ambiental y de un comité de vigilancia ambiental.

Riesgos arqueológicos

Por otra parte, la Auditoría advirtió que ante la premura de las obras del Tren Maya —el proyecto debe estar listo para finales de 2023— existe el riesgo de que las labores de salvamento arqueológico de todas las piezas que se van encontrando durante las obras no se lleven a cabo con el tiempo que requieren.

En su informe, la ASF expuso que Fonatur informó que, en 2020, se identificaron 3 mil 728 monumentos en áreas de afectación en los tramos 1 al 4, de los cuales 292, el 9%, requieren de excavación, conservación, restauración, análisis y, en su caso, reubicación de la obra. A estos 292 monumentos arqueológicos se les clasificó con el código número 4.

Mientras, otros 136 monumentos, el 4%, requieren de medidas técnicas para la conservación y protección en el derecho de vía del Tren.

En cuanto a los tramos 5, 6 y 7, se identificaron hasta 957 monumentos arqueológicos, de los cuales 58 se ubicaron dentro del trazo del tren.

“El grupo auditor de la ASF identificó que existe un riesgo relacionado con el tiempo necesario para desarrollar los procedimientos asociados al cumplimiento del salvamento arqueológico”, recalcó la Auditoría en su informe, en el que agregó que Fonatur no contó con un protocolo que detalle las etapas a seguir para orientar las acciones de excavación, conservación y restauración, así como el análisis de los materiales arqueológicos que se encuentren.

Se dispara costo de inversión 

Ayer lunes, Animal Político publicó que, de acuerdo con la Auditoría, en tan solo dos años el monto de inversión total estimada para el proyecto del Tren Maya aumentó en 38 mil millones de pesos: de los 141 mil millones que en 2019 se esperaba gastar en esta obra, se pasó en 2021 a una inversión estimada de casi 180 mil millones. Esto representa un incremento del 26.9%.

La ASF también señaló que, al tercer trimestre de 2021, Fonatur reportó que se han invertido 33 mil millones de pesos en la obra, lo que significa apenas el 18.5% de los 180 mil millones de inversión total prevista en el proyecto.

Además, a pesar de que la obra ya estaba iniciada, Fonatur indicó en 2020 que tan solo en los tramos 1 y 3 aún le restaba por adquirir el derecho de vía relativo a más de 300 kilómetros. Ello, alegó Fonatur, debido al inicio en ese año de la contingencia sanitaria por COVID-19, la cual ralentizó tanto las obras como los procesos de compra de los derechos de vía por donde debe pasar el tren.

Ante estas y otras observaciones, la ASF recalcó que hay riesgo de que el Tren Maya no comience a operar para finales de 2023, la fecha fijada por el presidente López Obrador como plazo máximo para que el proyecto comience a ser una realidad antes de que termine su sexenio en 2024.

Por otra parte, en las ocho auditorías realizadas al Tren Maya como parte de la Cuenta Pública 2020, la ASF realizó múltiples observaciones para que Fonatur aclare el gasto en contrataciones, en los trabajos realizados hasta el momento y en la compra de los terrenos por donde pasará el proyecto.

Por ejemplo, en el Tramo 1 de Palenque a Escárcega, la ASF determinó irregularidades en el pago de 50 millones de pesos por intereses financieros y trabajos no realizados, a pesar de que sí se realizaron los pagos.

Otra observación que hizo la ASF refiere que durante 2020 Fonatur destinó 4 mil 261 millones de pesos a “servicios generales”, “transferencias, asignaciones y subsidios” y “bienes muebles, inmuebles e intangibles” para el proyecto del Tren Maya. Sin embargo, la Auditoría detectó que Fonatur no reportó el gasto de 382 millones de pesos en el capítulo de “bienes muebles, inmuebles e intangibles”.

Una observación más refiere que Fonatur firmó un convenio con su subsidiaria Fonatur Tren Maya, SA de CV, a la que pagó 650 millones de pesos a cargo de la partida de gasto “subcontratación de servicios con terceros”, “aun cuando no se recibió algún bien o servicio que justificara el gasto”, por lo que Fonatur deberá aclarar esta observación, puesto que está incumpliendo “con la normativa presupuestal”.

 

Con información de Animal Político

 

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